«En principio no se detectan patologías ni daños estructurales graves». Es la primera y principal conclusión del informe preliminar de la inspección visual realizada por el área de Urbanismo tras la explosión de gas y posterior incendio en el número 23 de la calle Juan de Valladolid ... en la madrugada del martes.
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A pesar de esa afirmación, tranquilizadora para los propietarios de las 37 viviendas de un bloque construido en 1992, sí que existen daños muy graves en determinadas zonas del inmueble. Especialmente en la planta tercera y en la vivienda donde tuvo lugar la explosión (tercero I). De hecho, de «muy graves» se califica el estado de las estancias de ese piso, el foco de la explosión. «Se observan daños en enlucidos de yesos en paredes y techos, alicatados, tabiquerías, carpinterías exteriores e interiores...», detalla el informe preliminar, que insiste en la pérdida de material en las bovedillas de los forjados del dormitorio principal.
La lista de desperfectos en el tercero I se amplía con la pérdida de la barandilla del tendedero y la deformación de los cargaderos de ventanas de los dormitorios y del salón (exterior de la vivienda).
Desde el epicentro de la explosión, registrado en la cocina del tercero I, los daños van en descenso según se avanza en viviendas contiguas de la misma planta o de inferior o superior altura.
De graves y de diversa consideración se califican los del resto de casas del tercero, con las mismas zonas dañadas que el tercero I (yesos, techos alicatados, tabiquerías...). Más daños se reflejan en el rellano de esa planta, con escombros por todos los rincones al desprenderse materiales de las zonas comunes.
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De menor intensidad, calificado de leve, son los de la cuarta planta. La explosión se concentró en la tercera para ir disminuyendo mientras avanzaba en todas las direcciones, por lo que de muy leves son los de la quinta planta. La mayor parte de los daños se producen por la afección de la onda expansiva de la explosión que hunde las puertas hacia el interior de las viviendas. Asimismo, el resto de plantas no presentan daños significativos a excepción de los ocasionados por la onda expansiva en las puertas de entrada de cada vivienda.
Por el contrario, sí existen daños muy graves en todas las redes de suministros de las viviendas que transcurren por el hueco de la escalera, por lo que las casas carecen de instalaciones de electricidad, agua, luz, saneamiento y telecomunicaciones.
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En cuanto a la caja de la escalera y zonas comunes, el informe preliminar destaca los daños muy graves en la planta tercera; graves en la cuarta y segunda; y leves en el resto. La onda expansiva también ha dañado el portal. Del mismo modo, esta ha avanzado por el hueco de los dos ascensores, reventando las puertas de cada una de las plantas del edificio.
Con esa descripción, desde Urbanismo instan a que se acometa una reforma integral del inmueble, reparando los daños para recuperar sus condiciones de habitabilidad y salubridad. Insiste en que se cumpla la normativa vigente y se preste «especial atención» a la ventilación y a las instalaciones de gas de las viviendas de la letra I.
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Actualmente, todos los pisos de esa letra cuentan con una cocina interior (donde fue el foco de la explosión) sin disponer de una ventana a la calle y «aparentemente» sin una ventilación adaptada a la normativa actual, contando con calderas de condensación con una salida de humos en horizontal y de una longitud excesiva.
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