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Un homenaje a Gabriel Villamil desde el corazónEs un bonito homenaje que Gabi tenga una butaca con su nombre, como el «gran periodista gráfico vallisoletano» que fue. Pero al mismo tiempo es un contrasentido, porque es difícil imaginarle allí sentado. Gabriel Villamil habría estado de pie, moviéndose. Primero en el vestíbulo, atento a los saludos de los invitados. O acodado estratégicamente en un palco, para captar hasta el más mínimo gesto de los que ocupan el escenario. O en medio del pasillo de la platea, para hacer la foto de familia del encuadre perfecto. Es posible, incluso, que «hubiera traído la escalera».
Lo decía en voz alta su viuda, Beatriz, minutos antes de que comenzara el acto. La arropaba la hija menor de ambos, Gabriela (a Lucía, la mayor, le resultó imposible asistir). Juntas presidían un homenaje a Gabi tan sencillo como sentido en el corazón de su ciudad, en plena Plaza Mayor, en ese Teatro Zorrilla que pisó tantas veces durante sus 30 años de trabajo en El Norte de Castilla. Porque allí, desde este 12 de diciembre y para siempre, uno de los asientos tiene una placa que le recuerda junto a otros grandes nombres de la cultura como Concha Velasco, Arturo Fernández, Juan Antonio Quintana, Emilio Laguna o Ángel María de Pablos.
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La butaca de honor del fotoperiodista más premiado de Castilla y León, que falleció el pasado 3 de agosto a los 53 años, es la número 6 de la fila 4. La estrenaba su madre, Matilde, que junto a su marido Miguel seguía emocionada las intervenciones. Empezando por la de Enrique Cornejo, el gerente del que «es y fue su querido teatro», quien destacaba que la Comisión que evalúa a qué personas se reconoce «por su entrega» había valorado en este caso que «ha cubierto todas y cada una de las más de 3.000 acciones» que se han desarrollado allí desde que se reinauguró. Y además «con la prontitud, con la impronta del instante, pero con la calidad del gran profesional que fue», y al que admiraba.
El Zorrilla es propiedad de la Diputación de Valladolid y por eso su presidente, Conrado Íscar, también tuvo unas palabras de reconocimiento para el fotoperiodista de El Norte en «esta joya que tenemos en el corazón de la ciudad». «Una gran persona», más allá de su valía en lo laboral –«sabías que donde veías a Gabi es donde estaba la noticia»–, a la que «desgraciadamente la vida se lo llevó y Dios quiso que marchara pronto». «Una persona que nos dejó huella a todos, que formó una gran familia con dos hijas maravillosas». A su esposa, a la que conoce «desde hace muchísimos años», se dirigió directamente: «Bea, me hubiera gustado entregarle la placa en vida, pero el destino es el destino», dijo apenado Íscar, quien ofreció acto seguido los espacios que tiene la institución provincial «para hacer una exposición de todo su trabajo» e incluso el archivo «para cuidarlo y para que la gente, más aún si cabe, conozca su obra».
Gabriela, haciendo de tripas corazón, reconocía justo a continuación que a ella y a su hermana la distinción en «este maravilloso teatro» les hacía «mucha ilusión», y se mostraba segura de que a su padre le habría gustado «aún más». Expresó su gratitud de corazón, por eso y «por el apoyo y el cariño que hemos recibido y seguimos recibiendo», del mismo modo que dio las «gracias a todos y cada uno de los que estáis aquí». Un nutrido grupo de «familiares, amigos, compañeros todos», como el protagonista acostumbraba a decir. «Desde hoy su nombre estará rodeado de grandes artistas, muy cerca de alguna a la que él admiraba mucho, Concha Velasco», recordó su hija pequeña.
A la actriz vallisoletana la ayudó Villamil a bajar de un taxi en una visita a la capital, un gesto que quedó inmortalizado en una imagen. Esa fotografía estuvo durante horas en la web de El Norte el día que se conoció su fallecimiento, porque como apuntó el director del diario, Ángel Ortiz, «representaba dos cosas». «Primero la personalidad de Gabi, que era una persona buena, tremendamente empática y tan genial como para saber en qué momento no tenía que hacer una foto sino ayudar», sentenció. Y en segundo lugar, porque «producto de eso pasan cosas como las de hoy, han pasado otras y pasarán más en el futuro relacionadas con Gabi, que ya forma parte de ese elenco de nombres (citó a Delibes, Altés, Lera o Leguineche) que a lo largo de la historia han hecho a El Norte de Castilla lo que es, no solo el decano de la prensa, sino uno de los grandes periódicos de este país, actuales, pasados y con toda seguridad futuros». «En estas fechas echo de menos esa postal que nos enviaba a muchos con un mensaje», confesó Ortiz, emocionando hasta la lágrima a Beatriz y a más de uno de los presentes.
En la clausura, a cargo del alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero se mostraba convencido de que «Gabriel nos acompaña desde el cielo», y alababa «una iniciativa sin lugar a dudas merecidísima, pero sobre todo hecha desde el corazón», que contó con la periodista Silvia González como presentadora y con el cierre musical del cantante Alfonso Pahino. Tras definirlo como «un verdadero líder», que «cuando había distintos puntos de vista siempre se ponía en el lugar adecuado y arrastraba al resto», el regidor también se acordaba de aquel truco magistral suyo: «¡Cuántas veces Gabi Villamil tiraba de escalera! Yo creo que fue al primero al que se lo vi hacer», rememoró.
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