Valladolid

Los hogares reducen su consumo eléctrico por tercer año gracias a las renovables

Una de las últimas incorporaciones al abanico de posibilidades es la aerotermia, un sistema que extrae la energía del aire para generar calefacción, refrigeración y agua caliente y consume hasta un 70% menos que los sistemas de climatización menos eficientes. Su implantación ha irrumpido con fuerza en los últimos tiempos.

«En las instalaciones nuevas es, con diferencia, lo que más se está montando», afirma Néstor Domínguez, gerente de FontyClima. «No tiene comparación con el precio de cualquier otro combustible, ofrece mayor confort y reduce el consumo. En cuanto a las viviendas existentes, el cambio suele hacerse cuando se rompen las calderas de gasóleo o gas. Los estudios dicen que en cuatro o cinco años está amortizado y, si además se tienen placas solares, el consumo energético sale gratis».

Sus resultados resultan imbatibles cuando se realiza en una vivienda con suelo radiante e instalaciones de climatización. La aerotermia funciona mediante el intercambio de calor, con una bomba que extrae la energía del aire y permite calentar o enfriar la vivienda. Con el añadido de un termo, también proporciona agua caliente. Solo consume electricidad para hacer funcionar el motor, de modo que por cada kilovatio hora (kWh) es capaz de generar entre 3 y 4 kWh de energía calorífica.

Ricardo Sánchez, de la empresa iscariense Clima y Casa instala entre dos y tres al mes «siendo una empresa pequeña». «No diría que hay ahora un 'boom' porque lleva ya varios años en el mercado, pero es cierto que con la crisis de precios de gasóleo y gas la gente se está moviendo para buscar alternativas y todos los días recibimos llamadas para preguntar», señala.

El sistema no es tan eficiente en los pisos, o en las viviendas con radiadores, ya que no se le extrae todo el potencial. Además, los aparatos requieren de más espacio que una caldera, incluida la unidad exterior similar a la de un aire acondicionado.

«Con radiadores, que trabajan a 70 u 80 grados, requiere una máquina muy grande. Exige mucho aumento de potencia de luz y tiene una amortización muy larga. Funciona, pero no se le saca rentabilidad; además, en verano no obtienen frío», apunta Néstor Domínguez.

La inversión inicial resulta más cara que cambiar la caldera, pero los resultados son inmediatos. El coste para una vivienda de 100 m2 es de entre 8.000 y 15.000 pero, como advierte Sánchez, «con el gasóleo de calefacción a un euro, el ahorro supera el 40%. «Además, hay subvenciones: si es obra nueva 3.000 euros y si es rehabilitación, hasta 6.000».

La aerotermia exige también ampliar la potencia contratada ya que las viviendas suelen funcionar con un contrato de 4,75 kW y este sistema requiere entre 5,7 y 8 en el caso de los aparatos más grandes. El mantenimiento, sin embargo, es mínimo. «A la caldera hay que limpiarle los quemadores, pero esto es un circuito frigorífico y solo hace falta revisar las baterías», explican desde FontyClima.

De acuerdo con un estudio de la empresa Selectra, especializada en comparar precios energéticos, el ahorro que aporta la aerotermia depende sobre todo del tipo de combustible anterior. Para un chalet de 100 m2, con aislamiento térmico medio y una temperatura de confort de 22°C, el gasto anual se reduce en 41% con respecto a una caldera de condensación de gas natural; el 61% comparado con el gasóleo y el 77% si la caldera era eléctrica.

«Este ahorro puede ser aún mayor si se utiliza aerotermia con placas solares, haciendo que el consumo eléctrico se reduzca mucho o sea prácticamente gratuito. El precio de instalar placas solares en una vivienda de estas características sería de unos 5.500», detallan.

Los hogares vallisoletanos consumieron en los cuatro primeros meses de este año, según datos del Ente Regional de la Energía, 184.220 GWh, el 23,3% de la demanda total de la provincia, con el 33,8% para el sector servicios y el 44,7% restante, utilizado por la industria. Este último es el único sector que incrementa su consumo con respecto a un año antes, el 2,7%. El sector terciario lo recorta el 4,4% y el residencial, el 2,9%, para totalizar un descenso medio del 0,96%.

En los descensos tiene bastante que decir la fuerte extensión de las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo. Según datos de UNEF, el año pasado se añadieron 2.507 MW de nueva potencia en energía solar fotovoltaica para instalaciones de autoconsumo, lo que supone un incremento del 108% respecto a 2021.

«Más de 298.000 viviendas (trasladado a Valladolid, supondrían unas 3.300) cuentan con autoconsumo fotovoltaico, lo que supondría alrededor del 5% del total de viviendas unifamiliares (datos del INE) y un porcentaje creciente en el tejido productivo nacional», explican desde la asociación fotovoltaica.

Sin balances recientes del consumo doméstico de gas, los del año pasado también muestran descensos, más abultados aún:del 41,6% en Valladolid (929 GWh), con datos del EREN.

El responsable del mayor bocado dentro del coste de la factura de la luz doméstica es el frigorífico, que al estar funcionando las 24 hora absorbe en torno al 30% del total, al que hay que sumar el 6% del congelador (lo mismo que el lavavajillas), según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE). En el resto, los hábitos de ahorro son más factibles. El televisor supone el 12%, algo por encima de la lavadora. El horno se lleva algo más del 8%;los ordenadores, el 7%.

Desde el instituto advierten de que, además de la televisión, existen muchos otros dispositivos que si se apagan pero no se desenchufan, absorben energía. Descontando el televisor, estos aparatos, en conjunto, suponen el 10,7% del consumo eléctrico en casa.