El Hilo

El himno a Valladolid que escribió el abuelo de Concha Velasco

22 de noviembre de 2013. El Teatro Zorrilla de Valladolid se preparaba para dar un espectáculo único ante un público que ya aguardaba impaciente en las butacas. Sobre el escenario, setenta músicos de la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid y el tenor Juan José Conde, que ya esperaban las primeras indicaciones de la batuta de su director, Ernesto Monsalve. Con todo el equipo preparado y acompañados de la actriz vallisoletana Concha Velasco, que ejerció de madrina del acto en calidad de nieta del letrista original, Jesús Varona, ya podían dar a conocer, o mejor dicho, refrescar una obra que habían logrado rescatar y actualizar de un recuerdo de su infancia, el Himno a Valladolid. Abro hilo:

↓ Valladolid tiene himno, sí, y no es el que se canta cada vez que el Real Valladolid tiene una cita en Zorrilla. El cántico a la ciudad compuesto en 1935 bajo los cánones patrióticos de la República terminó perdiéndose durante la dictadura franquista. Valladolid había quedado huérfana de una sintonía que le otorgase personalidad. Noventa años después del nacimiento del himno el fundador y director de la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid (JOSVA), Ernesto Monsalve, decidió recuperar el cántico a la ciudad gracias a un recuerdo de su infancia en el colegio San José. «La primera toma de contacto que tengo con el himno es en mi infancia, cuando junto a mis compañeros de escuela canto en el coro del colegio el himno en numerosas ocasiones», apunta el musicólogo. A pesar de que esta canción ha formado parte de su niñez, Monsalve reconoce que «al salir del entorno del San José me doy cuenta que no es conocido en Valladolid, y que además, no ha sido actualizado en ningún momento desde la época de su creación».

↓ Es entonces cuando el musicólogo aprovecha el décimo aniversario de la orquesta vallisoletana, en 2013, para rescatar y preparar el cántico para «ser interpretado con toda la dignidad que merece». La JOSVA había encontrado dos motivos por los que dar valor al Himno a Valladolid. Por un lado, acabar el concierto del décimo aniversario de la orquesta con una música que institucionalmente representase a la ciudad, y en segundo lugar, tener la oportunidad de contar con la presencia de Concha Velasco, nieta del letrista original de la canción, como madrina de honor en un concierto único «y de reestreno». Por si fuera poco, Monsalve saca a relucir otra nueva curiosidad, pues según anuncia, «para la ciudad de Valladolid se han escrito varios himnos». Uno de ellos salió a la luz en 1937 y aún no se ha encontrado la música, y otro un poco posterior, data de los años 60 y fue creado por el maestro Berná y el poeta Luis López Anglada. Sin embargo, el más oficial y destacable, dentro de que ninguno ha sido oficialmente declarado himno de Valladolid, es el que se tocó aquella noche en Zorrilla.

↓ El cántico de 1935 fue encargado por la Diputación de Valladolid y dedicado desde el principio a sus autores. Hasta el momento la ciudad no tenía un himno que la representase como el de Segovia, Burgos, León o Palencia. El 12 de agosto de ese mismo año fue el estreno oficial, Juan Liébanas Reyes al mando de la composición de la música y Jesús Varona Trigueros responsable de la letra del mismo. Noventa años después la letra y la música darían un vuelco de la mano de Ernesto Monsalve y José Delfín para retocar partes de la versión original «y adaptarlas para que se entiendan en el presente», afirma el musicólogo. El himno trata los grandes legados que ha entregado Valladolid, en particular a España. En la letra de Jesús Varona está muy presente durante toda la canción la lengua española, el castellano, con sus distintos poetas y escritores «donde se cita particularmente a Miguel Delibes y a Zorrilla», añade. Se narra el legado del origen medieval en la reconquista a través de la figura del Conde Ansúrez. Y como no, se habla de elementos característicos que enriquecen a la ciudad «con especial hincapié en la vid de los vinos de Valladolid, la mies del pan, los cinceles de los monumentos y de las tallas que tenemos de Semana Santa y de otros órdenes en nuestra ciudad, como tesoro muy rico de Valladolid», explica el músico, que ya se estaba aventurando a tocar las primeras notas con su piano.

↓ Esta oda a Valladolid tiene algo especial que Monsalve no tarda en descifrar. «A diferencia de otros himnos cuya estructura rítmica es muy marcial, este está escrito en 6x8, lo que significa que la marcha, en vez de ser estable las notas van saltando a lo largo de la sintonía», anuncia mientras continúa tocando la canción. La propia composición del himno demuestra que estaba escrito y pensado para que se cantara a nivel popular. Este tono festivo, alegre, folclórico, marca una clara diferencia con otros himnos preparados para tocarse en situaciones más solemnes, como el de España, la Marsellesa o el himno de Estados Unidos. Monsalve se remonta a su niñez, donde la mayoría del tiempo lo pasaba en el Colegio San José y en el coro del mismo, del que el músico era partícipe desde pequeño. «El director nos presentó el himno porque lo conocía por influencia de la coral vallisoletana donde lo había cantado de pequeño y decidió añadirlo dentro de una selección de canciones representativas de Castilla que cantábamos», recuerda.

↓ Desde aquella representación con sus compañeros del colegio San José la marcha vallisoletana había pasado a un segundo plano hasta que llegó la oportunidad de oro para desenterrarla. A Ernesto no le lleva mucho tiempo, pues asegura que «es una partitura relativamente fácil de realizar», aunque recopilar la información sí fue una tarea más tediosa. «La coral vallisoletana me facilitó las partituras originales que se utilizaron para su estreno en 1935 en la radio local de entonces», certifica. La composición original contaba con pocos instrumentos, un piano, una trompeta, un violín, un clarinete «y muy poco más». A la orquesta se añadía la voz de un niño, «que en esa ocasión fue el padre de Concha Velasco, coincidiendo además con ser el hijo del autor de la letra», revela Monsalve. En lo que a la música se refiere, el director junto con José Delfín Val estuvieron trabajando unos meses para realizar la adaptación y una serie de retoques al texto original. Desde ese 22 de noviembre el himno de Valladolid ha sido interpretado en numerosos conciertos y con distintos cantantes, sobre todo en aquellos que tenían un cierto carácter institucional.

↓ Del día del reestreno en el Teatro Zorrilla, no solo queda el recuerdo de la representación del himno a Valladolid en compañía de Concha Velasco, sino que, diez años después llegaría a las manos de la orquesta sinfónica una ofrenda inesperada. Se trata de un cuadro cedido por la propia Concha Velasco que se encuentra en el interior de la sede de la orquesta, en la Asociación Cultural Antonio Salieri. Fue en verano de este mismo año cuando Monsalve recibió la visita de uno de los hijos de la actriz vallisoletana para hacerle entrega del cuadro. «Me dijo que su madre le pidió expresamente que nos lo diera, lo debía de tener colocado en su cama y le había acompañado hasta el final», relata el músico, que sostiene con orgullo la reciente adquisición. Dentro del marco se ven dos fotografías de Concha Velasco dirigiendo a la JOSVA con ocasión de su décimo aniversario en la interpretación del himno a Valladolid. Las fotos fueron entregadas a la actriz en su última actuación pública, coincidiendo en esa ocasión con el programa de Telecinco 'En tu casa o en la mía', en compañía de Bertín Osborne, cuya grabación se realizó en el Teatro Calderón y del que la orquesta fue responsable de la parte musical.

↓ En la parte inferior derecha del cuadro aparece una dedicatoria firmada por el director en la que se puede leer: «Con el cariño y la reconexión de toda la Joven Orquesta Valladolid a nuestra madrina Concha Velasco, Ernesto Monsalve». Un detalle que hace todavía más emotivo el lienzo. El músico asegura que la presencia y el madrinazgo de la actriz fue esencial aquel 22 de noviembre. El sentimiento fue mutuo, pues para Velasco, acudir a aquel concierto fue revivir algo familiar del que ahora ella también formaba parte. «Haber podido recuperar un himno escrito por su abuelo, Jesús Varona, e interpretado por primera vez por su padre en la radio fue un momento precioso tanto para ella, como para todos los vallisoletanos que tuvieron el placer de escucharlo», concluye Monsalve con una sonrisa tras añadir una última frase. «Quién me iba a decir que en 2024 me iban a preguntar por el himno», un recuerdo que salvó de su infancia y que a día de hoy Valladolid ha tenido el placer de recuperar.

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