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Paula Rosas
Miércoles, 5 de junio 2019, 22:27
El Gobierno francés, que había acogido con los brazos abiertos el proyecto de fusión entre Renault y Fiat Chrysler Automobiles (FCA) para crear el tercer mayor fabricante de vehículos del mundo, se ha mostrado en las últimas horas, sin embargo, cauteloso en cuanto a ... las condiciones para llegar a un acuerdo. Mientras el consejo de administración de Renault se reunía por segundo día consecutivo para estudiar «con interés» la propuesta de FCA y decidir si la aceptaba o no, diversos miembros del gobierno llamaron a la prudencia y a no actuar con «precipitación» hasta que no se cumplan las condiciones que París exige para preservar los intereses franceses.
El Estado francés, que cuenta con un 15% de las acciones de Renault quiere, principalmente, poder decidir sobre el nombramiento de los altos ejecutivos y asegurarse de que no se van a perder empleos en Francia tras la fusión. Además pelea por que la futura sede operacional del grupo esté en París. «Queremos llevar a cabo esta fusión, pero no la haremos de cualquier forma, sino con las condiciones que hemos fijado», dijo ayer el ministro de Finanzas, Bruno Lemaire. Hay que darse un tiempo, aseguró el ministro, «para que las cosas salgan bien».
Los 19 administradores se reunieron a última hora de la tarde de ayer en la sede del fabricante francés, a las afueras de París. Al cierre de esta edición, el encuentro aún no había terminado. En caso de que decidan aceptar la fusión, se abrirá un plazo de negociaciones que podría durar entre 9 y 12 meses. El proyecto prevé la creación de un 'holding' con sede en Amsterdam y ostentado a partes iguales por Renault y el grupo italo-americano. Tras la nueva fusión, la familia Agnelli, que cuenta con un 29% de FCA, se convertiría en el mayor accionista. El Estado francés tendrá menos peso en el nuevo grupo, pero no quiere perder su influencia.
Según fuentes citadas por AFP, las discusiones de entre París y FCA giraron en torno a tres asuntos: la representación del Estado francés en el nuevo grupo, las penalizaciones –incluidas las financieras– en las que se podrían incurrir en caso de que no se respetaran los compromisos adquiridos sobre el empleo y las condiciones para nombrar al futuro director ejecutivo ya que Jean-Dominique Senard, actual CEO de Renault y posible futuro director ejecutivo del nuevo grupo, deberá jubilarse dentro de cuatro años.
La eventual fusión dará luz al tercer mayor fabricante de automóviles del mundo, con un valor en Bolsa de 33.000 millones de dólares y la capacidad para fabricar 8,7 millones de vehículos al año.
Por otro lado, el ministro de Economía anunció que Renault denunciará al expresidente de la compañía Carlos Ghosn por gastos sospechosos por valor de 11 millones de euros, que incluyen sobrecostes en sus viajes de avión y donaciones a asociaciones sin ánimo de lucro.
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