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Ni su coeficiente intelectual es límite, ni sus intentos de suicidio fueron reales ni tampoco su trastorno de personalidad le impiden distinguir el bien del mal. Simplemente, César F. M., de 39 años, mató a su madre porque «le estorbaba» e ideó un plan con ... el fin de acabar con su vida. Esas son las conclusiones expresadas este lunes por los médicos forenses, quien con sus informes, el de la autopsia y el de la personalidad del acusado, han derrumbado de un golpe la tesis de la defensa del «homicidio piadoso» y el perfil de hijo «ideal» que pactó con su madre «el viaje» de ambos a ninguna parte.
Para los médicos forenses de Valladolid que realizaron la autopsia a Sacramento, de 77 años, la mujer falleció entre las dos y las cuatro de la tarde del 29 de enero de 2018 como consecuencia de una intoxicación de medicamentos, específicamente, por una «dosis letal» de codeína. El cadáver, que hallaron tendido en la cama cubierto hasta el cuello con mantas, no presentaba signos de violencia, aunque el hallazgo de restos de saliva y sangre en el almohadón y la bufanda, así como en las gasas y la cinta adhesiva encontrados en la basura tras el registro del domicilio de la víctima en Parquesol corroboró la confesión realizada por César en Benidorm, a donde supuestamente viajó tras cometer el asesinato para saltar desde la torre 2 del hotel Bali, la madrugada del 30 de enero de 2018, cuando fue detenido.
Pero, han reconocido los forenses, no saben como lo hizo, es decir, de qué forma le administró tal cantidad de pastillas (había hasta siete tipos de medicamentos, según los facultativos del Instituto Nacional de Toxicología que declararon por videoconferencia previamente), aunque el acusado sostuvo en su declaración que fue su madre quien se las fue tomando. Lo que sí han señalado con rotundidad es la «etiología homicida» del caso y rechazan rotundamente que se tratara de un suicidio. Por estos hechos, el acusado se enfrenta a una petición de pena de 20 años de prisión.
«Entendemos que su madre podía ser una molestia y elaboró un plan para acabar con su vida», han indicado los forenses en la tercera sesión del juicio con jurado, quienes han insistido en la planificación de «al menos dos semanas» y la grabación de los videos con sus monólogos (seis horas y media de grabaciones), que consideran toda una «representación teatral en la que tiene que demostrar y convencer y va dirigda expresamente a sus hermanos para que la decisión que ha tomado sea socialmente aceptable». Si hubiera sido cierto que la madre era la «inspiradora» de ese plan de suicidio conjunto, han apostillado los médicos, «lo más ético habría sido hablarlo con sus hermanos para buscar una solución aceptable para atender a la madre y no deshacerse de ella», han remachado durante su exposición.
Respecto del informe sobre el estado mental del acusado, también han sido taxativos a la pregunta de la fiscal respecto de si estaba en pleno uso de sus facultades mentales cuando llevó a cabo el crimen: «Tenía uso pleno de sus facultades mentales en el momento en que lo hizo, porque con su trastorno la persona no pierde el contacto con la realidad, comprende y tiene capacidad para decidir».
El primer testigo en declarar esta mañana ha sido el hermano mayor de César, quien entró junto a la Policía Nacional en el domicilio de su madre y se la encontró sin vida en la cama. El testigo, que ha experimentado momentos de gran emoción y ha tenido que detenerse en tres ocasiones porque las lágrimas no le dejaban continuar, ha cuestionado los intentos de suicidio de su hermano pequeño, que ha calificado de «intentos de llamar la atención» y, aunque ha reconocido que tenía una relación muy estrecha con su madre, ha negado que ella pudiera comunicarse con él ni que quisiera quitarse la vida o formar parte de un plan para ello. «Con la afasia mi madre no era la misma, no podía comunicarse. Si le preguntabas podía asentir y segundos más tarde, negar; estaba a medio gas desde el punto de vista físico y psicológico», ha explicado.
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Ha relatado que sus intentos porque su madre, desde que sufrió el ictus el Domingo de Ramos de 2015 y saliera de la residencia Benito Meni, contara con una persona interna en casa que se ocupara de ella, topó siempre con la negativa de César, una afirmación que ha molestado visiblemente al acusado. Respecto de los intentos autolíticos de este, su hermano mayor ha subrayado, a preguntas de la fiscal que «si llamas a la ambulancia antes de tomarte las pastillas, eso no es un intento de suicidio, sino una forma de llamar la atención».
Respecto de la indemnización que le corresponde por estos hechos, el testigo ha señalado al ministerio público que «ni se lo había planteado». El segundo hermano, por el contrario, ha respondido que sí va a reclamar dicha indemnización por los daños morales. Este ha relatado durante su declaración que la relación de su madre con César era «muy buena» pero también que creía que ella «no quería morir y no tenía capacidad para tomar ese tipo de decisiones». También ha relatado, respecto de los últimos días previos a la muerte de su progenitora, César le había pedido 1.000 euros para someterse a una prueba en la clínica Ruber y después, cuando ya estaba en la cárcel «en una conversación, me reconoció que con ese dinero compró la cámara de vídeo» con la que grabó sus monólogos.
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