Rafael Álvarez, El Brujo

«El teatro es un arte maravilloso y tiene una grandeza impresionante»

Este monólogo que presentará en el Teatro Zorrilla los días 5 y 6 de septiembre, nació en Mérida, entre lo clásico y lo contemporáneo. Se trata de una obra que, aunque tiene sus orígenes en la tragedia griega y sus mitos, se expresa en un lenguaje actual y accesible para todos los públicos. Recorrer las historias de personajes icónicos como Edipo, Medea o Antígona rescatando sus peripecias y tragedias es el punto en el que el humor juega un papel fundamental, ya que al hablar de la tragedia en un tono más humorístico, El Brujo no solo logra capturar la atención del espectador, sino que también le invita a reflexionar sin perder la sonrisa. Además emplea la tragedia clásica no solo como un medio para conectar con el pasado, sino también como una herramienta para conectar con aquellas cuestiones que siguen siendo relevantes en la actualidad.

Para Rafael, el teatro es más que un escenario o un simple guion. Es un espejo en el que se refleja la esencia de la condición humana. La grandeza de este arte, según él, radica en su capacidad para abordar los conflictos internos del ser humano: la lucha con uno mismo, más que con los demás. En su opinión, el teatro siempre ha girado en torno a las mismas grandes preguntas: ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué hacemos aquí?. 'Iconos o la exploración del destino' busca «un equilibrio entre el entretenimiento y la introspección» y Álvarez quiere que el público disfrute, que se relaje y, al mismo tiempo, que reflexione sobre el sentido de la vida, que para él «radica en la búsqueda de la felicidad, que es un viaje lleno de obstáculos», y considera que esos desafíos son precisamente los que dan sentido a nuestra existencia, ya que «es la persistencia y la resiliencia frente a las dificultades lo que realmente nos acerca a la felicidad».

Álvarez introduce también elementos autobiográficos en su obra, lo que añade un toque personal y emocional. Por ejemplo, comparte una experiencia cercana a la muerte que vivió en un accidente automovilístico, utilizándola como un espejo para la historia de Edipo y su destino. Esta anécdota, contada con la misma mezcla de humor y seriedad que caracteriza el resto del monólogo, recalca la idea de que el destino, tal y como menciona en la obra «es el eco de la voz de tus propios deseos». Con esta reflexión, recuperada del Mahabharata, un antiguo texto de la India, El Brujo sugiere que el destino no es algo externo e inevitable, sino que tiene una profunda conexión con nuestros propios deseos y decisiones. Es un recordatorio de que, aunque no siempre podemos controlar lo que nos sucede, sí podemos influir en nuestro destino a través de nuestras elecciones y aspiraciones.

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'Iconos o la exploración del destino' va más allá que un monólogo de humor. Es una invitación a reflexionar sobre la vida, la tragedia y la búsqueda de la felicidad. Gracias a la capacidad de Rafael para conectar lo antiguo con lo moderno, el público tiene la opción de disfrutar, de pensar y sobretodo, de cuestionarse su propio papel en el gran teatro de la vida. Fiel a su estilo, mezclando humor y sabiduría, El Brujo pretende conseguir que los espectadores entiendan el poder del destino y la importancia de seguir persiguiendo la felicidad, a pesar de los obstáculos que puedan surgir en el camino.