![Roberto Enríquez, cantando en el balcón del Ayuntamiento.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201709/01/media/cortadas/1400770737-U30168422197xTC-U40686307382OTF-624x385@El%20Norte-ElNorte.jpg)
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El balcón del Ayuntamiento está lleno, como llena está la Plaza Mayor. El Desfile de peñas ha teñido de rojo la ropa y piel de los vallisoletanos y vallisoletanas, expectantes ante Roberto Enríquez y su inmersión en el arte de pronunciar un pregón. Bullicio y algarabío. Ya sale. Esto va a comenzar de forma oficial y como la tradición manda: con la lectura del pregón. «Es un auténtico honor para mí estar hoy en este balcón para desearos la mejor de las fiestas», empezó Enríquez.
«Desde que supe que iba a ser el pregonero, sentí un inmenso honor y también un cangrejo de responsabilidad». El pregonero habló de como se sintió acogido por Valladolid pese a haber nacido en el norte de León y asegura «reconocer a esta ciudad como la mía» y «asegura que la identidad la marca la historia y yo soy de aquí».
Enríquez ha reconocido la importancia de los barrios como Pajarillos y el valor de la gente que vino de fuera para hacer que de Valladolid una ciudad emergente dejando atrás sus miedos y por buscar un futuro para sus hijos.
El pregón continuó con una reivindicación: «quiero levantar mi voz en contra de la actitud de nuestro Gobierno, al incumplir sistemáticamente los raquíticos compromisos que había adquirido ante la comunidad internacional de acoger a refugiados sirios. Personas que huyen de la barbarie y de la muerte. Personas que sufren el mismo terrorismo que nosotros y aun peor». La Plaza respondió a sus palabras con un sonoro aplauso.
Roberto Enríquez expuso sus añoranzas en público y afirmó echar de menos decir «majo» y oír decir «majo» a cada momento. También salir por la zona de la Antigua o comerse un lechazo; hasta tuvo un recuerdo para el Teatro Lope de Vega, sobre el que afirmó sentir mucho su perdida.
El pregonero tuvo un momento para recordar su infancia y juventud. Recordó faltar a clase por los 'estragos' de las Fiestas. El toque emotivo lo puso recordando como en estas fechas se acuerda de la familia y amigos, que según ha reconido «para mí son lo más bonito de Valladolid».
«Gracias por hacerme sentir orgulloso de ser vallisoletano y gracias por vuestro cariño ¡Os llevo en el corazón!». Para concluir Roberto Enríquez ha lanzado 'vivas' a Valladolid y a las Fiestas y Ferias de Valladolid.
La Plaza Mayor estalló en un griterío, litros de líquido elemento en Fiesta al aire, pero todavía no había empezado la fiesta, faltaba vestir al Conde Ansúrez con el pañuelo de Valladolid. Tras la imposición, Valladolid sí que sí, Valladolid está de Fiesta.
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