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Roberto Enríquez, pregonero de las fiestas de Valladolid. R. Alonso
«Esta ciudad me ha dado todo lo que soy y la llevo en mi corazón»

«Esta ciudad me ha dado todo lo que soy y la llevo en mi corazón»

El actor Roberto Enríquez dará hoy comienzo a las fiestas con un discurso «muy personal y repleto de recuerdos» a las 20:30 horas en la Plaza Mayor

Paloma Aguado Carro

Valladolid

Viernes, 1 de septiembre 2017, 13:49

Entre los cines y teatros vallisoletanos, Roberto Enríquez descubrió su verdadera vocación cuando era un adolescente. Las calles del barrio de Pajarillos fueron su lugar favorito, su «pequeño paraíso» cuando correteaba entre las obras de un Valladolid, en esos tiempos, emergente y en construcción. Hoy regresa de nuevo a sus recuerdos, a su barrio y a su ciudad. Y además, por todo lo alto. Pregonará las fiestas de la Virgen de San Lorenzo y actuará en el Teatro Calderón, con la obra ‘Arte’, dirigida por Miguel del Arco.

- Vuelve a su ciudad, a los pies de la Plaza Mayor y a las tablas del Calderón, ¿doble satisfacción?

- Por supuesto. Para mí es un honor indescriptible y al mismo tiempo, una gran responsabilidad. Sobre todo pronunciar el pregón, porque es un reto nuevo que me tiene completamente secuestrado. De hecho, yo creo que será el primer y último pregón que haga en mi vida. Ya me habían ofrecido muchas veces ser pregonero en distintas localidades y siempre he dicho que no. En Valladolid es distinto porque me une todo, y para mí, es una alegría poder compartir el inicio de las fiestas con la ciudad.

- ¿El pregón mostrará este vínculo tan fuerte con Valladolid?

- Sí, absolutamente. El pregón será autobiográfico y estará cargado de recuerdos. En primer lugar, daré las gracias a Valladolid por acogernos a familias como la mía, que venía en busca de un futuro mejor a una ciudad en pleno crecimiento económico. Siempre estaré agradecido con Valladolid, porque esta ciudad me ha dado todo lo que soy y la llevo siempre en mi corazón. Y por supuesto, hablaré de mis recuerdos de niño, de mis vivencias en las fiestas y de mi adolescencia.

- Fue en su barrio, Pajarillos, donde disfrutó de su niñez y su adolescencia, ¿cómo lo recuerda?

-Era un barrio en construcción. Recuerdo jugar en explanadas vacías, entre las obras, saltándonos las verjas, viviendo y disfrutando de la calle. Creo que era un paraíso para los niños. Mi madre ya tenía la tarjeta de la seguridad social en la entrada de casa, porque día sí día también, acabábamos clavándonos una punta o tropezando en algún sitio. Era apasionante.

- Este barrio en construcción, ¿cómo ha evolucionado?

- Nosotros fuimos las generaciones que observamos el continuo crecimiento de la ciudad. Ahora, todo está consolidado. En mi niñez, el barrio era un páramo a nivel social y a nivel cultural. De hecho, los Salesianos pusieron en Pajarillos altos un centro juvenil y fue la primera vez que tuvimos la posibilidad de hacer cosas distintas, como aprender a tocar la guitarra, jugar al baloncesto o hacer teatro. Y ahí descubrí mi vocación.

- Entonces, ¿su pasión por su profesión comenzó entre las calles de la ciudad?

- Desde luego. Mi vocación la descubrí cuando era pequeñito y formaba parte de este grupo de teatro. La gente me veía actuar y decía «qué bien has hecho de viejo», cuando tan sólo tenía diez o doce años. Después, Valladolid me dio la oportunidad de estudiar, además, en su maravillosa Escuela de Arte Dramático, con unos profesores increíbles. Todo acompañado de un contexto cultural privilegiado, con multitud de teatros y cines que despertaron mi mirada y contribuyeron a enriquecer mi formación como actor.

- En esta etapa de niñez y juventud, ¿cómo recuerda las fiestas de Valladolid?

- Yo disfrutaba de las fiestas de San Mateo, que eran un sufrimiento por el frío increíble que hacía en septiembre. También empezaban las clases y muchas veces hacíamos novillos por las consecuencias de vivir la celebración. Recuerdo, sobre todo, el desfile de gigantes y cabezudos por las calles, las ferias en la Rubia o los fuegos en el Puente Mayor. En mi juventud, acudía con mis amigos a los conciertos de la Plaza Mayor, que vivíamos intensamente.

- Y ahora, ¿cómo ves a la ciudad durante las fiestas?

- Desde que me fui, no he tenido la oportunidad de volver a vivirlas de forma completa. Mis amigos y mi familia me cuentan que las fiestas están mucho más integradas en la ciudad y tienen más presencia, también por el cambio de calendario. Ahora, además, la ciudad vive las fiestas con un gran número de peñas, que por ejemplo, antes no existían.

- Este año, a pesar del trabajo, ¿sacará tiempo para disfrutar y recordar unas tapas y un vino de la tierra?

- No tengo duda. Quiero invitar a mis compañeros de trabajo a conocer las fiestas y reencontrarme con mi gente de aquí, disfrutar de la comida, de la bebida, del ambiente y de la celebración. Además, aprovecharé para volver a visitar los lugares más bonitos de Valladolid que recuerdo siempre con añoranza.

- ¿Presumirás con tus compañeros de la ciudad?

Por supuesto. Siempre me dicen que hablo mucho de Valladolid. Al final es sólo una manera de combatir la nostalgia. Llevo a esta ciudad por bandera. Sobre todo, echo de menos a todas las personas que me han acompañado a lo largo de mi vida.

- ¿Qué espera despertar en todos los vallisoletanos que acudan a la Plaza?

- Espero no resultar plomizo y que la gente se sienta reconocida con mis palabras, que diré siempre desde el corazón y desde el recuerdo.

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