No hay agua bendita para santiguarse, pero sí un bote de gel hidroalcohólico sobre una mesa alta en el pasillo central de la iglesia de San Nicolás. Purificación Aranda, que vuelve a participar en una misa colectiva después de dos meses de seguirla por la ... tele, se frota bien las manos antes de buscar un sitio en el que sentarse. El aforo se ha reducido para cumplir así con las directrices exigidas por el Gobierno a la hora de reanudar las misas con público. De las 230 personas que puede acoger este templo de la plaza de la Trinidad, se ha limitado la entrada a 76.
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Unos carteles con flechas («aquí») indican los lugares que pueden ocupar los fieles. En los extremos de los bancos. Con uno de separación para cumplir la distancia mínima de seguridad. Y con medidas extraordinarias para evitar el contacto. El apretón de manos de la paz se sustituye por inclinaciones de cabeza. El cepillo de la colecta no se pasa durante la ceremonia. Y la bendición del sacerdote se hace con mascarilla.
Coronavirus en Valladolid
Ricardo Sánchez Rico
Son las nueve de la mañana y abre sus puertas la iglesia de San Nicolás. Es lunes y un continuo goteo de fieles entra al templo para cumplir con las tradicionales caminatas. Hasta cinco mil personas se acercaban aquí, antes de la alerta sanitaria, el primer día de cada semana para cumplir con la rogativa. «Yo no he dejado de venir. Soy vecina de la zona. Y aunque la iglesia estaba cerrada, venía a la puerta y decía mis oraciones, el Ave María. No es lo mismo, pero no quería faltar», dice Purificación.
Celia Lentijo es vecina de La Rondilla, una habitual de los ciclos de visitas a San Nicolás. Y reconoce que, durante estas semanas de confinamiento, lo ha llevado «mal» por no ser fiel a la tradición. «En cuanto nos han dejado salir a dar paseos, he venido», asegura Mar, antigua residente en el barrio, ahora vecina de Parquesol, quien a primera hora de este lunes se acercó al templo para participar en la primera misa compartida desde marzo (aunque durante este tiempo ha habido una presencia testimonial de fieles en algunas iglesias).
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«Yo he celebrado todos los días, sin fieles, solo, y se ha hecho muy duro», asegura Javier Carlos Gómez, párroco de San Nicolás y San Miguel. Decía misa a las once, «porque a esa hora se emitía por la tele y me gustaba pensar que así estaba acompañado por todos aquellos que seguían la celebración desde casa». «Para muchas personas, venir a misa, hablar con un sacerdote es un consuelo. Hemos seguido acompañando a través del teléfono, del 'whatsapp', pero esta cercanía, con todas las medidas de seguridad, es importante. Sobre todo, porque la devoción a San Nicolás es muy grande. Y sí que hemos visto que los últimos lunes que ya se podía salir había gente que se acercaba a las puertas del templo», cuenta Gómez, quien al terminar la misa hizo una ofrenda floral a la Virgen de la Salud.
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La iglesia –una de las cinco parroquias más antiguas de Valladolid– se ha sometido, como el resto de templos, a las normas de seguridad exigidas desde la Conferencia Episcopal para reabrir al culto. Las puertas han de permanecer abiertas para que no se toquen los pomos. Hay que mantener la distancia en los bancos. No se pueden repartir hojas con la lectura. Ni puede haber coro. El sacerdote se desinfecta las manos para coger el cáliz, las vinajeras. La comunión se entrega en la mano, sin que haya comunicación (el cuerpo de Cristo, amén) entre los fieles y el sacerdote.
El obispo auxiliar, Luis Argüello, recuerda que la Iglesia ha permanecido abierta durante el tiempo de alarma con la oración doméstica y familiar, y que ahora, «las puertas de los templos se abren sin miedo» para recuperar «la celebración compartida». «Estamos llamados a ser prudentes, porque el virus puede seguir contagiándonos, pero hay que reforzar nuestra confianza, expulsar los miedos y hacernos más cercanos con aquellos que más necesitan del cuidado en este tiempo». Argüello lanzó un mensaje para festejar el fin de la reclusión eucarística «forzada» desde la iglesia de las Angustias (allí la separación en los bancos se marca con pegatinas azules) para recordar que la reapertura de los templos ha coincidido, 18 de mayo, con el centenario del nacimiento de San Juan Pablo II. El día 24 será el primer domingo con misa de nuevo.
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