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Berta Pontes de los Ríos
Valladolid
Miércoles, 6 de enero 2021, 08:09
Durante un viaje a Gandía los primeros días del mes de marzo y acompañada de tres amigas, la vallisoletana Herminia Olmedo se contagió de covid-19 ... . A su vuelta, permaneció doce días ingresada en el Hospital Río Hortega de Valladolid y ahora, ya recuperada, se muestra «molesta con aquellos que no cumplen las normas».
A principios de marzo y con el coronavirus asomando en las noticias, Herminia viajó con tres amigas a Gandía para disfrutar de unos días de sol y tranquilidad. Pero el desenlace resultó ser todo lo contrario: tres de ellas volvieron contagiadas de covid-19. Tuvieron que regresar antes de tiempo y viajaron todas juntas, pero una de las cuatro no se infectó, algo que Herminia asegura no saber cómo ocurrió porque estuvieron «todo el rato pegadas y viviendo en el mismo apartamento durante las vacaciones».
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Cuando llegó a Valladolid se encontraba mal y fue al Hospital Campo Grande, donde tuvo que «dar mucha guerra» para conseguir que le hicieran una prueba diagnóstico. Allí dio positivo en Covid-19 y fue trasladada al Hospital Río Hortega de madrugada en ambulancia. «Me llevaron allí porque perdí el gusto y todo me sabía a metal, era muy raro y los médicos se preocuparon», señala Herminia. Ella siempre ve el vaso medio lleno y cuando se enteró de que tenía coronavirus su posición fue ser optimista.
Ingresó en planta en el Río Hortega de Valladolid a mediados de marzo aunque no recuerda el día exacto. Pese a no tener visitas de familiares o amigas, Herminia recuerda como «tranquilos» los doce días que permaneció allí y con un equipo médico «siempre sonriente y con ganas de ayudar a la gente». Los días en la cama pesaban, pero pudo conseguir que una prima que trabaja como doctora le llevara crucigramas y sudokus para hacerle el ingreso más ameno. Además, Herminia recuerda que su compañera de habitación era una chica joven con la que se pasaba el día riendo e intentando levantar el ánimo. «Es muy importante ser optimista y en nuestra habitación no faltaban las risas». Durante el tiempo que permaneció ingresada, Asegura que los médicos le suministraban dos pastillas «enormes, imposibles de tragar» para combatir el virus. La fiebre iba y venía y uno de los días llegó a tener 40, lo que puso en alerta a los facultativos. Pero todo quedó en un susto y Herminia continuó en su habitación. «Agradezco no haber tenido que ir a la UCI porque esto de broma no tiene nada; hay gente que está sufriendo mucho e incluso perdiendo la vida».
Como todos los ingresados por coronavirus, no podía recibir visitas y las nuevas tecnologías aliviaron su encierro. Su teléfono móvil estaba operativo la mayor parte del día y las llamadas y videollamadas no cesaban. «Contactaba todos los días con mis hijas y otros familiares y amigos porque me encontraba bien, pero un día el teléfono se me rompió y hasta que lo arreglaron no pude hablar con ellos», recuerda.
Por suerte, durante los días que estuvo en la habitación del Río Hortega de Valladolid no vio de cerca ningún caso de coronavirus grave o que se complicase tanto como para necesitar ser trasladado a la UCI. Lo que sí vivió fue el «increíble trato» recibido por parte de las enfermeras, médicos y todo el personal del hospital. «Un día, comenté a una enfermera que no me gustaba mucho el desayuno, que me encantaría poder tomar un café con galletas y al día siguiente me lo trajeron, fue una grata sorpresa y eso demuestra lo buena gente que son», apunta.
Ahora, tras haber superado la enfermedad y sin secuelas derivadas del virus, Herminia Olmedo se muestra «molesta con todos los que se saltan las normas o deciden no llevar la mascarilla puesta. Todavía hay muchos irresponsables que no entienden el peligro que conlleva este virus y lo que puede causar si se infectan. Nadie nos libramos de contagiarnos y de todo lo que puede venir a continuación», comenta.
Las otras dos amigas de Herminia que se contagiaron de coronavirus lo pasaron en casa y ahora, también recuperadas, siguen llevando la mascarilla cuando se reúnen y teniendo cuidado. «Nosotras estamos todos los días juntas y, aún así, cumplimos las normas de higiene porque estamos concienciadas, como debería estarlo todo el mundo», señala Herminia. Además, esta vallisoletana manifiesta que «todo el mundo debe ser consciente de que hay que teniendo cuidado porque cualquiera puede contagiarse e incluso morirse».
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