Curioseando por Valladolid
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Un «enchinado» de huesos de animales en pleno centro de la ciudadEntre las calles de Santiago y María de Molina, dos de las arterias principales de Valladolid, los ciudadanos pueden verse sumergidos entre comercios de toda la vida y franquicias que acaban de encontrar su hueco en pleno centro de la ciudad. Sin embargo, y no muy lejos de esa esfera, se encuentra el centro comercial de Las Francesas, una zona que con el paso del tiempo ha dejado de albergar tiendas y ha pasado a ser una zona de tránsito principal en el callejero de la ciudad.
Los soportales del centro dan la bienvenida a un elegante patio gótico de piedra en torno, al cual todavía se pueden observar varios comercios que siguen en activo Este patio se ha convertido en una reliquia del pasado que ha sobrevivido gracias a un bloque de viviendas situadas a gran altura. No obstante, lo que más llama la atención de esta zona es el pavimento. La galería inferior del patio, que está asociada como claustro de lo que fue el convento de Santa Cruz, no está elaborada con las típicas baldosas de piedra.
En el suelo podemos ver un empedrado formado por multitud de huesos, concretamente tabas de procedencia animal. Este no es el único elemento que destaca, sino que también se pueden apreciar telas de los mosaicos y pequeños cantos rodados en los que predominan los que presentan una forma más alargada. Todos ellos presentan recuadros que configuran una decoración totalmente geométrica para el ojo del viandante. En forma de espiga, o incluso, siguiendo un patrón esta decoración se dispone por toda la galería dando lugar a una simetría sin igual.
Sin embargo, lo más curioso siguen siendo las miles de tabas de tono blanquecino que están colocadas, como si de cordones se tratasen. Y es que, a pesar de estar convertido en un espacio público, el desgaste de las piezas es mínimo, pues presentan un excelente estado de conservación. Esto es una prueba más de la eficacia y maestría que se alcanzó en el uso de materiales tan rudimentarios. No obstante y con bastante frecuencia, esta peculiaridad constructiva no se encuentra valorada en las guías turísticas o artísticas, cuyos autores rechazan abordar estas ingeniosas soluciones procedentes de la arquitectura popular castellana del siglo XVI. Y es que en aquella época encontrarse estos empedrados en este tipo de edificios era bastante frecuente.
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Carolina Amo
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Tanto que pasó a ser una técnica en toda regla conocida como enchinado, sobre todo, en aquellos conventos donde los recursos eran escasos. Con estas características, este espacio vallisoletano pasa a formar parte de la típica de la arquitectura popular castellana del siglo XVI en los que incluso guarda motivos de reminiscencia mudéjar que son más propios de arquitecturas más humildes. Y es que además de ser un sitio que cuenta con mucha historia artística y cultural en su interior, es otra cosa más a la lista que no te puedes perder en Valladolid.
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