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A ingresos cero, cuota cero. Eso es lo que siguen reclamando los autónomos para afrontar la crisis del coronavirus. Este lunes el consejero de Empleo e Industria de la Junta, Germán Barrios, se reunió por videoconferencia con representantes de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) y la Asociación de Trabajadores Autónomos y Dependientes de Castilla y León (Tradecyl) para analizar las posibles medidas de apoyo a los emprendedores de la región.
Antonio del Fraile (44) y Noelia Serrano (39) acaban de abrir Algo se cuece, un establecimiento de comida casera para llevar en el paseo de Farnesio de Valladolid. Año y medio han tardado en cumplir su sueño. Un tiempo en el que han tirado de ahorros mientras buscaban local y financiación y hacían las gestiones pertinentes. El 21 de febrero empezaron a dar servicio en un momento en el que, para ellos, el coronavirus era un problema que veían muy lejano.
Apenas unas semanas después el virus está en España, campando a sus anchas y acechando negocios como el suyo. «Decidimos emprender porque estábamos desencantados de los sectores en los que trabajábamos», dice Antonio, que antes era cocinero en hostelería, mientras que Noelia era gerente de una empresa de servicios. «Queríamos ser dueños de nuestro destino y emprender juntos un negocio. El arranque fue mejor de lo que esperábamos. Éramos conscientes de que nos faltaba experiencia y nos sobraba incertidumbre ante lo desconocido, pero la respuesta ha sido buenísima. Los clientes repiten, les encanta nuestra comida casera y eso nos enorgullece», añade.
Hasta ahí, bien. Pero el decreto del estado de alarma ha cambiado por completo la situación. «Estamos muy preocupados y siempre atentos a las noticias. Justo cuando nos está empezando a conocer la gente, hemos tenido que cerrar. Tenemos mucha incertidumbre. Entendemos bien la situación y sabemos que todos debemos ser responsables, pero a nivel económico es un palo muy gordo. Tenemos que pagar la cuota de autónomos, los créditos para financiar el negocio, el alquiler del local y la plaza de garaje, nuestros sueldos y suministros como la luz y el agua. Estamos empezando y tenemos muchos gastos que no cubrimos con la facturación. Ahora, tras el cierre por el estado de alarma, no sé qué va a pasar», reconoce.
Se pusieron cuatro propuestas sobre la mesa. La primera, subvencionar a las empresas que contraten emprendedores que se hayan visto obligados a abandonar su trabajo y, por tanto, su cotización. En segundo lugar, que la Junta sufrague la parte proporcional de la cuota de 60 euros que pagan los autónomos acogidos a la tarifa plana durante el tiempo en que hayan causado baja o permanezcan en aislamiento domiciliario. En tercero, otorgar una ayuda a los autónomos que cesen definitivamente su actividad como consecuencia del Covid-19 y no perciban prestación por desempleo ni subsidio. Por último, que se habilite una línea de subvenciones para generar nuevas oportunidades de emprendimiento, es decir, para quienes pierdan su empleo en esta crisis e inicien una nueva actividad por cuenta propia.
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José María Camarero
El martes fue el Gobierno de España quien aprobó medidas para las empresas para contrarrestar el efecto de la pandemia en la economía. Flexibilización de los expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE); en caso de que el empresario lo presente, exoneración de su aportación a la Seguridad Social, y una línea de avales públicos por hasta 100.000 millones, entre otras. Pero... ¿Es suficiente para detener el impacto en los pequeños negocios? ¿Qué ocurre con los emprendedores que, ajenos a lo que se les venía encima, acababan de arrancar?
Son padre e hijo, de origen rumano y afincados en Valladolid desde hace 18 y 15 años, respectivamente. Los Stoica, Gheorghe Cristian (50) y Armand Dan (29) abrieron el 12 de marzo su restaurante El Jalonero en la calle Kilimanjaro de Valladolid, y al día siguiente tuvieron que cerrarlo. Era su gran ilusión y llevaban un año trabajando en un proyecto en el que han invertido más de 100.000 euros. El Covid-19 les está poniendo las cosas difíciles, pero aseguran que «no permitiremos que esa pandemia nos quite la ilusión con la que comenzamos. Estamos a tope con esto», indica Armand.
Ambos cuentan con una larga trayectoria en la hostelería y querían un negocio propio y familiar. «Vivimos en Pinar de Jalón, donde la gente nos aprecia, y veíamos que el barrio pedía un local así, con menús diarios de comida castellana y brasería. Estamos convencidos de que cuando esto pase, nos irá bien. La gente nos está animando mucho», expresa el hijo. Pensaban abrir a mediados de febrero, pero el retraso en la concesión de la licencia provocó que no pudieran hacerlo hasta un mes más tarde. Hicieron la fiesta de inauguración un jueves y al día siguiente se decretó la alarma.
«Económicamente es terrible para nosotros. Aparte de la inversión inicial, habíamos comprado bebida y comida para semanas, por valor de varios miles de euros, y muchos de esos productos tendremos que tirarlos. Y a nivel personal también es un desastre. Es difícil hacerse a la idea de que, al día siguiente de abrir, hemos tenido que cerrar», lamentan. «Tenemos dos trabajadores contratados y están en su casa hasta que encontremos una solución. Es un palo terrible, pero llorar no sirve de nada», dicen resignados.
Fernando Cubero es el director general de Servifis, empresa especializada en servicios fiscales. Apunta que la incertidumbre entre los autónomos es grande y todos están a la expectativa. «Estamos recibiendo muchísimas consultas de nuestros clientes sobre lo que deben hacer. Hay empresas que han hecho efectivo algún despido pero la mayoría, sobre todo las que tienen trabajadores, están esperando a ver cómo se regulan los ERTE Express y qué pasa con la suspensión de la cuota de autónomos», dice este experto.
A los que acaban de darse de alta les recomienda «suspender la actividad». «Si no tienen trabajadores, para evitar más costes, lo más indicado es que cierren. Eso sí, los que tengan bonificación en la cuota de autónomos la perderían». Cubero preside, además, la Asociación de Iniciativas Empresariales, desde la que mantienen al día a sus 34 socios, todos pequeños empresarios y autónomos. «A los socios nos han parecido escasas las medidas del Gobierno. Fomentamos el trabajo colaborativo y la información para que nuestras empresas se vean afectadas lo menos posible», concluye.
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