Henar Sastre

Durante sesenta años punto de encuentro de los vallisoletanos amantes de la tauromaquia

Valladolid, piedra sobre piedra ·

El Viejo Coso se construyó, en 1833, sobre el lugar que ocuparon antes las casas del Conde de Salinas y el Hospital de Pobres de la ciudad

Sonia Quintana

Valladolid

Martes, 28 de abril 2020, 07:23

La primera plaza de toros de Valladolid, conocida hoy como Viejo Coso, se edificó, en 1833, sobre el lugar que ocuparon antes las conocidas como casas del Conde de Salinas (el poeta y político Diego Gómez de Silva y Hurtado de Mendoza) y el Hospital ... de Pobres, colindante al Palacio Fabio Nelli, en la calle San Ignacio.

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Esta plaza, que tenía capacidad para 8.000 personas, acogió a partir de la primera mitad del siglo XIX los festejos taurinos que hasta entonces se celebraban en la Plaza Mayor y en zonas cercanas a la Puerta del Campo. El Viejo Coso fue, durante sesenta años, la plaza de toros de la ciudad. Como muchas de sus coetáneas -Cádiz, Granada, Valencia o Jerez de la Frontera- su forma es octogonal, recoge la 'Guía de Arquitectura de Valladolid'.

La construcción, en 1890, de la nueva plaza de toros en el Paseo Zorrilla trajo su abandono y posterior reutilización, en 1900, como casa-cuartel de la Guardia Civil, para lo que se suprimió el tendido. Así, a modo corrala, se organizaron 45 viviendas entre el primer y el segundo piso. La planta baja se destinó a cuadras, comedor, salón de armas y despacho del comandante de guardia.

A finales de los años setenta la Guardia Civil abandonó estas dependencias y se trasladó a su nuevo cuartel, en la carretera de Segovia. Tras años de abandono, en 1982, se rehabilitó, según el proyecto de los arquitectos Javier López de Uribe y Manuel Finat, para convertirla en lo que es en la actualidad, un edificio de viviendas de uso residencial.

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El Norte

Lo que en el siglo XIX constituía el ruedo es, actualmente, un jardín. Los edificios mantienen la fachada de ladrillo y dos pasajes con techos de madera conducen a las calles San Quirce y San Ignacio. En su interior, se mantienen los dos pisos de balconcillos, con barandilla de hierro y corredores de madera.

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