En varias ocasiones en los periódicos vallisoletanos se ha escrito sobre el 'vaporcito Miguel Íscar'. Entre los artículos figura alguno publicado por Martín de Uña en El Norte de Castilla. Pero lo cierto es que hasta muy recientes fechas no se conocía una imagen de ... cómo era ese barco, del que el Archivo Municipal tiene el plano que se reproduce en este artículo. Hay que advertir que el dibujante, por su cuenta, le había puesto al barco el nombre de 'Pisuerga'.
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El 23 de mayo de 1883 comenzó a navegar por el Pisuerga un barco de vapor, dedicado al recreo, que se había armado en Las Moreras. Aquello fue todo un acontecimiento, pues era la primera nave de esas características que seguramente viera la mayoría de la población. Medía algo más de trece metros de eslora y casi tres de manga, adornado con coloridas banderas y con capacidad para transportar hasta setenta personas. El nombre del barco, por deseo de su armador, el industrial Jacinto Peña, fue bautizado como 'Miguel Íscar' para rendir homenaje al alcalde Miguel Íscar, que había fallecido hacía tres años.
Fue botado entre las aclamaciones y vivas de una multitud que le despidió desde la orilla. A bordo sonaban los acordes de una orquesta que viajaba junto a las autoridades vallisoletanas y la Comisión Ejecutiva del Monumento a Miguel Íscar, de la que Peña formaba parte activa. El pasaje fue agasajado con un bufet del señor Rueda en la ribera, donde también fueron obsequiados con una comida 130 pobres. Todo ello pagado por el armador.
Estableció su recorrido habitual desde las Moreras hasta el restaurante o merendero Biarritz, (más o menos donde posteriormente se estableció el restaurante La Goya), en las inmediaciones del puente de Hierro o Colgante, frente al Monasterio de Nuestra Señora de Prado, por aquel entonces convertido en presidio. El merendero ofrecía toda clase de comidas y meriendas, así como vinos, licores, refrescos y cervezas. Y para mayor distracción de los parroquianos, disponía de un juego de bolos, brochas y otros entretenimientos. El juego de brochas consistía en introducir unas bolas en alguno de los agujeros abiertos en una plataforma de madera. En ella, varios agujeros eran 'perdedores' y otros 'ganadores', llamados así pues dependiendo de en cual entrara la bola arrojada se ganaba o perdía el envite.
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Mas, Jacinto Peña, una persona emprendedora, no se limitó a ofrecer unos viajes rutinarios, sino que hacía permanente promoción del negocio. Entre las diversas iniciativas figura aquella en la que el 12 de septiembre de 1883, en el programa de la Ferias, ofreció desde el barco una sorprendente y variada función de fuegos artificiales: delfines desapareciendo por medio de torpedos, el escudo de Valladolid perfilado con bengalas de colores, un simulacro de combate naval y letras con la inscripción 'A los forasteros'.
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El Miguel Íscar tuvo un amargo final: un desalmado le prendió fuego el 6 de junio de 1888 y quedó completamente destruido.
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Detrás de esta aventura naviera estaba Jacinto Peña Manrique, que además de su actividad profesional era un aficionado a las barcas. Suyos eran dos pequeños barcos que competían en las regatas que tradicionalmente se celebraban en el Pisuerga por las fiestas de septiembre.
Jacinto Peña, que desde 1894 hasta 1916 fue concejal -muy activo, por cierto-, era un maestro cantero que consiguió muchas concesiones de obras municipales. Entre las obras de las que resultó adjudicatario destacan la construcción del mercado del Campillo de San Andrés, que abrió sus puertas en 1880 y fue demolido en mayo de 1957. Este mercado formaba parte de los tres que el Ayuntamiento acordó construir y cuyas obras se adjudicaron el 15 de julio de 1878: los otros dos se levantaron, posteriormente, en la plaza de Portugalete -antiguos terrenos pertenecientes al Cabildo catedralicio- y en la del Val. Solo se conserva este último.
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En materia de pavimentación, la empresa de Peña trabajó en varias calles de la ciudad. También fue adjudicatario de la construcción del pedestal de la estatua de Cervantes (1877) que se instaló en las inmediaciones del Esgueva, frente a la que ya se consideraba la casa del escritor. Igualmente, ejecutó el cerramiento de varios tramos del Esgueva en la zona que luego sería la calle Miguel Íscar. Y entre sus variadas empresas, en 1886 figura como propietario de los baños 'Las Delicias del Pisuerga', un negocio boyante en su época y cuya actividad estaba regulada y protegida por las autoridades municipales.
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