Yema de huevo, manteca, harina... y verdejo. Clara de huevo y azúcar para el baño. La receta no es complicada. «Su origen tiene casi los mismos años que el verdejo», asegura Julia Quintas Pro, mujer de José Pérez Vidal, biznieto del fundador de la saga ... de panaderos Pérez de la localidad vallisoletana de La Seca, que popularizó durante años el dulce típico del municipio: las zapatillas. «Era una receta familiar que con los años fue ganando en calidad», cuenta Julia, a quien todo el mundo conoce como Juli. «El molde de la zapatilla, que hemos guardado como recuerdo, se lo hizo a mi marido un amigo suyo de Madrid. Antes utilizábamos el clásico molde ovalado», recuerda esta salmantina de Villaflores, quien trabajó en la panadería familiar junto a su marido desde que contrajera matrimonio.
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Sonia Quintana
Sonia Quintana
Los bisabuelos y los abuelos paternos de José Pérez Vidal ya eran panaderos. Tuvieron la primera panadería en la calle El Rancho de La Seca. «Todos sus hijos también se dedicaron a este oficio; unos, en La Seca y otros, en el cercano municipio de Serrada. Jovita, Luisina, Lucio, Máximo y Martín», cuenta Juli. Fue su suegro, Martín Pérez Domínguez, quien heredó el negocio de sus padres. Martín regentó la panadería junto a su mujer Felisa Vidal Obregón (La Seca, 1923). «En los años de la posguerra hacíamos pan y lo compartíamos con los que no tenían nada», contó hace un par de años en El Norte a sus 97 años Felisa.
Martín y Felisa tuvieron tres hijos: Milagros, Maribel y José. Fue el varón quien siguió los pasos de su padre. «Al principio, hasta que se jubilaron mis suegros, convivieron dos panaderías», cuenta quien cada mañana daba el relevo a su marido en la panadería. «Vivíamos arriba de la tienda. Mi marido a las tres de la mañana ya estaba en el obrador haciendo pan y dulces y a las nueve bajaba yo a abrir la tienda y él se subía a dormir. Así hemos estado toda la vida», recuerda Julia Quintas Pro.
La familia Pérez no solo es famosa en La Seca por sus zapatillas. «No había celebración en La Seca donde en la mesa no se colocara una caja de nuestras zapatillas». De la panadería de José Pérez salían también fabiolas, pan candeal, bollos de aceite... y rosquillas de cagada de gato. «Las rosquillas de cagada de gato eran otra de nuestras especialidades. Desde que cerramos no hemos vuelto ni a hacer rosquillas ni a hacer zapatillas. Y eso que nos sigue llamando gente para encargarlas. Pero no hemos hecho ni nosotros», asegura Juli.
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Con la jubilación de José Pérez Vidal y Julia Quintas Pro, en 2019, se puso fin a esta saga familiar de panaderos. «Nuestras hijas Ainhoa y Fati se han querido dedicar a otra cosa. Les quitamos la intención porque es una vida muy sacrificada. Nunca pudimos llevar a nuestras hijas a ver el mar. Lo han tenido que conocer ellas de mayores por su cuenta. Ahora que somos abuelos nos damos cuenta».
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