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Enrique Pérez Ledo, gerente del negocio, en la tintorería de Puente Colgante. Rodrigo Ucero

Comercios históricos de Valladolid: Tintorería Ledo

La tintorería que nació tras el sueño frustrado de ser un hotel

Carmen Ledo Rodríguez abrió en 1974 un negocio de limpieza en seco en la calle Puente Colgante que hoy regenta su hijo Enrique Pérez Ledo

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 8 de abril 2024, 00:24

Carmen Ledo Rodríguez (Valladolid, 1931) abrió en 1974 en el número 59 de la calle Puente Colgante una pequeña tintorería en un local de la familia. «Mi abuela tenía una mercería en Delicias: Mercería Carmina, en el número 69 de la Avenida de Segovia. Ya viuda, en el año 1966, compró un solar en la calle Merced con la idea de edificar un hotel, pero el Ayuntamiento le expropió la mitad del terreno para hacer la calle Mercedes y con ello su idea de levantar un hotel se esfumó. Así que promovió un edificio, hoy el número 59 de la calle Puente Colgante, y se quedó con los locales. En uno de ellos, en el de la esquina, inició mi madre su negocio«, recuerda Enrique Pérez Ledo (Valladolid, 1966), hijo de Carmen y actual gerente de Tintorerías Ledo.

Casada con Antonio Ledo Fernández, ferroviario de profesión, Carmen Rodríguez Castedo tuvo tres hijas: Carmen, Celia y Cándida. «Mi abuela fue la gran emprendedora de la familia. En aquella época, una mujer viuda con tres hijas... Mi madre heredó ese espíritu emprendedor y cuando a mi padre, transportista, le empezaron a ir las cosas mal en el trabajo, no se lo pensó dos veces y, con cuatro hijos pequeños, decidió montar su propio negocio», cuenta Enrique Ledo. Carmen, la mayor de las tres hermanas, se lió la manta a la cabeza y pensó: '¿yo qué se hacer?'. «Mi madre sabía mucho de telas y cosía muy bien. Teníamos cerca de donde vivíamos entonces una pequeña tintorería y mi madre pensó que mi padre también podría encajar en un negocio como ese», rememora Enrique. Dicho y hecho.

El matrimonio formado por Carmen Ledo Rodríguez y Jesús Pérez González trabajó mano a mano desde el primer momento en el negocio. Carmen lavaba y planchaba y Jesús se encargaba del mantenimiento de las máquinas. «Todavía recuerdo cuando mis padres estuvieron una semana en Girona aprendiendo el funcionamiento de la primera máquina de limpieza en seco que compraron. Aún conservo la libretilla con todos los apuntes que tomó mi madre aquellos días. Hoy las cosas han cambiado mucho. Las telas ya no son las que eran y en muchas ocasiones la limpieza vale más que la prenda», apostilla el actual gerente del negocio familiar.

Carmen Ledo y Jesús Pérez tuvieron cuatro hijos: Carmen, Jesús Carlos, María Jesús y Enrique. Todos pasaron por el negocio desde jóvenes pero fueron los dos varones, Jesús Carlos y Enrique, quienes dieron el relevo a sus padres cuando éstos se jubilaron. «Yo bien pequeño acompañaba en la furgoneta al señor que repartía las alfombras por los domicilios», apunta Enrique, al frente desde el año pasado del negocio familiar tras la jubilación de su hermano Jesús Carlos. «Con los años hemos ido añadiendo otros locales hasta tener la tienda que es hoy. También hemos tenido una sucursal en Parquesol; pero el negocio ya no es lo que fue. Mis hijas aún son muy pequeñas para saber si darán o no continuidad a la tintorería; pero de momento, a mí me quedan todavía unos años».

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