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Declarada Monumento Nacional el 10 de marzo de 1928, la Iglesia de la Pasión fue construida para ser la sede de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, convirtiéndose así en la primera iglesia penitencial de la ciudad. Ubicada en la calle Pasión, ... fue cerrada al culto religioso en el siglo XIX y hoy alberga la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión. Inaugurado el templo el 18 de marzo de 1581, las obras de construcción se iniciaron años antes, en 1577, siguiendo las trazas de los arquitectos cántabros Juan de Mazarredonda, autor también del Convento del Carmen Calzado; Juan de Nates y Pedro del Río. Compuesta por una sola nave, del conjunto religioso destaca su fachada barroco churrigueresca. «La primera misa que se dijo (...) hizo decir el ilustre Sr. D. Alonso de Mendoza, Abad de la muy noble villa de Valladolid, hoy sábado 18 de marzo de 1581».
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Sonia Quintana
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Hasta la construcción a finales del siglo XVI del templo de la calle Pasión, antes calle del Pasadizo de Don Alonso, la cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión, fundada en 1531, tenía su sede en la Iglesia de Santiago. Desde 1993 se encuentra en la Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita, en la plaza de la Trinidad. Tras la salida de su iglesia y hasta su actual sede canónica, la cofradía ha pasado por la Iglesia de San Felipe Neri, el Santuario Nacional de la Gran Promesa y Santa María Magdalena. Cuando la iglesia cerró sus puertas a finales de los años veinte de 1900, la actividad de la cofradía se limitaba a participar con la imagen del Cristo del Perdón en la Procesión General de Viernes Santo. Solo quedaban dos hermanos, Román Sanz y Cándido Negro, quienes tras el cierre del templo se llevaron la imagen a su casa, a la espera de que el Arzobispado les concediera un altar en San Felipe Neri donde poder albergarla.
Declarada en ruina en 1926, en 1666, 85 años después de su construcción, la cofradía, compuesta casi por completo por artistas, pintores y escultores -de ahí su nombre- decidió remodelar la iglesia y adaptarla a las modas y corrientes arquitectónicas del nuevo siglo, siendo uno de los promotores Gregorio Rodríguez Gavilán, nieto del imaginero Gregorio Fernández. Descontentos con el resultado original, los cofrades encargaron la reforma a uno de los más prestigiosos maestros del momento: el palentino Felipe Berrojo de Isla, cuyo prestigio como yesero lo llevó a contratar la terminación de las bóvedas de varios templos vallisoletanos. Las obras consistieron en el revestimiento de los arcos y las bóvedas con molduras y tallas. También se modificó la portada, realizada en piedra y labrada por Pedro Ezquerra, dentro del estilo barroco; de lo primero que en obra de fábrica se hizo en Valladolid. Las obras finalizaron en 1672.
Sede hoy del Museo de Pintura de Valladolid, del coste de las puertas se hizo cargo en su momento Rodríguez Gavilán. También intervino en aquella reforma Antonio de la Iglesia. En 1744 José Morante coronó el crucero de la iglesia con cúpula y linterna. Contaba con una nave central donde, a ambos lados, estaban colocados ocho cuadros de la vida de San Juan Bautista y, sobre ellos, otros ocho que representaban la vida de la Virgen. Hacia la mitad de la nave existían dos altares: el de la derecha, con un Nazareno; el de la izquierda, con un crucificado. Al fondo de la nave estaban colocadas las imágenes del Cristo del Perdón y el de los Azotes (hoy Jesús Flagelado). En el presbiterio estaba el retablo mayor -fechado en 1657- con el camarín de la Virgen de la Pasión, patrona de la cofradía. El Arzobispado de la ciudad, en virtud de un informe del arquitecto municipal, decidió cerrarla al culto ante el estado de ruina que presentaba.
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