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Nave de tableros aislantes. S. P. B.
La fábrica de Tafisa en Valladolid: la mezcla perfecta de funcionalidad y belleza

La fábrica de Tafisa en Valladolid: la mezcla perfecta de funcionalidad y belleza

Descubre Valladolid ·

Los arquitectos que se encargaron de su diseño dotaron a esta construcción cercana al Canal de Castilla de algunos toques estéticos de gran calidad

Viernes, 20 de enero 2023, 00:03

Sin duda alguna, una de las características de la arquitectura es su funcionalidad. Los espacios que utilizamos deben de ser hermosos, agradables a nuestra vista, pero tienen que facilitarnos nuestros quehaceres del día a día. En nuestras viviendas buscamos distribuciones que sean cómodas, que nos permitan movernos fácilmente, que aprovechen al máximo el soleamiento… Estas características que son tan evidentes en las viviendas son imprescindibles en los entornos fabriles. La industria necesita un espacio que resuelva las necesidades de producción de manera sencilla y a poder ser económica. Pero esto no quita para que estos grandes contenedores posean además ciertos toques estéticos. Uno de los mejores ejemplos de ellos en Valladolid es la Fábrica de Tableros de fibras (Tafisa), actualmente llamada Sonae Arauco.

Esta empresa comenzó su producción a mitad del siglo pasado, se situó en la zona norte de Valladolid, alejada del núcleo urbano, pero cercana al río Pisuerga y al Canal de Castilla, fuentes de agua tan necesarias para la producción de los tableros. En un primer momento, la fábrica contaba con una nave paralela al canal. En un área más alejada se construyó el bloque de oficinas y una serie de viviendas para ingenieros y obreros, así como una serie de elementos dotacionales, comedor, capilla y espacios deportivos. Según fue creciendo la demanda de este tablero fue necesario aumentar los espacios de fabricación. Actualmente, la fabrica cuenta con varias naves de producción y espacios de oficinas mientras que las viviendas están en desuso.

En los años sesenta la empresa contrató a dos jóvenes arquitectos madrileños, Antonio Vallejo Acevedo y Santiago de la Fuente Viqueira, para hacer las ampliaciones necesarias. Como exponen los investigadores Silvia Cebrián Renedo y José María Jové Sandoval, la nave destinada a Tableros espaciales utiliza un sistema mixto de pilares y vigas de hormigón sobre las que se apoyan celosías metálicas. El contraste de la pesadez del hormigón con la ligereza de la cubierta se enfatiza con la entrada de luz que desmaterializa, aún más, el cierre superior.

Oficinas y torre. Daniel Villalobos
Imagen principal - Oficinas y torre.
Imagen secundaria 1 - Oficinas y torre.
Imagen secundaria 2 - Oficinas y torre.

Los pilares de hormigón a media altura se desdoblan formado una 'Y', recogiendo los apoyos de las vigas que se sitúan de forma perpendicular a ellos. Estas vigas son muy anchas, así que, de alguna manera, se genera un plano visual horizontal muy potente, contrastando con la volumetría tradicional de dientes de sierra de la cubierta. La belleza de esta pieza de hormigón no va reñida con la funcionalidad del espacio que soporta. La separación del pilar para forma la 'Y' responde a la necesidad de soportar el puente grúa que se desliza por encima de las vigas. Estas últimas, en su cara exterior, sirven de canalón de aguas hasta llegar a una de sus fachadas, donde se rematan con una moderna gárgola de hormigón. Este espacio actualmente está muy transformado, puesto que la fábrica ha ampliado áreas y se han conectado nuevos sistemas de producción, pero aún así parte del trazado original se mantiene.

Estos mismos arquitectos realizaron la nave de Tableros Aislantes. Esta nave se sitúa de manera independiente y perpendicular a la anterior. Aunque la solución puede parecer similar, una cubierta con dientes de sierra, la nueva orientación obliga a que los dientes de sierra se coloquen de forma longitudinal y no transversal como en el ejemplo anterior. De esta manera, se sigue aprovechando al máximo el soleamiento. Además, se construye un altillo para una pequeña oficina con un gran ventanal de grandes dimensiones que rompe la fachada de ladrillo. La estructura es toda metálica, incluso los pilares, permitiendo un espacio muy diáfano. La nave cuenta con una serie de detalles muy interesantes como una escalera exterior realizada en hormigón, con una zanca con una viga en 'V', o la torre para el transformador eléctrico construida con ladrillo coronada con una pieza de hormigón que remata en una especia de gárgola. El uso originario de la nave no necesitaba mucha altura, pero los sistemas actuales de producción necesitan mayor espacio por lo que actualmente es una zona con muy poco uso.

Nave de tableros especiales.

Existe otra pieza, para mi de las más interesantes que tiene Valladolid: la zona de oficinas situada junta a una zona ajardinada y de forma aislada al resto de construcciones. Este volumen responde a las premisas fundamentales del movimiento moderno planteadas por el arquitecto Le Corbusier: cubierta plana, ventana horizontal, fachada libre, planta libre y edificio elevado sobre pilotes. En el proyecto original, los dos arquitectos plantearon un pabellón sobre una estructura de hormigón. A través de unas escaleras se accede a la primera planta, donde se desarrollan las oficinas. Así, el pabellón estaría elevado y habría un espacio vacío debajo de él donde los usuarios, en sus ratos de descanso, pudieran estar al aire libre pero resguardados de la lluvia o el sol. Actualmente, se ha construido en la planta baja, lo que desvirtúa la imagen original.

Sobre esta estructura de hormigón se utilizó un sistema modular de 0,90 x 0,90 m. Este sistema es muy ligero pero permitió resolver tanto el suelo como el techo, paredes e incluso la estructura de la cubierta. Para el cerramiento se utilizó un sistema de ladrillo con un aparejo bastante complicado pero muy estético. La importancia de todos estos detalles se evidencia en los planos de proyecto de la oficina. La división de las oficinas mantiene el sistema modular, pero en este caso los materiales utilizados son de la casa. Es decir, son productos de Tafisa que se emplearon, vistos, pintados, para evidenciar la versatilidad de sus productos.

Esta piezas resuelven la función para lo que fueron diseñadas, permiten que sus usuarios, hoy en día mas de 60 años después de su construcción, sigan usándolas. Pero esta buena arquitectura no solo resuelve el problema funcional sino que, además, Antonio Vallejo y Santiago de la Fuente añadieron belleza a estas piezas fabriles.

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