El cronista | Estampas de ayer y de hoy
La Rondilla de Santa Teresa, que hasta el siglo XVIII fue calle de la Pelota (Parte II)Secciones
Servicios
Destacamos
El cronista | Estampas de ayer y de hoy
La Rondilla de Santa Teresa, que hasta el siglo XVIII fue calle de la Pelota (Parte II)Una maraña de traseras de edificios y tapias, principalmente de conventos como el de San Pablo o Santa Teresa, conformó la tercera cerca de la ciudad en el límite norte, donde hoy discurre la Rondilla de Santa Teresa, que ha pasado con la historia de ser frontera urbana a antelasa de uno de los barrios que surgieron en el siglo XX con el desarrollo industrial de la ciudad (sobre el ayer y el hoy de esta calle, el autor publicó una primera parte la semana pasada). La creación y expansión de los monasterios antes mencionados se convertirá en uno de los momentos álgidos del desarrollo de la Rondilla como el principal eje de comunicación de la zona septentrional de la ciudad.
El convento de San Pablo tiene sus orígenes en 1276, cuando doña Violante, mujer de Alfonso X, dona a los monjes dominicos una serie de terrenos entre la Cascajera (nombre con el que se conocía a la actual plaza de San Pablo) y el templo de San Benito el Viejo, para la construcción de un convento. Los momentos de mayor esplendor del cenobio se producen entre mediados del siglo XV y el siglo XVII, cuando se levantan la iglesia, la sacristía o el coro, etapas en las que adquiere una gran extensión superficial, acogiendo una extensa huerta circunvalada por una alta tapia que empleó parte de la antigua muralla.
Noticias relacionadas
En ese cercado se encontraba la conocida como puerta de los Carros, por la cual se entraba a la zona hortofrutícola, y que se ha conservado en su mismo emplazamiento en la actual Rondilla de Santa Teresa, reconociéndose otro pequeño tramo de su desarrollo en la calle de la Pelota. En su extenso solar, conocido como el corralón de San Pablo, tras el proceso desamortizador del siglo XIX, se construirían el instituto de enseñanza secundaria Zorrilla, inaugurado en 1907, y unas décadas más tarde el Hospital Pío del Río Hortega, que se finalizó en 1955 (éste último, tras la construcción en 2009 de un nuevo centro hospitalario en el exterior de la ciudad pasó a convertirse en dependencias auxiliares del Hospital Clínico Universitario).
El origen de la comunidad teresiana de Valladolid se fecha en 1568, cuando Teresa Sánchez de Cepeda funda un monasterio de Carmelitas Calzadas en la ribera del río Pisuerga, en el paraje de Río de Olmos. Ante la mala salubridad de aquel lugar, unos pocos años más tarde las religiosas se trasladan al actual emplazamiento gracias a una importante donación de terrenos, que contaban con una extensa huerta y unas casas que acondicionaron para las funcionalidades religiosas (de las cuales aún se observan algunos vestigios, como son las puertas con arco de medio punto que se reconocen en el corralón de entrada al recinto eclesiástico), y que avanzado el siglo XVI se completaron con la construcción del nuevo convento, que tuvo iglesia, claustro (derribado en el siglo XX), refectorio y un ala diferenciada para el noviciado.
Las construcciones se han conservado en su mayor parte, incluida la tapia perimetral (realizada con pilares y estructura de ladrillo, y completada con encofrados de tapial) y una franja importante de la huerta, si bien parte de ésta fue vendida en el siglo XX para emplearse como solares del nuevo barrio de la Rondilla. En la tapia meridional, junto al portalón de entrada, hay varias inscripciones que reflejan varios momentos de trascendencia en la vida del monasterio, destacando una que alude a la importante crecida del río Pisuerga acaecida en el mes de febrero de 1636, la cual afectó a una buena parte del convento y del cercano barrio de San Nicolás.
La fisonomía de la Rondilla de Santa Teresa, como una calle no muy ancha, trazada entre los conventos de Santa Teresa y San Pablo, es claramente perceptible en el siglo XVIII, aunque por entonces se la conocía con el nombre de calle de la Pelota. Avanzado el siglo XIX el Consistorio cambio su denominación por la de Santa Teresa, en homenaje a la fundadora del convento carmelita, aunque siempre mantuvo el apelativo de rondilla, por su carácter periférico y en cierto modo enclaustrado entre las grandes y alargadas tapias de los mencionados monasterios. Esta disposición se mantendrá hasta los años 80 del siglo XX, cuando se diseña y ejecuta la alineación actual del viario, con una mayor anchura, que la convierte en una de las calles principales de esta parte de la ciudad, creciendo a costa del derribo de las antiguas cercas conventuales.
Ese incremento era necesario para acoger el intenso tráfico de vehículos y personas de este área de la ciudad, especialmente por la presencia en sus laterales de edificaciones de servicios hospitalarios, como el Pío del Río Hortega, o educativos y residenciales, como el Seminario Menor Diocesano (construido en los años 50 y actualmente convertido en el instituto de enseñanza Juan de Juni), otro instituto situado en la confluencia con la calle Mirabel (que fue derribado para construirse en su solar la Escuela Superior de Arte) o las residencias Blanca de Castilla o la recientemente demolida de las religiosas Oblatas.
El colofón a esta secuencia evolutiva es el surgimiento del barrio de la Rondilla, que toma el nombre de la calle homónima, y que crecerá al septentrión de esa vía en los años 60 del siglo XX, sobre los terrenos ganados a las antiguas huertas de los conventos. Nacido al amparo del desarrollo industrial de la ciudad, acogió la masiva afluencia de personas, en su mayor parte procedentes del campo, que proporcionaron la mano de obra necesaria para las fábricas que se crearon en esos momentos. Tuvo su momento constructivo más álgido entre 1967 y 1977, cuando se levantan numerosos bloques de viviendas que configuraron, en palabras de algunos investigadores, un urbanismo brutal y depredador, en el que imperó la especulación y la deficiencia en la calidad constructiva.
El hacinamiento poblacional y la configuración de un barrio colmena se ha ido corrigiendo en las últimas décadas con ciertas rehabilitaciones de inmuebles y la creación de zonas verdes y de servicios para la población, situadas principalmente en la periferia del barrio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.