Una de las ventajas que ofrecía Valladolid para que en la década de 1950 se estableciera la industria de la automoción, fue debida a la tradición que tenía en industrias mecánicas, consolidada por los Talleres del Ferrocarril, los talleres Miguel de Prado y la empresa ... Fundiciones Gabilondo, entre otras de menor entidad.
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Una tradición cuyo origen bien podemos situar en la Fundición del Canal. Ubicada en lo que se considera primer «polígono industrial» de Valladolid, en la dársena o astillero del Canal de Castilla, que entró en servicio en 1836.
La Fundición del Canal ha dejado un rastro visible de su actividad, como la estatua de Cervantes erigida en la plaza de la Universidad: así consta en la inscripción que hay bajo los pies del escritor. La estatua, fundida en el Canal, se debe al escultor Nicolás Fernández de la Oliva. Era profesor de la Escuela de Bellas Artes y a él se debe algunas de las lápidas que anuncian la casa donde vivió Cervantes o el lugar donde la tradición dice que murió Colón. Así mismo, una obra suya, alegoría de la Abundancia, corona la puerta principal de la sede del BBVA de la calle Duque de la Victoria –antiguo palacio decimonónico de Ortiz de Vega-.
La fábrica de Fundición del Canal se establece en 1842 por una concesión temporal de la empresa arrendataria del Canal de Castilla. La crearon dos técnicos franceses: Cartailhac y Mialhe. Y, a partir de entonces, durante los años en los que la Fundición ha estado funcionando ha conocido varios arrendatarios: Félix Aldea y Compañía, (Aldea cambió de socios al menos en dos ocasiones), que en 1856 realizó una importante ampliación en terrenos colindantes tras un incendio que sufrió en el «motín del pan» de junio de ese año, y que a raíz de su fallecimiento sus herederos dejaron la concesión en 1870; y en 1883 –tras varios años en los que la Fundición la tuvo la empresa del canal como talleres propios- se arrendó a Bayón y López, que al año siguiente abandona el segundo socio, quedando la fundición con el nombre de «Gonzalo Bayón».
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La fábrica llegó a tener 200 trabajadores y su actividad fue creciendo en la medida en que también crecía el número de empresas que se creaban en Valladolid (fertilizantes, papeleras, textiles, cerámicas, etc.), especialmente las fábricas de harina: en 1862 eran seis las harineras radicadas en la ciudad, de las cuales cinco se ubicaban en las inmediaciones del canal. De esta actividad dan buena cuenta Mª Francisco Represa y Juan Helguera en su trabajo sobre «La evolución del primer espacio industrial de Valladolid: la dársena y derrame del Canal de Castilla (1836-1975)».
La explotación de la fábrica por Gonzalo Bayón cesa hacia 1890, y la Compañía del Canal, que como se ha dicho es la propietaria de la fábrica, en abril de ese año anuncia que sus instalaciones se ofrecen en arriendo. Es el caso que las Fundiciones Canal dejan de funcionar y cierran sus actividades a principios de la década de 1890.
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Las instalaciones han conocido, desde entonces, diversas ocupaciones, como la relativa al alojamiento de la parada de caballos sementales del Estado, en la década de 1910.
A lo largo de su historia en la Fundición se han fabricado los más variados objetos y maquinaria para el ramo de la calderería, la mecánica, herrerías, fundición de metales, cerrajería, prensas (también llamadas exprimidoras) para la uva, norias, y un largo etcétera.
En 1859 repone la cañería de hierro de la conducción de las aguas de Argales entre las arcas 19 a 23. Es decir, en el tramo de la actual calle Arcas Reales del barrio de las Delicias.
En la Fundición del Canal se montó en octubre de 1860 el famoso «locomóvil» –máquina de vapor con ruedas adecuadas para circular por caminos-, y en la que se fabricaron algunas piezas que se habían perdido en el traslado de la máquina fabricada en Inglaterra.
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La actividad de la Fundición también abarcaba la instalación de maquinaria completa de fábricas de harina: en mayo de 1862 en Arévalo se vende una fábrica de harina cuyo mecanismo estaba construido «en la acreditada Fundición del Canal de Valladolid».
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Al ingeniero de la Fundición, Sr. Pradal, el Ayuntamiento en abril de 1864 le encargó que estudiara la forma de mejorar la conducción de agua desde Argales hasta las fuentes de la ciudad, pues arrastraba continuos problemas de atranques y desperfectos.
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En 1863, la Fundición, bajo la dirección de Félix de la Aldea, construye e instala columnas de hierro en las obras de construcción del Teatro Calderón de la Barca.
La Fundición sigue ampliando mercado y en 1865 comienza a dedicarse a la construcción de molinos de viento para «remediar en Castilla la Vieja los problemas de riego, pues tiene la imposibilidad de conseguir aguas abundantes para fertilizar las plantas y los sembrados». Pues, aunque el viento sea irregular e inconstante, sin embargo, es una modesta y sencilla fuerza. Y en 1869 la Fundición construye y arregla máquinas de coser.
Su campo de fabricación y ventas abarca máquinas-bomba contra incendios, balcones de hierro, estufas, chimeneas, y tornos. Además, instala fábricas y molinos de harina, de curtidos, de aceite, así como panaderías, tejares, herrerías y otras industrias.
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En tiempos de Gonzalo Bayón, se anuncia en El Norte de Castilla como «Taller de construcción de máquinas, turbinas, ruedas hidráulicas, herrajes para molinos, prensas para vino, aceite, cartones, ladrillos y demás industrias, norias de hierro, cocinas económicas, bregas y amasadoras para panaderías».
Gonzalo Bayón, ganó el concurso para erigir una fuente de bronce en la recién creada plaza del Poniente: en 1887 se instaló la famosa fuente del Cisne, hasta que en 1892 se trasladó a la pérgola del Campo Grande. La misma empresa instaló en la plaza en 1888 dieciocho bancos de hierro y madera.
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La decadencia de la Fundición del Canal vino acompañada por la aparición de otras fundiciones que ocuparon buena parte del mercado, de entre las que destacan Gabilondo (fundada en 1860), y Miguel de Prado (1875).
Fue tal la impronta que dejó aquella fábrica que dio nombre a una calle en las inmediaciones del canal, que desde mayo de 1946 se llama Manuel López Antolí. Industrial que, entre otras empresas, en 1939 puso en marcha la Textil Castilla en los terrenos de la fundición. En el solar de la textil se está construyendo en estos momentos una ampliación de la residencia Ballesol para personas mayores.
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