El cronista | Callejeando por Valladolid

La primera calle de Valladolid que aparece citada en los documentos históricos

En mayo de 1905 el Ayuntamiento decidió sustituir el nombre de la calle Francos, la primera calle de Valladolid que aparece citada en un documento (año 1085), por el de Juan Mambrilla.

Juan Mambrilla López-Borricón, fue Doctor de Jurisprudencia y ejerció de catedrático en las universidades de Santiago de Compostela, Salamanca y Valladolid. Nacido en La Horra en 1828, falleció en 1905.

Según relata Juan Agapito y Revilla el viejo nombre de Francos puede deberse a dos causas: el nombre del capitán, Martín Franco, que mandaba una cuadrilla de franceses que se establecieron en Valladolid tras la conquista de Toledo en 1085, o por el hecho de haberse poblado este barrio de Valladolid por franceses.

Otra posibilidad es que aquí se establecieran comerciantes «francos», es decir, libres de impuestos. El caso es que estamos caminando por uno de los lugares más antiguos de la ciudad, pues este barrio, conocido como las Cabañuelas, fue asentándose a partir de que Ansúrez decidiera levantar su colegiata.

Comienza la calle en las esquinas con las calles Marqués del Duero y Antigua, justo donde está la Residencia Universitaria Santa Rosa de Lima, regida por las Misioneras de Santo Domingo, un edificio de los años 70.

En el primer tramo de la calle, a la altura del número 3, asoma la boca del pasaje de los Alarcón en forma de arco de medio punto, que no es sino el ínfimo resto de la casa del comendador don Juan de Menchaca, del siglo XVI derribada para edificar viviendas en los años 70. El pasaje comunica con la calle Paraíso, y en su interior simula un patio renacentista.

Este primer resto noble de la arquitectura palaciega vallisoletana puede servir de resumen del enorme patrimonio destruido en Valladolid. No obstante, buena parte de las casas más antiguas que aún se conservan (portales 11, 13, 21 y 23) se remontan como mucho al siglo XIX: en los últimos años del siglo se declararon en ruina un buen número de casas y se derribó su construcción palaciega. De aquel pasado renacentista solo quedan en varias casas los arcos de los portales.

Sostienen algunos estudios que la calle fue la que más palacios tuvo de toda la ciudad. Ahora ya solo dos mantienen, más o menos, su noble construcción: la casa del conde de Buendía (número 14) reconvertida en dependencias universitarias, y la casa del Deán D. Antonio de Mudarra (número 33), actual convento de clausura de las Salesas.

Muy al principio, Juan Mambrilla se desdobla para formar la calle Duque de Lerma, que sube hacia la plaza de la Universidad, justo donde se erige el antiguo colegio Niño Jesús, fundado en 1968 por la congregación de las Hermanas del Niños Jesús. Echó el cierre en 2018 para construir viviendas. El alumnado, de Educación Infantil y Primaria, pasó a integrarse en el colegio San José, pues los jesuitas asumieron la titularidad del centro.

Decíamos que la casa de Buendía (s. XV) está ocupada por la Universidad. En él está el Centro Buendía, epicentro de las actividades culturales y de extensión universitaria. Toma el nombre de que el edificio también obedece al nombre de los condes de Buendía, lugar donde, según la tradición, pasó su última noche Don Álvaro de Luna antes de ser conducido al cadalso de la plaza Mayor para ser decapitado en junio de 1453. Una versión que niega el catedrático Jesús Urrea, pues la última noche, Álvaro de Luna la pasó sí en esta calle pero en otra casa enfrente a la de Buendía.

Casi por frente del Centro Buendía está el colegio de la Enseñanza, abierto en 1880 y dirigido por la Compañía de María. Pasa por ser el primer centro educativo religioso creado específicamente para la formación de la mujer. Del edificio son notables la capilla neogótica (inaugurada en 1894) y la fachada, del siglo XVIII de la casa o palacio del arcediano D. Antonio de Vega o del Marqués de Revilla construido en el XVI. En 1879 lo compró la Compañía de María a sus propietarios de entonces: Manuel Remírez y Francisca Longa, y lo derribó, salvo la citada fachada. En el interior aún se conservan algunas columnas y relieves que decoraban la escalera.

En esta casa nació en 1858 Benigno de la Vega-Inclan, que fue un pionero del turismo en España, primer «Comisario Regio de Turismo» entre los años 1911 y 1928, y el impulsor de la compra de la Casa de Cevantes de Valladolid para pasar a formar parte del Patrimonio Nacional.

Juan Mambrilla asoman las calles de Andrés de Laorden y de Ruíz Hernández: el primero fue nombrado Rector de la Universidad de Valladolid en 1894, y el segundo parece que fue un relevante escribano público del siglo XIV.

Las monjas de clausura de las Salesas se instalaron en Valladolid en 1860 y después de recorrer diversos edificios, en 1889 se asentaron en la Casa de los Mudarra (s. XVI). El edificio de ladrillo contiguo sirve de capilla abierta al público y de dependencias educativas de las Salesas. Se construyó sobre los solares que ocupaban las casas 41 y 43, según proyecto aprobado en 1900. Los planos iban firmados por el arquitecto Luis Guerrero Tomás.

Y finaliza la calle en la acera de la derecha, con un gran mural realizado por el artista Manuel Sierra en la tapia de la instalaciones deportivas de la Universidad de Valladolid. Realizado en marzo de 2012, fue borrado por orden municipal, y el pintor, multado por realizar una pintada. El mural contaba con el permiso de la Universidad y no era una «pintada», sino una obra de arte al aire libre. El problema era que estaba promovido por el Ateneo Republicano en colaboración con la Universidad. El tema, además, no gustó en los ambientes conservadores, pues se trata de un homenaje a los maestros y la educación durante la II República. Finalmente fue pintado de nuevo.

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