El cronista | Callejeando por Valladolid
Plaza de San Pablo, el símbolo del Valladolid imperial
El cronista | Callejeando por Valladolid
Plaza de San Pablo, el símbolo del Valladolid imperialSan Pablo es la gran plaza del Valladolid histórico y monumental. Fue el epicentro de un imperio que tenía puesta la bandera de España en ... todos los puntos cardinales del planeta. A esta plaza están unidos los últimos Austrias, pues Felipe II y Felipe IV nacieron en sendos palacios de la plaza: el de Pimentel y el Real respectivamente; y Felipe III asentó aquí la Corte entre 1601 y 1606.
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Es difícil decir cuál de todos los edificios que circundan la plaza es el principal, pues aunque el Palacio Real ocupa todo un lateral, el icono monumental de la iglesia de San Pablo es una de las postales de la ciudad, sobre todo acompañado de la perspectiva que ofrece junto a la calle de Cadenas de San Gregorio.
La plaza está presidida por un Felipe II en bronce vestido con armadura a la romana. Es una reproducción realizada por el escultor Federico Coullaut Valera del original de los escultores Leoni (siglo XVI) conservado en el Museo del Prado. Este Felipe, de 3,30 metros de altura, es el doble de lo que mide el original. Se inauguró el día de San Pedro Regalado del año 1964. A sus pies se construyó un estanque, y cuando años después se sustituyó por una zona ajardinada, se elevó al doble el pedestal sobre el que estaba la escultura. Un gran cedro del Líbano plantado hacia 1880 sirve de guardaespaldas de la imagen del monarca.
El Palacio Real es el edificio que da empaque a la plaza. Relata Jesús Urrea, que fue catedrático de Historia del Arte, que el Palacio Real no fue abandonado una vez que se marchó la Corte, sino que, por ejemplo, siguió atesorando por muchos años su colección pictórica. Además, se invertía dinero en su reparación, pero llegó en momento en que amenazaba ruina, así que bajo el reinado de Carlos III, el arquitecto Ventura Rodríguez recibió el encargo de hacer una profunda reforma que afectó a las fachadas y a la escalera principal. De esta forma pudo ser utilizado aún muchos años por los monarcas que circunstancialmente recalaban en Valladolid, incluido José I, hermano de Napoleón.
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Entre los diferentes usos que tuvo, en el año 1854 se instalaron las oficinas de Hacienda y en 1872 las de la Audiencia Territorial de Valladolid, hasta que en 1876 se cedió al Ramo de la Guerra y se convirtió en sede de la Capitanía General de Castilla la Vieja.
Conocidos y legendarios son los pasadizos que salían del Palacio y que los reyes, sirvientes y funcionarios utilizaban para desplazarse hasta otras dependencias o iglesias del entorno, como es el convento de San Pablo, el de San Quirce, el salón de los saraos, el palacio del Conde de Benavente e incluso el embarcadero del Pisuerga.
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Fray Juan de Torquemada, fraile culto y conciliador, tío del inquisidor Tomás de Torquemada, comenzó en 1445 a rehacer desde los cimientos el antiguo convento de los dominicos que se había ido levantando desde finales del XIII a partir de una donación de Doña Violante, esposa de Alfonso X el Sabio. El arzobispo de Palencia, Fray Alonso de Burgos, y más tarde el Duque de Lerma, fueron acrecentando el edificio de San Pablo, cuyo resultado final es la espléndida fachada que ahora vemos. Arquitectos importantes como Diego de Praves y Simón de Colonia han dejado su firma en el mismo.
Del palacio de los condes de Ribadavia, que también se conoce como palacio de Pimentel, sede de la Diputación de Valladolid, que hace esquina con la calle Angustias, podemos comentar que su último propietario particular fue Mariano Miguel de Reynoso Abril, que lo vendió a la Diputación en 1875. Miguel de Reynoso, un prócer y rico hacendado vallisoletano, lo fue todo en política: alcalde y presidente de la Diputación, senador, diputado y ministro de Fomento en 1851. Durante un tiempo, el tramo de la calle de las Angustias frente a la Diputación llevó su nombre.
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Duro encargo recibió el arquitecto Teodosio Torres cuando en 1902 tuvo que construir un instituto de segunda enseñanza –que luego se bautizó como Instituto Zorrilla-, habida cuenta del entorno tan monumental en el que se enclava. Pero salió airoso marcando una clara personalidad al edificio y huyendo de rivalizar con su monumental vecino, el convento de San Pablo, mediante el uso del ladrillo, al imprimirle un aire clasicista y retranqueándole para crear un patio delante de la fachada.
La última referencia de la plaza la tenemos en el antiguo Colegio de El Salvador. El Salón de los Saraos, una vez que la Corte marchó de Valladolid, pasó a tener otros usos, y en realidad en el siglo XIX ya solo era una casona de dos plantas. En él, en 1869, el médico psiquiatra D. Lázaro Rodríguez González montó el Manicomio de San Rafael, para atender a enfermos pertenecientes a las clases acomodadas. En 1918 esta casona la compró el Colegio del Salvador, que lo derribó en los años sesenta para construir un edificio nuevo que cerró su actividad en 2003.
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En sus dependencias estuvo la cuna del rugby vallisoletano a raíz de que el padre Bernés, francés, durante su estancia en Valladolid en la década de 1960, además profesor del colegio, creara el primer equipo de rugby de la ciudad.
La calle León antes se llamaba de las Cocinas, pues por ella se accedía a los fogones, pozo de nieve y otros servicios de intendencia del palacio. Un desafortunado edificio que hace esquina a la calle León y Felipe II desentona bastante del conjunto de la plaza. Sin duda la plaza de San Pablo merece ser repensada, sobre todo si finalmente en el Salvador se instalan las nuevas dependencias judiciales, de tal forma que adquiera un aire más señorial y al mismo tiempo se haga más acogedora de lo que ahora es.
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Isabel la Católica protagoniza el 'Callejeando' de Jesús Anta. Esta avenida, que discurre junto a la orilla del río y con una ancha franja arbolada y ajardinada, antaño sirvió como vivero municipal, mercado de ganado o lugar de ubicación de la feria agrícola y los carruseles de las fiestas de septiembre. También hubo aquí piscinas.
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