El cronista | Callejeando por Valladolid

El paseo que mira al río Pisuerga y regala una postal de Valladolid

Mas, el arranque del paseo, que solo tiene portales en su acera izquierda nos deja una de las 'postales' de Valladolid: el Museo de la Ciencia –al otro lado del río- y la pasarela peatonal que lo cruza. La pasarela se construyó siguiendo el diseño de los arquitectos Rafael Moneo y Enrique de Teresa (autores del Museo). Tiene una longitud de 234 metros de los cuales 111 se corresponden a la estructura metálica.

Nada más comenzar el recorrido hay una escultura que recuerda el paso de Santa Teresa por Valladolid. Está realizada por Carme Tablada, y su ubicación contribuye a señalar que en la orilla del Pisuerga se fundó el convento de Carmelitas Descalzas que llevó a cabo la santa, donde coincidió con Fray Juan de la Cruz. Aquello ocurrió en 1568, pero por razones de insalubridad (humedad y niebla dado su proximidad al río), la comunidad de religiosas se trasladó a su actual emplazamiento, en la Rondilla de Santa Teresa.

En la escultura, instalada en 2009, destaca la mano alzada de la santa, en la que se representa su pluma guiada por el Espíritu Santo.

El Pisuerga es un río que conserva abundante, variada y cuidada vegetación que, se puede recorrer prácticamente en su totalidad junto al mismo cauce del agua por lo que es muy frecuentado por paseantes y corredores.

A la altura de la calle Albéniz está la Escuela de Danza (abierta en 1974 por la prestigiosa bailarina Mariemma), en el mismo edificio donde se ubica el Centro de Formación del Profesorado en Idiomas de la Junta de Castilla y León. Ocupan el antiguo Colegio de bachillerato San Benito fundado por la Sección Femenina de la Falange Española.

Veremos que un puñado de las casas del Cuatro de Marzo han incorporado una construcción que sobresale de paramento de la fachada para poder instalar un ascensor. Una acertada decisión que ha dado una segunda vida a estas casas que empezaron a habitarse en 1959 y que, por tanto, cobijan población ya cargada de años.

Con el puente Arturo Eyríes a la vista, el colegio Francisco de Quevedo y Villegas, unos jardines y la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, forman la plaza del Doctor Quemada, homenaje al famoso médico José Quemada Blanco, que abrió su clínica en 1943 en la calle Aurora haciendo esquina con Paseo de Zorrilla.

Justo aquí, antes de cruzar el puente, e inmediato al cauce, hay un murete por el que mana el agua del antiguo río Olmos. Es en este enclave donde al parecer fue donde se fundó en el siglo XIII el convento franciscano que más tarde se levantó en la plaza Mayor: se trataba de una orden mendicante y no podía sobrevivir en lugar tan apartado de la villa, amén de que este paraje era muy poco saludable a causa del frío y la humedad. Una cruz recuerda que este fue lugar sagrado.

El puente Arturo Eyríes se inauguró en 1972 y lo costeó la empresa promotora que desde 1966 tenía aprobado el proyecto de urbanización –llamado El Palero- de unas 3.000 viviendas al otro lado del río.

Poco tiempo de cruzado el puente, el tramo más urbano del Paseo Juan de Austria termina cuando se cruza con la calle Pedro Mazuecos, pero aún hay por delante un tramo de unos 250 metros hasta la pasarela Pedro Gómez Bosque, y en el camino un amplio balcón se asoma al río ofreciendo las últimas y anchurosas vistas a un lado y otro, y sobre todo, la levedad de la pasarela, muy bonita iluminada al atardecer.

La pasarela de Pedro Gómez Bosque, entrañable y querido médico vallisoletano fallecido en 2008, comunica el camino viejo de Simancas con el barrio de Arturo Eyríes. Tiene una ligera estructura colgante de 100 metros de longitud y se inauguró en 14 de marzo de 2011.

Y en este punto finaliza el paseo cuyo nombre recuerda al hijo ilegitimo de Carlos I, pero al que su hermanastro Felipe II le reconoció como hermano, le ofreció su confianza y le encomendó tareas que le dieron fama y honor por sus habilidades militares y diplomáticas.