El nuevo Puente del Cubo

Conocido también como Puente del Cubo, nombre con el que se denominaba a otro puente anterior que existía más o menos en el mismo emplazamiento pero sobre la desembocadura de la Esgueva en este punto de la ciudad, su construcción se incluyó dentro del Plan General de Valladolid de 1939 redactado por César Cort, que contemplaba la construcción de tres nuevos puentes para facilitar la expansión de la margen derecha del río. El primitivo Puente del Cubo, al que sustituyó, desapareció a comienzos del siglo XX al ser cubierto por el cauce del Pisuerga. El nombre popular con el que se le conocía al antiguo puente –debido a que ese paraje se utilizaba como lavadero y las mujeres transportaban allí la ropa en cubos– ha permanecido en el tiempo, rebautizando así también, popularmente, al nuevo puente en la misma ubicación.

El Puente de Isabel la Católica es un puente en arco de hormigón, cuya estructura consiste en dos arcos gemelos con el tablero apoyado sobre pilastras. Tiene una longitud de 110 metros y una anchura de 19, lo que le da una superficie de 2.090 metros cuadrados. En la Comisión Municipal del 15 de junio de 1949, y posteriormente en el Pleno del 28 de junio, se adoptó el acuerdo de encomendar los trabajos necesarios para su construcción a Vías y Obras, sección que encargó el proyecto a Díaz-Caneja Pando, quien lo suscribió el 5 de mayo de 1950. Contribuyeron a la redacción del proyecto el también ingeniero de caminos Edmundo Matía de Orbe, con los cálculos estructurales; y, con el dibujo de planos y cálculo del presupuesto, los ayudantes de obras públicas, los hermanos José y Juan Tamayo Peña. Su construcción fue dirigida por Francisco J. de Quevedo López, ingeniero jefe de la Sección de Vías y Obras. Las obras fueron adjudicadas a la empresa Agroman en 1953. El 25 de diciembre de 1955 se permitió por primera vez el paso de peatones y, en 1956, ya estaba abierto al tráfico de vehículos. En las dos pilastras de piedra de la margen izquierda se puede leer el año 1956.

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En 1990 tuvo su primera gran intervención, cuando se rehabilitó la parte superior del tablero y las barandillas. En 2011, como parte del proyecto de construcción de la plaza del Milenio, el Ayuntamiento volvió a intervenir en el puente; en esta ocasión en mayor profundidad. Se modificaron de nuevo las barandillas, se renovó el pavimento de las aceras con un material sintético que imita la madera y instalaron sobre las columnas del alumbrado unos pequeños aerogeneradores, como parte del 'leitmotiv' ambiental de esa obra.