Casona de la plaza de San Pablo donde estuvo hasta su cierre el Manicomio de San Rafael. Archivo Municipal de Valladolid

El cronista | Historias de aquí

Un manicomio de lujo para las clases altas de Valladolid

La ciudad albergó desde finales del siglo XIX un hospital psiquiátrico con comodidades propias de un hotel de cinco estrellas en la plaza de San Pablo

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 30 de noviembre 2023, 00:11

La «clase distinguida» dispondrá de habitación independiente primorosamente amueblada con dependencia aneja para criado. Así figuraba en el Reglamento del Manicomio de San Rafael, un centro fundado en 1869 por Lázaro Rodríguez González que estaba destinado a los enfermos pertenecientes a las clases acomodadas. Tal ... es así que estaba montado con lujo y comodidades para que los internos no percibieran que habían abandonado sus casas. La prensa de la época destacaba, incluso, que «no parece un establecimiento dedicado al cuidado de enfermos».

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Estuvo ubicado en diferentes locales a lo largo de su existencia: en la calle Ánades y en la Facultad de Medicina hasta que, por último, el propietario adquirió un caserón situado en los números 2 y 3 de la plaza de San Pablo, que hacía esquina con San Quirce y que estaba construido en el solar que en su momento acogió el salón principal o 'sala de Saraos' del Palacio Real.

Su fundador fue el director del 'Hospital de Dementes de la Diputación Provincial', que lo dejó en 1869 para embarcarse en la aventura de montar un establecimiento tan exclusivo que llegó a acoger a personajes, incluso, de la nobleza procedentes de distintas ciudades de España. Allí, por ejemplo, en julio de 1874 falleció don Juan Bernardo Echeverría Ponce de León, hijo del Marqués de Ocaban y de doña Ana Ponce de León. El año anterior había muerto también en el centro el entonces notable escritor dramático José León Picón y García.

Portada del reglamente del manicomio del Manicomio de San Rafael. El Norte

El manicomio ofrecía hasta cuatro niveles de servicios de manutención: El régimen de comidas para estos residentes de clase privilegiada consistía en un desayuno a las siete de la mañana de chocolate superior con leche o sin ella, té o café; a las diez un sopi-caldo o cosa equivalente; a la una y media dos sopas, un cocido, verdura, dos principios, postres, vino y pan superior; a las seis de la tarde de nuevo chocolate o dulce; y para cenar un plato variado, ensalada y postre.

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El régimen de tratamiento y comidas para los pensionistas, como solía denominarse a los internados del nivel más bajo de los previstos en el reglamento, sería el que convinieran los interesados y el establecimiento.

El Reglamento del Manicomio de San Rafael incluía que entre los servicios del mismo estaba «el que todos los años se remitirá a las familias un retrato del enfermo».

Reseña del fallecimiento de Lázaro Rodríguez González en 1885. El Norte

Según una descripción del establecimiento que publicaron dos periodistas el año 1871 en El Norte de Castilla, este tenía pabellones dotados por las prescripciones de la ciencia, decorados con un gusto especial, con salas de recreo de invierno y verano, un bonito comedor que no se diferenciaba de las fondas de primera clase, con carruajes para los enfermos a quienes la ciencia aconseja este medio de locomoción y paseo, y estancias silenciosas debido al bajo número de asilados. Y, por supuesto, presumía de los tratamientos médicos de curación más eficaces y acreditados de Europa.

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La fama que tenía el manicomio trascendía los límites vallisoletanos y por eso, cuando en marzo de 1877 se estrenó en el Teatro Calderón de la Barca la obra de José Echegaray 'O locura o santidad»' el autor, que asistió al estreno aprovechó para visitar el hospital para, según Narciso Alonso Cortés, ponerse a tono con su drama.

No se ha podido precisar cuándo San Rafael cerró sus instalaciones. En 1917 se pone en venta o arriendo indicando a los posibles interesados que el edificio era ideal para un colegio o establecimiento semejante. A partir de ese año ya no hay noticia alguna sobre el mismo. No obstante, se sabe por un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) que cuando clausuró su actividad (sin que la información precise el año) acogía a 361 enfermos.

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El inmueble fue adquirido en 1918 por el Colegio El Salvador, que en los años 60 lo derribó para construir en el solar un edificio de nueva planta. Y desde 1918 ya no hay noticia alguna de actividad del manicomio.

Casa del Cordón, donde estuvo hasta 1898 el Hospital de Dementes (en la actual calle Alonso Pesquera). Dibujo de Valentín Carderera (1836) Biblioteca Nacional

Curiosamente, la «Guía-Anuario de Valladolid y provincia» de 1927 le cita como ubicado en la calle Gondomar, 5; mientras que el plano Municipal de 1935 seguía señalando la plaza de San Pablo como emplazamiento del manicomio, cosa que obedece a una incorrecta información.

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Mas, lo que sí es seguro, por lo que publicó el INE, es que el cierre de San Rafael vino forzado por la Inspección Provincial de Sanidad, tras el informe emitido por los miembros del Consejo Superior Psiquiátrico.

Lázaro Rodríguez González, el fundador, fue un personaje que alcanzó los más importantes reconocimientos. Falleció el 2 de diciembre de 1885 a los 64 años. Fue presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, teniente de alcalde, Jefe Superior honorario de Administración Civil, académico de la Real Academia de San Fernando, miembro de la comisión de monumentos históricos y artísticos de la provincia y ostentaba diversos reconocimientos y condecoraciones: Gentil Hombre de Cámara de Su Majestad, comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, condecoración de la Orden de Carlos III y también de la Orden Civil de Beneficencia.

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Cuando Lázaro Rodríguez era director del Hospital de Dementes de la Diputación, este estaba -desde 1847- en la Casa del Cordón de la calle Herradores, que en 1887 pasó a llamarse Alonso Pesquera: en su capilla fue ordenado en noviembre de 1860 Caballero de la Orden de Carlos III. Y en Herradores estuvo aquel Manicomio Provincial hasta que en 1898 sufrió un incendio y la institución pasó a ocupar las dependencias del monasterio de Nuestra Señora de Prado, al otro lado del Puente Colgante, donde estuvo hasta que en 1975 los enfermos de lo que ya desde hacía años se llamaba Hospital Psiquiátrico de Valladolid, pasaron a las nuevas dependencias construidas en la calle Orión del barrio de Parquesol.

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