El vallisoletano Luis de Salazar y Castro. EL NORTE
El cronista

El genealogista más importante de Europa nació en Valladolid

Admirado por historiadores y eruditos de todo el mundo, Luis de Salazar y Castro vino al mundo en la calle Sierpe en 1658, aunque falseó su partida de nacimiento

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 31 de octubre 2023, 00:10

Nadie ponía en duda su incontestable capacidad de erudición, su obra modélica y monumental, su sorprendente capacidad de trabajo y su condición, expresada por el gran genealogista alemán Jacob Wilhelm Imhof, de «príncipe de los genealogistas españoles». Lo que sí que ponían en duda, al ... menos hasta bien entrado el siglo XX, era su nacimiento en Valladolid. Mucha culpa de ello tuvo, como enseguida veremos, el propio protagonista de esta crónica, Luis de Salazar y Castro, pues fue él quien falseó los datos.

Publicidad

Y es que Salazar, que ha pasado a la historia como el erudito y genealogista más importante de la Europa del siglo XVIII, no solo vino al mundo en la calle de la Sierpe de esta ciudad el 24 de agosto de 1658, sino que el 4 de septiembre de ese mismo año fue bautizado en la iglesia del Salvador. Así lo demostró Narciso Alonso Cortés tras consultar su partida de bautismo. Era hijo del burgalés de Pancorbo Sebastián de Salazar, que trabajaba como receptor de la Real Chancillería, y de la gallega Luisa de Castro. Huérfano de ambos a los siete años, se crió en Pancorbo con sus abuelos paternos hasta que, con diez recién cumplidos, decidió buscarse la vida en otros lares.

Llegó hasta Baena, provincia de Córdoba, donde Rodrigo de Venegas, II conde de Luque, lo fichó como paje. Estudió Humanidades y Latín en el Convento dominico de Nuestra Señora de Guadalupe, y muy pronto mostró gran afición por los documentos antiguos. A tanto llegó su empeño, y más aún su buen hacer, que el conde de Luque lo nombró su secretario. Con solo veinticuatro años dio a la imprenta el 'Catálogo historial de los Señores y Condes de Fernán-Núñez' (1682), publicado, al igual que el 'Memorial de los Condes de Luque' (1684), en Madrid, donde decidió trasladarse al quedar viudo de su primera mujer, Magdalena Roldán de Padilla, hija de un familiar del Santo Oficio.

En la capital de la Corte deslumbró por su pericia y asombrosa erudición, hasta el extremo de ser nombrado por el duque de Pastrana alcaide de su fortaleza y encargado del ordenamiento y catalogación de su archivo. Como han puesto de manifiesto autores como Narciso Alonso Cortés, Juan de Salazar y Hacha, Marcelino Gutiérrez del Caño y Antonio Vargas Zúñiga (marqués de Siete Iglesias), su pasión por la historia y la genealogía le llevó a codearse con los maestros del momento, desde el marqués de Mondéjar hasta Nicolás Antonio, José Pellicer y Juan Lucas Cortés. En poco tiempo se convertiría en la máxima figura de la investigación genealógica en Europa.

Publicidad

En 1685, coincidiendo con la publicación de su 'Historia genealógica de la Casa de Silva', el rey Carlos II le nombró cronista de Castilla y le premió con el hábito de la Orden de Calatrava, determinante para conseguir una posición acomodada y poder contraer matrimonio. Es aquí donde entra el episodio de la falsificación de su partida de nacimiento, pues de haber testificado que su padre trabajaba como receptor en la Real Chancillería, habría tenido que recurrir a la dispensa de la Santa Sede, procedimiento muy oneroso y laborioso. De ahí que el documento falseado indicara, erróneamente, que nació en Pancorbo el 17 de noviembre de 1657.

Fotografía antigua de la sede de la Real Academia de la Lengua. EL NORTE

Ataques cruzados con los académicos

Su obra más famosa, la 'Historia genealógica de la Casa de Lara'. EL NORTE

En 1713 se fundó en Madrid la Real Academia Española, pero el vallisoletano no fue invitado a formar parte de ella. Al sentirse preterido y agraviado, no dudó en arremeter contra algunos de sus integrantes acusándolos de cometer graves errores históricos y gramaticales. Así lo expuso en su folleto anónimo 'Carta del maestro a los niños', en el que ridiculizaba a Gabriel Álvarez de Toledo. La réplica de los académicos, agresiva y un tanto burda, se tituló 'El maestro azotado por los niños de la escuela'. Luis de Salazar no se arredró y dio a la imprenta 'Jornada de los coches de Madrid a Alcalá', con párrafos hirientes y mordaces contra los académicos.

Casado en segundas nupcias con Manuela Petronila de Quevedo y Azcona, compaginó un trabajo genealógico e histórico colosal con numerosos cargos y nombramientos: ayuda de cámara y guardajoyas (1690), fiscal de la Orden de Calatrava (1695), cronista mayor de las Indias (1698), procurador general de la Orden de Calatrava (1699), y, ya con Felipe V, alguacil mayor de la Inquisición de Toledo (1670), consejero honorario (1705) y en propiedad (1721) del Consejo de Órdenes, y superintendente de los Archivos de las Órdenes (1721). Asimismo, recibió las encomiendas de Zorita (1691), de las Casas de Córdoba (1701) y de Talavera (1703).

Publicidad

Su gran obra fue la 'Historia Genealógica de la Casa de Lara' (1697), de cuatro volúmenes, y la última, 'El Índice de las Glorias de la Casa Farnese' (1715). Autor de una treintena de libros y de otras muchas obras escritas de manera anónima o bajo seudónimo, copió cientos de documentos antiguos que, de otra manera, hubieran desaparecido, y coleccionó miles de escritos sobre genealogía, asuntos políticos de su tiempo, sucesos de carácter local y aspectos de la historia medieval. «Asombra realmente el número de libros que publicó Salazar y Castro, y la cantidad de material de ardua y difícil elaboración, en ellos contenida. Para buscar tal cúmulo de datos, para consultar tan imponente aparato de títulos, ejecutorias, privilegios, sentencias y demás documentos de toda índole, para ordenar tan nutrido y vasto arsenal, fue necesario un esfuerzo ciclópeo», escribió Alonso Cortés.

Luis de Salazar vivía rodeado de libros y escribía en su lecho bajo la luz de un candil. Nunca se mezcló en asuntos políticos ni participó en tramas palaciegas. Era, en cierto modo, un bohemio dedicado en cuerpo y alma a su vocación por la historia y la genealogía. Tras su muerte, ocurrida en su casa madrileña de la calle del Pez el 9 de febrero de 1734, donó toda su colección, compuesta por cerca de 1.700 volúmenes y más de 77.200 documentos, al Monasterio benedictino de Montserrat, donde fue enterrado. Actualmente se encuentra en la Real Academia de la Historia y solo su Índice ocupa 49 volúmenes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad