Comercios históricos de Valladolid: La Castellana
La familia de ebanistas de Medina de Rioseco
Comercios históricos de Valladolid: La Castellana
La familia de ebanistas de Medina de RiosecoTras abandonar su trabajo en el campo en su localidad natal, el vallisoletano Mauro Lobato Andrés (Tordehumos, 1894), ya casado con Sabina Álvarez García (Tordehumos, 1893), se trasladó a vivir a Medina de Rioseco en 1923 donde fundó, junto a su cuñado Francisco García García, ' ... Francisquillo', un taller de fabricación de máquinas aventadoras que bautizaron como La Triunfadora. Francisco era el marido de Isacia, una de las hermanas de Mauro. «Allí tuvo su primer contacto con la madera. Mi abuelo llevaba la parte de la madera y su cuñado Francisco, la parte del hierro», recuerda José Antonio Lobato del Val, nieto de Mauro y Sabina. A los pocos años, Mauro abandonó La Triunfadora y se estableció por su cuenta, abriendo su propio taller de baulería. «Se estableció en 1929 en la calle San Juan y empezó haciendo exclusivamente baúles», apunta su nieto.
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Sonia Quintana
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Tras los baúles llegaron las cajas mortuorias. «Se hicieron cajas mortuorias hasta los años setenta, que se empezaron a vender cajas hechas en serie. En el taller de mi abuelo se hacía todo a mano. Primero, la caja de madera; después se tapizaba con tela y por último, se ponían los cordones de pasamanería», recuerda José Antonio Lobato. Mauro Lobato abrió su comercio en el número 25 de la calle San Juan, pero pronto se mudó al número 13, a un local alquilado a Ricardo García de Hoyos. En 1954 compró la casa de los números 15 y 17; pero no fue hasta 1965 cuando sus hijos -Mauro falleció en 1956- trasladaron el negocio al local de la casa familiar (entonces la calle se llamaba Calvo Sotelo).
Convertida en fábrica de muebles desde los años treinta del siglo XX, en 1944 funda otro negocio: Ferretería La Castellana, que pronto fusiona con la ebanistería. Mauro y Sabina tuvieron cuatro hijos: Eutimio, Caridad, Aureliano y Matías. «Eutimio y Aureliano ya trabajaban con su padre en la ebanistería. Mi abuelo fundó la ferretería para que mi tía Caridad, manca desde su nacimiento, pudiera tener una salida profesional. Luego se unió al negocio Matías, el pequeño de los Lobato Álvarez, mi padre», explica José Antonio Lobato.
'Muebles Lobato, lo mejor y más barato', se anunciaba el comercio Ferretería, fábrica y almacén de muebles La Castellana en los años cincuenta. «Las ferreterías de entonces tenían de todo. Mi tía Caridad llevaba la parte del bazar (cazuelas, juegos de café, cuberterías, cristalerías...) y mi padre se encargaba de la parte de las tuercas los y tornillos; pero también de las pinturas, los jabones, las bombillas, productos fitosanitarios.. Se vendía de todo. Y no solo en Rioseco. La Castellana era referente del comercio de ferretería en la comarca. Suministraba a los comercios de los pueblos más pequeños», recuerda el hijo de Matías.
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La Castellana estuvo abierta hasta 1995, año en el que se jubiló Matías. «Eutimio falleció joven pero Aureliano y Caridad se han jubilado trabajando en la tienda, como mi padre. Manuel, un hijo de Eutimio, estuvo trabajando unos años pero no ha habido relevo generacional».
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