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Comercios históricos: Gran Tejería Mecánica

La fábrica por la que a los vallisoletanos se les conoce como pucelanos

El cántabro Eloy Silió fundó en 1883 en el barrio de San Juan la primera fábrica de teja y ladrillo de Castilla la Vieja. El edificio, aún en pie, es la primera estructura de hormigón armado que se construyó en España

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 12 de diciembre 2022, 00:02

«Dado el incremento y desarrollo que en los últimos años han venido adquiriendo las construcciones en esta capital, se hacia sentir la falta de un gran establecimiento que viniese a llenar las necesidades del consumo. La primera de Castilla la Vieja, Gran Tejería Mecánica ... que don Eloy Silió ha instalado en el barrio de San Juan de esta ciudad, a la altura de las más perfeccionadas del extranjero, ha venido a llenar este gran vacío que se dejaba sentir. En ella se fabrican: teja plana, ladrillos prensados, ladrillo huecos, especiales para bóvedas y tabiques, baldosillas, caballetes, tubos, chimeneas, guardillas, adornos para fachadas y tejados, y toda clase de productos en tierra cocida. Se sirven toda clase de pedidos para dentro y fuera de la capital, por importantes que sean, y se fabrican productos de todas formas a gusto del consumidor, remitiendo los diseños a la fábrica. Se remiten catálogos y se dan cuantos detalles se crean necesarios. En la misma fábrica se venden ladrillos refractarios a precios arreglados». Así se dirigía en Eloy Silió «a los propietarios, arquitectos y maestros de obra» en un anuncio publicado en 1884 en El Norte de Castilla.

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Hijo de Joaquín Silió (Silió, 1806) y Francisca Gutiérrez, Eloy Silió Gutiérrez (Santa Cruz de Iguña, 1835) abandonó su Cantabria natal a mediados del siglo XIX para probar fortuna en otro lugar de la entonces Castilla la Vieja. «El día de la partida su padre le entregó un bote cilíndrico con cien onzas de oro dentro», recuerda César Silió Correa en su libro 'Los Silió de la montaña y Valladolid'. Se instaló en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco donde abrió una oficina comercial de compra-venta de trigo al por mayor. Allí trabajó desde 1851. En 1867 se marchó a Torrelavega para dirigir una fábrica de harinas, dejando a uno de sus cuñados, Eduardo Cortés, como apoderado suyo en Rioseco y Arévalo. Entre 1871 y 1883, ya establecido en Valladolid capital, volvió a comercializar con cereales, abandonando esta ocupación para fundar, en 1883, la fábrica de teja y ladrillo Gran Tejería Mecánica, una de las primeras de España.

Maquinaria de la empresa La Cerámica a finales del siglo XIX. El Norte

El matrimonio formado por Eloy Silió Gutiérrez y Modesta Cortés Villegas se instaló definitivamente en Valladolid al morir Juan Domingo Cortés, suegro de Silió. Llegaron junto a las dos hermanas de Modesta, Saturnina y Francisca, y sus maridos, Frédéric Delibes, quien en 1885 abrió también en la capital su propio negocio: la carpintería mecánica de D. Federico Delibes y Ramón Fernández de la Reguera. El matrimonio Silió-Cortés tuvo nueve hijos. Desde la fundación de la fábrica de teja y ladrillo vallisoletana, Eloy Silió hizo apoderado a su primogénito, César Silió Cortés, «asignándole 6.000 pesetas anuales» (de los años ochenta del siglo XIX). Fue éste quien dio el relevo a su padre, fallecido en 1914, llegando a ser el presidente del Consejo de Administración de la fábrica, reconvertida desde 1904 en Sociedad Anónima La Cerámica.

Arriba, fachada del edificio de La Cerámica, ubicado en la calle Silió. A la izquierda, Alfredo Silió, tataranieto del fundador de la primera fábrica de teja y ladrillo de Castilla la Vieja. A la derecha, Eloy Silió. Rodrigo Ucero y El Norte

Debido al auge de la empresa, Eloy Silió decidió levantar una nueva factoría, con maquinaria traída de Francia, concluida en 1908 (tal y como puede leerse en la fachada del edificio hoy restaurado y reconvertido en oficinas y comercios). Situado en la calle San Bartolomé (hoy Silió), el inmueble de nueva construcción que comenzó a edificarse en 1907 «para construir una fábrica de productos cerámicos con motor de vapor» -según recoge el expediente de obras promovido por el arquitecto Joaquín Ruiz Sierra y custodiado en el Archivo Municipal de Valladolid-, «supuso la primera estructura de hormigón armado que se construyó en España», cuenta Alfredo Silió Pardo, nieto de César Silió y tataranieto del fundador de este negocio vallisoletano, quien recuerda que su tatarabuelo podría ser el responsable de que a los vallisoletanos se les llame pucelanos. El etnógrafo Joaquín Díaz defiende que este apelativo deriva del nombre con el que se conocía a los trabajadores de La Cerámica encargados del reparto del cemento de la marca italiana Pozzuoli, que Silió distribuía en exclusiva para España. Este cemento, que se vendía en sacos de papel grueso, se anunciaba como cemento 'puzolánico' o 'puzolano'. Y así se empezó a llamar a los vallisoletanos que hacían los portes de este cemento por los diferentes puntos de la geografía española. Y de los 'puzolanos' de antaño a los pucelanos de ahora.

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Azulejo de cerámica de la antigua fábrica vallisoletana. J. L. Alcalde

En 1915, ya con la segunda generación de Silió a los mandos, La Cerámica S. A. se funde con la fábrica de tejas y baldosas La Progresiva de Castilla (ubicada en el actual Paseo de San Vicente, antiguo camino de Canterac). En 1926 abrió sucursales en Madrid y Reinosa. En 1993 el edificio perdió su uso industrial y la fábrica se trasladó a las afueras de la ciudad.

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