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Hijo menor del matrimonio formado por Arnoud Joseph Delphine Delibes (comisionista de transportes) y Jeanne Marie Josephine Roux Purpan, Frédéric Pierre Delibes Roux (Toulouse, 1836) llegó a España con 24 años. En 1860 se tienen noticias de él en Molledo (Cantabria) donde trabajaba como carpintero para la Compañía de Isabel II en la construcción del ferrocarril Alar del Rey-Santander. «Ante la escasez de personal español en trabajos de esta clase, frecuentemente el personal técnico era contratado en Francia. En uno de esos grupos debió venir el abuelo Frédéric», recoge José Ramón Delibes Setién en un libro (inédito)sobre los orígenes franceses del apellido Delibes.
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Sonia Quintana
Sonia Quintana
Cuatro años más tarde Frédéric se casó en Molledo con Saturnina Cortés Villegas. El matrimonio tuvo tres hijos: Luis, Enriqueta y Adolfo. Ya asentados en Valladolid, con el dinero heredado de su suegro, Juan Domingo Cortés, quien fuera gerente del molino de Portolín, el 1 de febrero de 1885 Frédéric abrió en el número 12 de la calle Ferrocarril su propio negocio. «La gran fábrica de aserrar maderas y carpintería mecánica de D. Federico Delibes», se anunciaba en los primeros días de aquel febrero de 1885 en El Norte de Castilla. «El negocio, al principio, estuvo dedicado a las instalaciones molineras para derivar, más tarde, a la carpintería de construcción. Mi bisabuelo diseñó y construyó el suelo levadizo del Teatro Calderón, que podía ascenderse mecánicamente hasta el nivel de los palcos cuando en el teatro se celebraban bailes de gala», recuerda Elisa Delibes de Castro, biznieta de Frédéric e hija del escritor vallisoletano Miguel Delibes. Por aquel trabajo, realizado en 1893, Delibes cobró 10.000 pesetas. Este tablado mecánico desapareció en 1999 con la reforma del teatro. El Ayuntamiento regaló entonces al autor de 'El hereje' una réplica de la placa (marchamo de garantía) de la carpintería de su abuelo paterno.
En 1907, al morir Federico, los hermanos Delibes convirtieron el negocio de su padre en una Sociedad Comanditaria por Acciones integrada por tres socios. La gestión recayó sobre el primogénito, Luis. Adolfo, el pequeño, trabajó en el negocio familiar a tiempo parcial (era profesor de la Escuela de Comercio de Valladolid) e incorporó a la sociedad una nueva actividad, la automovilística. Los tres hijos mayores de Luis también estuvieron vinculados al negocio familiar y, al morir Adolfo, en 1955, entró en el negocio como director su hijo Manuel Delibes Setién (funcionario del Banco de España, puesto que dejó para hacerse cargo de la dirección de la sociedad). A finales de los años cincuenta se suprimió la actividad carpintera de la familia Delibes. «Lo dejaron porque quisieron, no porque el negocio fuera mal. Una pena. Cuando yo era pequeña recuerdo que la carpintería era un lugar para todos los Delibes. Nosotros en casa de mi abuela, María Setién, no teníamos juguetes, pero teníamos un montón de maderas que le llevaban de la carpintería y con ellas hacíamos construcciones. Cuando éramos pequeños todo lo que pedíamos a los Reyes no nos lo traían. Nos traían camitas, casitas, coches, camiones... pero todo de madera . No sabíamos por qué. Ahora lo entiendo«, cuenta con nostalgia Elisa Delibes.
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