Conocido como Edificio Moratinos, en la intersección de las calles Zúñiga y Héroes de Alcántara (primero calle Santander y después Héroes del Alcázar de Toledo), el inmueble, que ya existía a principios del siglo XX, sufrió una reforma integral de su fachada a mediados de ... los años veinte. Su propietario, León Labrador, encargó al maestro de obras Antonio Ortiz de Urbina la transformación total del exterior de este céntrico edificio vallisoletano, quien firmó en junio de 1926 los planos de «una de sus obras más importantes y elegantes en la ciudad», tal y como señala Javier Domínguez Burrieza en su libro 'El Valladolid de los Ortiz Urbina. Arquitectura y urbanismo en Valladolid (1852-1936), publicado en 2010 por el Ayuntamiento de Valladolid.
Publicidad
Noticias relacionadas
Sonia Quintana
Sonia Quintana
Sonia Quintana
Sonia Quintana
El edificio constaba en su origen de tres plantas y su propietario en aquel momento encargó a Ortiz de Urbina levantar un piso más, además de reconstruir sus fachadas, una a Zúñiga, donde se encuentra el portal de acceso al inmueble, en el número 13, y otra, la más larga, a la actual Héroes de Alcántara. El mirador en rotonda y el remate cupulado de influencia francesa eran los grandes protagonistas de unos planos que no acabaron de llevarse a cabo hasta más de medio siglo después, en una nueva reforma integral de las fachadas del inmueble. De lo dibujado por Ortiz de Urbina en los planos originales, conservados en el Archivo Municipal de Valladolid, a lo construido a finales de los años veinte del siglo pasado, ya hubo importantes variaciones.
Según la memoria descriptiva del proyecto, la decoración de los pisos inferiores quedaba reducida a «sobre huecos en los balcones», mientras que para el tercero se reservaba un cuerpo «con dobles pilastras y cornisamiento». La realidad fue otra bien distinta con ornamentación neobarroca y neoplateresca en la que destacan los resaltos de yeso con decoración y bajorrelieves donde se incluyeron temas vegetales, animales, roleos (elemento decorativo realizado mediante elementos enrollados) y espejos.
La cúpula, con la que se asemeja al edificio más emblemático de la calle Santiago, no llegó a materializarse hasta finales de los años noventa del siglo XX. 'Edificio Moratinos 1999', puede leerse en lo más alto del inmueble. En la restauración de finales de los años veinte acabó cambiándose por una balaustrada con el mismo diseño de balaustres que la inferior, pero coronada por grandes jarrones. En ella, sobre la que hoy descansa una original veleta que también lleva la fecha de la última gran restauración del edificio, tenía pensado instalarse un reloj, algo que no ocurrió ni entonces ni en los años noventa, cuando se realizó la última restauración profunda del edificio para la que se retomó el proyecto original de Ortiz de Urbina.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.