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El claustro de Las Francesas es lo único que se conserva del convento origial. Vídeo de Rodrigo Ucero
Valladolid, piedra sobre piedra

El convento que solo admitía a mujeres de familias con grandes títulos de España

Fundado en 1487 por dos hermanas que cedieron su palacio para levantar el monasterio, el claustro de tres pisos es lo único que se conserva de la primitiva construcción

Sonia Quintana

Valladolid

Martes, 29 de noviembre 2022, 00:03

Fundado en 1487 por las hermanas María de Zúñiga y María de Fonseca, las cuales cedieron para la construcción su palacio (en la entonces llamada calle del Campo), el convento de Santa Cruz, de estricta clausura, solo admitía a mujeres e hijas de los Caballeros ... de la Orden militar de Santiago y a señoras, hijas y hermanas de grandes títulos de España. La fachada de la calle Santiago, que era la entrada al convento, obra del arquitecto Francisco de la Mora, es adintelada y construida en piedra.

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Rodrigo Ucero

Conocido popularmente como 'patio de las tabas', por la decoración de los suelos (guijarros y huesos de rodilla de cordero), el claustro de tres pisos, con antepechos de diseño gótico-mudéjar, es lo único que se conserva de la primitiva construcción. El claustro debió comenzarse en 1524 o 1525, finalizándose hacia año 1530 por el arquitecto Fernando de Entrambasaguas. En el centro del patio se conserva la fuente, la cual está rodeada de un banco de piedra corrido alrededor.

La iglesia, finalizada en 1734, es de una sola nave, con bóveda de cañón cubierta de yeserías barrocas, y recorrida por balcones-tribuna. Se construyó por intercesión de María Ana Ladrón de Guevara, hija de los Condes de Oñate. Había quedado viuda de Pedro Pimentel, marqués de Viana, y se recogió en el convento. Murió en 1651 y fue sepultada en la iglesia vieja, dejando ya terminada la capilla mayor del nuevo templo. Se remató gracias a los cuantiosos donativos de Teresa de Zúñiga y Pacheco, marquesa de Castrofuerte. En el interior se conserva un retablo mayor neoclásico dedicado a Santiago, obra de Pedro de Ávila.

Al extinguirse en Valladolid la orden de las Comendadoras de Santiago, en 1865 el convento pasó a las Salesas y, en 1886, a la comunidad de dominicas del Rosario cuando se instalaron en Valladolid. Sede del colegio de estas últimas religiosas, el nombre popular con el que se le conoce, 'Las francesas', se debe a este orden religiosa. El convento funcionó como tal hasta la Desamortización. Las dominicas francesas lo mantuvieron como colegio hasta bien entrado el siglo XX, en que se trasladaron a un edificio nuevo en Huerta del Rey.

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Las religiosas vendieron el edificio a una inmobiliaria, que construyó un complejo de edificaciones que envuelven la iglesia y el claustro, únicas construcciones que se conservan del convento original. Posteriormente la iglesia fue adquirida por el Ayuntamiento, que la convirtió en sala municipal de exposiciones.

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