Valladolid desaparecido
El convento que las hijas de Pedro González de León abandonaron a su suerteValladolid desaparecido
El convento que las hijas de Pedro González de León abandonaron a su suerte«El año de 1550, Pedro González de León y su esposa María Coronel, matrimonio distinguido y pudiente, de mucha piedad y afecto a nuestra orden fundó un convento de dominicias, extramuros de Valladolid y cerca de Chancillería, con la advocación de Madre de Dios», ... dejó escrito el padre M. Hoyos. Fundado en 1550 por Pedro González de León, mercader y arrendador, y su mujer, María Coronel, el Convento de monjas dominicas de la Madre de Dios es el tercer monasterio de monjas dominicas que tuvo Valladolid tras el de Catalina de Sena, fundado en 1488 por María Manrique de Lara Figueroa; y el del Corpus Christi, fundado en 1545 por Ana Boniseni.
Publicidad
Noticias relacionadas
Sonia Quintana
Ubicaron el monasterio cerca de sus casas principales, ubicadas en la calle Real de Burgos, junto a la parroquia de San Pedro Apóstol, edificios que después, durante años, dieron cobijo a las cárceles y el tribunal de la Inquisición. Se trataba de un solar que iba por la parte trasera de la Iglesia de San Pedro y llegaba hasta el río Esgueva, y por la parte lateral a la calle Real. «Estos terrenos no eran de su propiedad, sino que para la edificación compró Pedro González de León una huerta con su casa y dos norias y un pedazo de majuelo a Diego de Carriazo», recuerda Margarita Torremocha Hernández en su estudio 'La «complicada» historia de una fundación. Dominicas de la Madre de Dios de Valladolid (1550)'.
María Coronel murió poco después de la fundación del convento y Pedro González de León, en 1558. Ambos declararon en sus últimas voluntades que querían ser enterrados en la iglesia del monasterio (cuando estuviera acabada). Se comprometieron a aportar una renta anual de 800 ducados. La iglesia y el coro fueron los primeros trabajos que se acometieron y sus fundadores fueron allí enterrados en unos sepulcros de alabastro realizados por Inocencio Berruguete, sobrino del escultor Alonso Berruguete. Se construyeron 76 celdas para el alojamiento de las monjas. Tenía un claustro de 80 pies de ancho con arcadas de piedra y ladrillo y el techo artesonado de madera. El refectorio tenía el mismo artesonado que el claustro. Cocina, despensa, paneras, bodega, casa de horno, lavandería, corral... Este Monasterio de la Madre de Dios se llegó a considerar uno de los mejores que en Castilla y León tenía la orden.
Tras la muerte de sus fundadores, el patronato continuó en manos de la familia. El matrimonio tuvo tres hijas: María, Mencía y Ana. La primogénita María profesó en el convento donde fue priora muchos años. El mayorazgo recayó en la segunda, Mencía de León, casada con Álvaro de Luna, hasta su muerte, cuando Ana, la tercera de las hermanas, pasó a ser la beneficiaria. Ana vivió también en el convento, hasta la muerte de María, aunque no formaba parte de la comunidad de religiosas. Fallecida su hermana se trasladó a vivir a Madrid y cambió el convento que habían fundado sus padres por el de Santo Tomás de Aquino, en Madrid, tambien hoy desaparecido, que acabó convirtiéndose en el sucesor de los bienes del mayorazgo de la familia González de León Coronel.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.