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La central contable de los IBM de Medina del CampoHace sesenta años 'aterrizó' en Medina del Campo una Central Contable, de Descuento y Centro de Proceso de Datos del Banco Español de Crédito (Banesto). Se trataba de un centro muy novedoso que traía una tecnología informática puntera y prácticamente desconocida en aquella época. Tuvo en la villa un importante impacto económico positivo por la cantidad de trabajadores que a lo largo de los años fueron pasando por dichas dependencias.
En aquel año 1963, en la avenida de Portugal se inauguró un edificio de tres plantas construido por el banco expresamente para albergar esta actividad tan singular. Una casa para el conserje, una explanada para estacionamiento de vehículos y una cancha de baloncesto completaban las instalaciones.
La Central Contable comenzó con unos cuarenta empleados, en su mayoría mujeres -un tercio de la plantilla femenina eran de Medina del Campo-, dedicadas a la perforación de las fichas con las que entonces funcionaban los ordenadores.
A principio de los años 80, la empresa alcanzó el máximo de plantilla con 225 trabajadores. Mas, como relata Fernando Fuertes –una de las personas que más datos e información tiene de la Central Contable-, en sus 32 años de existencia pasaron más de dos mil personas.
La Central Contable llegó a Medina del Campo en un momento en el que la industria de la madera, el comercio y los servicios de la villa crecieron exponencialmente, sin olvidar que la plantilla de trabajadores de Renfe, aunque lejos del medio millar que tuvo en sus mejores años, aún era abultada.
Por otro lado, la mayoría de los empleados de la Central, que venían de fuera, se hospedaban en casas particulares, y unas cuantas viviendas se convirtieron en casas de huéspedes, ya que los establecimientos hoteleros no podían responder a la demanda de alojamiento.
La reactivación de la economía, a la que sin duda contribuyó la Central Contable, se notó, por ejemplo, tal y como recuerda Fernando Fuertes, en el aumento del número de establecimientos dedicados a la hostelería y el comercio en general. La plantilla, muy joven, tenía un poder adquisitivo algo superior a la media.
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A mayores, durante la década de los 70, estaban los militares y soldados del cuartel de Artillería Marqués de la Ensenada, las milicias del cercano campamento de Montelarreina y cursillistas femeninas en el Castillo de la Mota, gestionado por la Sección Femenina de la Falange Española. Aquello, relata Luis Gil, también trabajador de la Central Contable, hacía que Medina del Campo fuera una verdadera fiesta en lo que tiene que ver con sus discotecas y bares.
Esa época -dorada, al decir de los medinenses-, coincidió con el mayor crecimiento de población en una década que tuvo la villa en todo el siglo XX. En números redondos, pasó de 16.500 habitantes en 1970 a 19.200 en 1980. En la actualidad, la villa tiene una población en torno a 20.200 habitantes.
Cabe añadir, en cuanto a lo que la Central Contable contribuyó al crecimiento de Medina del Campo, que entre cuarenta y cincuenta empleados de los que habían venido de otras poblaciones se casaron con muchachas de la villa y se quedaron a vivir en la localidad.
La Central Contable era una de las siete que de la misma magnitud operativa tenía Banesto repartidas por toda la península (hubo otras centrales contables pero de menor entidad). Cerró el 31 de diciembre de 1995 -fue cedido a Asprona en 2006 para la apertura de un centro de día- y fue la última, a excepción de la de Madrid, de todas las que tenía el banco. En ello influyó la orientación del negocio, así como una tecnología informática que no precisaba de instalaciones tan especializadas.
Volviendo a las características tecnológicas del centro, las primeras computadoras que se utilizaron fueron las IBM 1401 (recién salidas al mercado), que pocos años más tarde se sustituyeron por las más modernas IBM 370, que funcionaban ya con cinta perforada en unos armarios de notable tamaño.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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