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Tres logias mantienen vivo el legado de la masonería en ValladolidEl año 1936 fue dramático para la masonería vallisoletana. El local del que disponían los hermanos masones en las inmediaciones de la iglesia de la Antigua fue asaltado y repartido entre los saqueadores todo lo que atropellaron a su paso. Además, fueron apresados unos cuarenta masones (activos unos, durmientes otros) y muchos de ellos fueron fusilados a las afueras de Salamanca, donde fueron conducidos para juntarlos con otros demócratas.
Tras un largo periodo de clandestinidad, en 1979, una vez restablecida la Democracia, la masonería volvió a tener voz en Valladolid, entre otras cosas gracias a unos artículos que publicó El Norte de Castilla aquel mismo año.
El año siguiente (1980) puede considerarse como el de su salida a la luz pública, al constituirse un templo masónico en el número 18 de la calle López Gómez, impulsado por la logia 'Hermes-Amistad' nº 53. Aún así, tuvieron altibajos en su actividad hasta que afianzaron su presencia respaldados por la Gran Logia Simbólica Española en noviembre de 1985.
Detrás de estos acontecimientos más cercanos, la masonería vallisoletana tiene su historia, entre cuyos protagonistas no faltan importantes personajes de la política, la universidad y la economía, como Gaspar Núñez de Arce, Alonso Pesquera, Álvarez Taladriz, Macías Picavea, José Muro, Gaspar Citoler Sesé o García Quintana. Todos ellos son una muestra de personas de reconocido prestigio (incluso Picavea y Muro están enterrados en el panteón de personas ilustres del cementerio de El Carmen) que en un momento u otro formaron parte de los hermanos masones.
El XIX es el siglo de la masonería en Valladolid. Anteriormente hay rastro de la actividad de la llamada masonería operativa entre los maestros artesanos y canteros que trabajaron en la construcción de monasterios y castillos.
Mas, como se ha dicho, será en el XIX cuando la masonería adquiera carta de naturaleza en Valladolid. Tanto es así que el cementerio civil de la ciudad da cuenta de enterramientos de masones desde la segunda mitad de aquel siglo.
El diputado de la Gran Logia Provincial de Castilla y León, y miembro de la Logia 'Hermes Amistad' nº 53, de Valladolid, relata que la primera noticia de masonería en tierras vallisoletanas, aunque no documentada, es probablemente una logia que fundaron los franceses durante su estancia en la provincia: «Fernando VII escribió el 19 de noviembre de 1817 a su secretario de Estado y del Despacho de Guerra recomendándole la represión de una serie de logias masónicas, entre las que se cuenta una de Valladolid».
La represión tuvo un carácter despiadado y en ocasiones fue llevada a cabo por personas tan poco expertas que hizo que las autoridades presumieran de haber descubierto una logia reunida, cuando en realidad era un grupo de amigos que estaban participando en una timba de juego clandestino.
En el último tercio del XIX había logias masónicas no solo en Valladolid capital sino también en municipios como Medina del Campo, Medina de Rioseco, Castrillo de Duero, Castronuño, Nava del Rey, Peñafiel, San Miguel del Arroyo o Tudela de Duero.
Esta expansión masónica en Valladolid se debió a la febril actividad de Joaquín de Aymerich y Fernández Villamil, general de brigada, nacido en Berga (Barcelona), que entre sus variados destinos pasó por Valladolid. Se le conocía con el nombre simbólico de 'Atila'.
En la capital vallisoletana, la masonería tuvo varios locales en las calles del Salvador, Santiago y Zúñiga; además de en, al menos, otros tres pisos.
En las publicaciones consultadas no hay una coincidencia sobre el número de masones que había en Valladolid. En algún caso se maneja la cifra de 170 hermanos a lo largo del periodo de la Restauración, o el de 400 en la segunda mitad del siglo XIX.
Sin embargo, sí son más conocidas las ocupaciones de sus miembros, que había en toda la escala social: abogados, militares, médicos, comerciantes, profesores, sastres, carpinteros, zapateros, etcétera.
Después de un periodo de baja intensidad, en la década de 1920 se reactivó. Entonces se creó un nuevo 'taller' con participación destacada de republicanos y socialistas que apoyaron las huelgas de los ferroviarios, colaboraron con el Rótary Club e, incluso, fundaron un ateneo en la calle del Prado.
El levantamiento militar contra el Gobierno de la II República llevó aparejada una feroz persecución contra los masones, hasta el punto de que se dio orden de levantar todos los enterramientos masónicos que no estuvieran en el cementerio civil. El gobierno del Franco, para alcanzar sus fines represores, creó el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.
Por sentencia del Tribunal Supremo de 3 de julio de 1979, de nuevo quedó legalizada la masonería en España, anulando una resolución previa del Ministerio del Interior por la cual la declaraba ilegal. Sin duda, ese fue el punto de inicio de la nueva masonería española. El año siguiente, la masonería española apoyó, incluso, al Rey para el Nobel de la Paz.
Un masón vallisoletano que quiso permanecer en el anonimato, entrevistado por El Norte de Castilla el 9 de diciembre de 1979, reconocía que en ese momento eran un número escaso los masones en Valladolid, teniendo en cuenta la gran represión que padecieron durante la Guerra Civil y el franquismo. Contó que estaban «empezando y que no había aún abierta ninguna logia» y remachó que «cualquier hombre que se considere libre, democrático, de mente abierta por encima de dogmatismos y que tenga una inquietud por buscar la verdad, tiene un puesto en la Masonería».
El año 1991 fue importante para la masonería vallisoletana, pues se consolidó la Masonería Regular en la capital con la constitución de la logia 'Hermes Amistad' nº 53 (que en realidad venía trabajando, aunque con altibajos, desde 1980).
En la actualidad hay tres logias en Valladolid. Una de ellas dentro de la Gran Logia de España, que es la de la masonería regular: la Respetable Logia 'Hermes Amistad' nº 53, que es masculina y que sigue el rito escocés antiguo y aceptado. La otra se llama 'Indivisible' nº 51 y pertenece a la Gran Logia Simbólica Española, que también sigue el rito escocés antiguo, pero es mixta. Levantó sus columnas en 2001 y sus actividades públicas consisten en dar algunas conferencias, incluso, en el ámbito universitario, según explica Óscar Rivero, Venerable Maestro de la Respetable Logia 'Indivisible' nº 51.
Hay algunas otras diferencias entre las logias: la 'Hermes Amistad' nº 53 pide a quien quiera ingresar la creencia en un principio creador al que denominan Gran Arquitecto del Universo, aunque eso es compatible con cualquier otra condición o creencia. Mientras que en la 'Indivisible' nº 51 esa no es una condición para ingresar. En definitiva, una de las diferencias de la masonería regular con la irregular, además de la ya indicada sobre su carácter de admitir solo hombres o que sea mixta.
Debe añadirse a estas dos logias, la recientísima constitución de la Logia de Perfección 'Antigua' nº 19 (mixta e irregular), que se diferencia de las otras dos en que esta se encuadra entre las logias de Altos Grados del Supremo Consejo Masónico de España y forma parte de los grados filosóficos del rito escocés. Tiene de singular, también, el que hacía noventa años que se no había formada ninguna de este nivel en Valladolid.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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