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Aunque desde 1993, en el número 8 de la calle Constitución (antes 12), una placa recuerda el centenario de su nacimiento en la ciudad del ... Pisuerga, el vallisoletano Jorge Guillén no nació en este edificio; ni en éste, ni el que allí hubo anteriormente. Jorge Guillén vino al mundo, en una fría mañana del 18 de enero de 1893, en la casa ubicada en el número 11 de la calle Caldereros, hoy Montero Calvo, y antes, del Verdugo, porque en una de sus callejas vivía el encargado de dar garrote a los condenados a muerte. El relieve, obra del artista vallisoletano Luis Santiago Pardo, autor también del grupo escultórico 'Homenaje a Jorge Guillén y la infancia' (1998), situado en los jardines de Poniente, preside la fachada de este inmueble vallisoletano, donde el poeta de la generación del 27 no nació, pero sí residió en algunos años de su juventud. En ella vivía cuando, en 1923, falleció allí su madre.
«Nací en Valladolid el 18 de enero de 1893, en el número 11 de la calle Caldereros –hoy Montero Calvo–, cuya casa todavía se conserva. Está cerca de la calle Duque de la Victoria, un poco más allá de El Norte de Castilla. Toda mi infancia la pasé allí. Todo lo que sé lo he aprendido allí, con mi padre, con mi madre, con mi lenguaje, con mi sentido de la vida», relató el poeta. Primogénito de Julio Guillén Sáenz y de Esperanza Álvarez Guerra, Pedro Jorge Guillén Álvarez, el mayor de cinco hermanos, cursó sus estudios primarios en la academia de don Valentín Alonso. En 1909 concluyó sus estudios de Bachillerato en el entonces recién estrenado Instituto Zorrilla y, con 16 años, su padre le envió al internado suizo de Friburgo para completar su educación.
Desde entonces Valladolid ya fue para el poeta solo un lugar de paso, pero la ciudad siempre fue algo más que su lugar de nacimiento. «Si mi infancia no hubiera transcurrido en Valladolid mi poesía hubiera sido distinta», solía decir. Alegaba, para demostrarlo, raíces, familia, lenguaje, un particular sentido de la vida, y, sobre todo, «un misterioso espacio temporal».
El edificio, de ladrillo rojo caravista, es obra de Antonio Ortiz de Urbina y Olasagasti, hijo del arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina, quien, en 1886 pidió licencia Ayuntamiento para construir una casa, propiedad de Matías Díez Doyagüe, sita en la calle Caldereros número 11. En 1860 el arquitecto Vicente Miranda había reedificado el inmueble que se levantaba anteriormente en este número de la calle, con vuelta a la de la Alegría, propiedad de Ezequiel Mª Lázaro. La casa natal de Jorge Guillén mantiene intacta su fachada cuyos ladrillos prensados debieron de salir de la Gran Tejería Mecánica de Eloy Silió, fundada en 1883.
Entre los primeros edificios que se ejecutaron en Valladolid con este ladrillo en el año 1884 y que permanecen en pie, están la fachada posterior del Teatro Zorrilla y la Capilla de las Oblatas, según recoge María Soledad Camino Olea, en su tesis doctoral 'Construcción y ornamentación de las fachadas de ladrillo prensado, al descubierto, en la ciudad de Valladolid'.
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