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Retirada de la plaza de Primo de Rivera de la Plaza Mayor en 1930. El Norte
Los cambios de nombre que han sufrido las calles de Valladolid a lo largo del tiempo
El cronista | Historias de aquí

Los cambios de nombre que han sufrido las calles de Valladolid a lo largo del tiempo

La Plaza Mayor ha llegado a tener otros cinco nombres por motivos políticos

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 24 de octubre 2024, 06:57

Los nombres de las calles de Valladolid siempre han sido asunto polémico cuando se trata de nombres propios o acontecimientos históricos, y nos remontamos al menos hasta el siglo XIX. El caso más llamativo de aquel siglo fue el de la plaza Mayor.

Hasta 1813 todo el mundo la conocía como plaza del Mercado o plaza Mayor, pero a partir de octubre de aquel año, según gobernaran la ciudad los constitucionalistas (críticos con Fernando VII) o los realistas (partidarios del rey), los cambios de su nombre fueron continuos: cuatro veces se llamó plaza de la Constitución; dos, plaza de Fernando VII; los carlistas (1837) la pusieron plaza de Carlos V, y ese mismo año volvió a ser de la Constitución, hasta que en 1928 se la renombró como plaza del General Primo de Rivera, que en 1930 fue sustituida por el primigenio plaza Mayor. Y hasta la fecha.

En algunas ocasiones, los cambios del nombre iban acompañados de turbas de personas que se congregaban en la plaza y procedían a destrozar la plaza anterior para poner la nueva, quemarla e incluso tirarla al río.

Corría el mes de abril de 1931 cuando en un pleno municipal se dio lectura a una instancia del Comité del Partido Republicano-Socialista proponiendo el cambio de nombre de algunas calles, entre los cuales estaba el del líder socialista Pablo Iglesias. Los monárquicos se opusieron, pues, además entre esos cambios estaba el de cambiar el nombre de Avenida de Alfonso XIII por el de la República (la que más tarde volvería a ser Acera de Recoletos). Finalmente, la plaza Pablo Iglesias se llamó a la entonces plaza de Semprún (la actual Colón). Otras calles más se cambiaron durante la II República.

En agosto de 1936 la eliminación del rastro republicano, llevó a las autoridades franquistas a cambiar el nombre de unas cuantas calles. Entre ellas, a la calle de las Cortes Constituyentes la llamaron Calvo Sotelo (actual Doctrinos); a la plaza de Pablo Iglesias, plaza de Colón; la avenida de la República se renombra como avenida del General Franco (actual paseo Recoletos); la calle Constitución pasó a llamarse General Mola (actual Constitución de nuevo); la plaza de la Libertad cambia a Onésimo Redondo (ahora nuevamente de la Libertad), etcétera. A lo largo de los años de la Dictadura fueron cambiándose más nombres.

Apenas transcurridos dos meses desde las primeras Elecciones democráticas a los ayuntamientos, celebradas el 3 de abril de 1979, el alcalde Tomás Rodríguez Bolaños, que presidía un gobierno municipal con mayoría formada por el PSOE y el PCE, anunció el 18 de mayo que haría restitución de los antiguos nombres de algunas calles. El propósito, según manifestó, era recuperar los nombres antiguos, y no proceder a una modificación generalizada. No fue rápida la materialización de la voluntad municipal, ya que hasta un año después no se aprobó la propuesta de cambios. Fue en el pleno celebrado el día 3 de julio de 1980.

Manifestación realizada el 3 de julio de 1980 contra el cambio de nombres de varias calles. El Norte

Fernández Velasco, de Coalición Democrática –la primera marca electoral del que luego sería Partido Popular-, califica la propuesta de demoledora y revanchista, pues solo se centra en nombres de personas del antiguo Régimen. El grupo de UCD –encabezado por José María del Río-Hortega-, mostró su disconformidad alegando razones formales: «el expediente no contiene estudio económico, ni informe del Interventor, ni justificación de las causas por las que se propone el cambio».

Más adelante, UCD alegó los quebraderos de cabeza que se iban a producir al vecindario y al comercio de esas calles: cambios de carné de identidad, de conducir, cuentas bancarias, direcciones comerciales o registros de la Propiedad. PSOE y PCE, defendieron su propuesta indicando que el cambio se hace sin violencia, no como como en su día lo hizo el Franquismo, y que se respetan los nombres de ilustres de la ciudad, dijo el portavoz socialista Nalda García.

Y el portavoz del PCE, Martínez de Paz, concluyó su alegato en favor del cambio diciendo que el «Ayuntamiento ha demostrado gran mesura, pues se trata de ser justos con la historia y eliminar símbolos y nombres que deben ser recuerdo desdichado para todos». En aquel pleno hubo que desalojar a militantes de Fuerza Nueva y Fuerza Joven, que una vez en la calle se congregaron en la parte posterior de la Casa Consistorial y tras proferir gritos contra el alcalde, contra los marxistas del Ayuntamiento y corear reiteradamente el nombre de Franco, terminaron por arrojar piedras que rompieron algunas vidrieras que daban al Salón de Sesiones.

Finalmente, la propuesta salió adelante con los votos de la coalición de gobierno. Así, la avenida del General Franco pasó a llamarse acera de Recoletos; la calle 18 de julio, Nicolás Salmerón (presidente en la I República); la del General Mola, Constitución; Calvo Sotelo, Doctrinos; General Queipo de Llano, Bajada de la Libertad; Héroes de Teruel, Doctor Cazalla; Onésimo Redondo, plaza de la Libertad, y plaza Leones de Castilla recobró el viejo nombre de Rinconada.

El último cambio de nombres de calles por razones políticas, es el que se produjo en 2014. Ya hacía años que la competencia de asignar nombres de calles residía en el alcalde, y no en el pleno Municipal. Así, por aplicación de la Ley de Memoria Histórica de 26 de diciembre de 2007, y tras irse demorando hasta que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia dictada el día 5 de febrero de 2014, al alcalde Francisco Javier León de la Riva ya no le quedó más remedio que proceder. Desde hacía años, partidos de izquierda y, sobre todo, los colectivos por la recuperación de la Memoria Histórica, venían exigiendo la aplicación de la Ley, y proponiendo los cambios que había que hacer.

El alcalde, pidió al Cronista de Valladolid, Teófanes Egido, un informe sobre qué nombres de calles consideraba que estaban afectados por la Ley, pero Egido sugirió que la persona más adecuada para ese trabajo era el historiador dominico Jesús María Palomares, buen conocer de la historia vallisoletana del siglo XX. Es el caso que finalmente el alcalde, en mayo de 2014, tuvo sobre la mesa dicho informe, en el que no se daba plena satisfacción a los memorialistas, y se proponían el cambio de doce calles y un puente, por ejemplo, la calle General Solchaga pasó a llamarse avenida de El Norte de Castilla; la de José Antonio Primo de Rivera, calle de los Molinos, y el puente de García Morato recibió el nombre de Adolfo Suárez.

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