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Escaparate de Casa Sierra en la calle Vicente Moliner en los años setenta. Álbum familiar
Comercios históricos de Valladolid: Casa Sierra

La baulería que trajo a Valladolid las primeras maletas de marca

Pedro Sierra abrió a finales del siglo XIX un comercio de construcción y reparación de baúles en la calle de los Guarnicioneros que acabó siendo la tienda de artículos de viaje de referencia de la capital vallisoletana

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 11 de septiembre 2023, 00:30

Nacido en 1870, Pedro Sierra de la Torre abrió a finales del siglo XIX en el número 3 de la calle Guarnicioneros (hoy Vicente Moliner) un negocio de construcción y reparación de baúles «y demás artículos inherentes al ramo», apostilla Antonio Garrote, cuñado de José Luis de los Ríos Sierra, nieto mayor del fundador de esta baulería vallisoletana. Casado con Elena Serrano Gómez, el matrimonio tuvo solamente una hija: Dolores Sierra Serrano, quien estuvo al frente del comercio familiar desde 1944. Fue el marido de Elena, Luis de los Ríos Crespo, maestro cortador de pieles, el que dio el relevo a su suegro –en 1929 el negocio se anunciaba en El Norte de Castilla como Casa Sierra. Hijo sucesor, Luis de los Ríos– pero éste falleció en 1944, tan solo unos meses después de la muerte del fundador.

En aquellos años treinta Casa Sierra se publicitaba como «la primera en Castilla en artículos de viaje». El comercio vendía también artículos de caza, presentaba un «inmenso surtido en monederos de señora y caballero» y tenía especialidad en «cajas para viajantes, maletas, estuches». Tuvo una sección de calzado con la marca La pipiola y exportaba «a provincias», además de contar con una sucursal en Palencia, en el 95 de la calle Mayor Principal. «Antes de comprar baúles, maletas, sacos para viaje, monederos de señora y caballero, ver precios en esta casa», rezaban los anuncios del comercio en 1925, año en el que el establecimiento amplió su superficie de venta, ocupando los números 2 y 4 de la Plaza del Ochavo.

Dolores Sierra y Luis de los Ríos tuvieron cuatro hijos: José Luis, Emilio, María de los Dolores (que falleció siendo niña) y Carlos. Los tres estuvieron siempre vinculados al negocio familiar, siendo el mayor, José Luis, el que se quedó al cargo tras fallecer su madre, en 1973, y sus hermanos. «Mi cuñado siempre presumía de que en Casa Sierra se podía encontrar cualquier artículo relacionado con los viajes. Y tenía razón. Tenían desde un kit de costura, que costaba dos pesetas, hasta los últimos modelos de las mejores marcas de maletas», recuerda Antonio Garrote, hermano de Julita, la mujer de José Luis de los Ríos.

Anuncio de Casa Sierra en El Norte de Castilla en 1929. Abajo, Antonio Garrote y en la otra fotografía, Emilio de los Ríos Sierra junto a un dependiente en el comercio en los años cincuenta. Álbum familiar y Rodrigo Ucero
Imagen principal - Anuncio de Casa Sierra en El Norte de Castilla en 1929. Abajo, Antonio Garrote y en la otra fotografía, Emilio de los Ríos Sierra junto a un dependiente en el comercio en los años cincuenta.
Imagen secundaria 1 - Anuncio de Casa Sierra en El Norte de Castilla en 1929. Abajo, Antonio Garrote y en la otra fotografía, Emilio de los Ríos Sierra junto a un dependiente en el comercio en los años cincuenta.
Imagen secundaria 2 - Anuncio de Casa Sierra en El Norte de Castilla en 1929. Abajo, Antonio Garrote y en la otra fotografía, Emilio de los Ríos Sierra junto a un dependiente en el comercio en los años cincuenta.

«La tienda estaba en el local a pie de calle y en el primer piso estaba el almacén. Era increíble la cantidad de género que tenían siempre», alaba Antonio Garrote quien, desde que su hermana entrara a formar parte de la familia de Casa Sierra, «echábamos todos una mano cuando se nos necesitaba en Navidad». «Aún recuerdo el año en que sufrió un incendio terrible», cuenta Antonio. Era el 4 de junio de 1945, en torno a la una y media de la tarde. Comenzó en la trastienda pero «el voraz elemento se propagó pronto a la parte principal de la tienda, produciéndose gran alarma, ya que salían al exterior gruesas columnas de humo y llamas», contó del suceso El Norte de Castilla.

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