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Natural de Astudillo, Palencia, Bartolomé Ercilla del Manso abrió en 1862 en el número 48 de la Acera de San Francisco su confitería; en la esquina con Teresa Gil. Luego se trasladaría al número 42 de Fuente Dorada (hoy Ferrari). Casado con Hilaria Vázquez, a Bartolomé, fallecido en 1887, le dio el relevo su hijo Anselmo Ercilla Vázquez, quien amplió el negocio con la venta de velas. «Anselmo Ercilla. Confitería, pastelería y cerería. Caramelos y bombones finos», rezaba la publicidad de la época. En 1927, año de la muerte de Anselmo, con 55 años, el negocio familiar pasó a manos de Gregorio Ercilla Ortega (Valladolid, 1902), el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Anselmo con Felisa Ortega -Gregorio, Francisco, Lázaro, Jesús y María-. Fue él quien decidió dar un giro al negocio que había fundado su abuelo en el siglo XIX y cambió la confitería, pastelería y bombonería que regentaba hasta ese momento por una perfumería, que hoy dirige su nieto Jaime Ercilla Azpeitia (Valladolid, 1978).
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«Mi abuelo ya estaba cansado. El obrador ocupaba el último piso del edificio. Tenía que cargar con los sacos de harina, levantarse a las cuatro de la mañana... Era mucho trabajo», recordaba Pilar Ercilla, nieta de Gregorio, en un reportaje en El Norte de Castilla en 2014. «El trabajo de la pastelería era muy duro. Solamente bajar y subir del obrador... Mi abuelo, junto a sus hijos, vio en ese momento en la perfumería una oportunidad; un nicho de mercado», explica Jaime Ercilla Azpeitia, copropietario hoy junto a su hermana Elena de Perfumería Ercilla. Antes que Jaime y Elena estuvieron al frente del negocio María de las Mercedes (Valladolid, 1937) y Miguel Ercilla Gómez (Valladolid, 1948), tía y padre, respectivamente, de los actuales propietarios. En 1964 el negocio se publicitaba todavía como Perfumería Gregorio Ercilla.
Gregorio Ercilla, casado con Basilisa Gómez Martín, falleció en 1985 con 83 años, año en que sus hijos, Mercedes y Miguel, dueños entonces del negocio familiar, decidieron abrir un segundo comercio en la ciudad, coincidiendo con la apertura del centro comercial Las Francesas. Allí, en el número 20 de la calle Santiago, permanecen desde hace 38 años. «En los años setenta se abrió, dentro de la perfumería, un salón de belleza, tan de moda en aquellos años en España. Hoy siguen en funcionamiento en las dos tiendas, que con el tiempo hemos ido especializando en alta perfumería», añade Jaime Ercilla, gerente del negocio familiar.
Casado con Piluca Azpeitia, son los hijos de Miguel la quinta generación de esta saga de comerciantes que nació en el Valladolid del XIX. «El mejor centro comercial es el centro de la ciudad», sentencia Jaime Ercilla, hijo de quien fuera presidente la Asociación Vallisoletana de Comercio (Avadeco).
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