Cartel editado por AEORMA y realizado por Manuel Sierra.
El Cronista | Historias de aquí

La asociación que fue germen del ecologismo europeo

Valladolid, Castilla y León y la Cuenca del Duero siempre estuvieron muy presentes en la Asociación Española para la Ordenación del Territorio y el Medio Ambiente (AEORMA)

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 3 de agosto 2023, 00:28

«Es urgente la necesidad de defender el medio en que vivimos, pues su destrucción es nuestra propia destrucción», declaró en Valladolid Carlos Carrasco Muñoz de Vera, abogado y secretario General de AEORMA en un acto celebrado en febrero de 1974 en la Caja de ... Ahorros Popular ante un público mayoritariamente juvenil, que acababa de asistir a la proyección de la película 'El hombre y el medio'.

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AEORMA (Asociación Española para la Ordenación del Territorio y el Medio Ambiente) se puede considerar la fundadora del movimiento ecologista en España acorde con las corrientes del ecologismo moderno europeo. Comenzó su andadura en 1970 con el registro de sus estatutos. Entre sus fundadores se encontraban Martínez de Pisón, Vidal Beneyto, García de Enterría, José Luis Aranguren, López Salinas o Ramón Tamames. Es decir, geógrafos, economistas, sociólogos, juristas, filósofos, arquitectos, biólogos, escritores, etcétera.

Armbruster (1944-1976), residía en Valladolid y falleció en Ribadesella practicando submarinismo.

Esta asociación también sirvió como cantera de dirigentes políticos. Demetrio Madrid, primer presidente de Castilla y León, era miembro de la asociación, y Carlos Carrasco –(que fue el secretario General de AEORMA- España), fue en 2007 candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León en la candidatura de los Verdes de Europa por la circunscripción de Valladolid.

Su acta fundacional y la asamblea celebrada en Benidorm en 1974, marcaron un nuevo enfoque de la ecología, al apuntar a un medio ambientalismo de carácter científico, antinuclear, político y social. Suyos son conceptos del ecologismo moderlo que tanto suenan hoy en día como «evaluación de impacto ambiental», «delito ecológico», o la idea de que «los recursos naturales deben considerarse patrimonio de la Nación».

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En Valladolid y en Castilla y León -o más exactamente en la Cuenca del Duero-, contó con una presencia notoria y en torno a ella se agruparon un puñado de personalidades, como el abogado urbanista José Gimeno García-Lomas, el biólogo Rafael Álvarez Taladríz y el empresario y activista Ricardo Armbruster Blecher. El catedrático de Química Fernando Fernández-Polanco o el arqueólogo Germán Delibes de Castro son otros nombres sobresalientes que se involucraron en las actividades de AEORMA.

El 16 de enero de 1974 la asociación, recién constituida en Valladolid se presentó en sociedad y Armbruster, su delegado regional, declaró que pretendía «dedicar sus esfuerzos a la difícil tarea que supone denunciar, advertir y trabajar en favor del medio ambiente». Y a pregunta del periodista de El Norte de Castilla sobre los principales problemas de la Cuenca del Duero, apuntó al exceso de productos químicos en la agricultura pues, entre otras cosas, contaminaba las aguas, y la conservación de la fauna salvaje de las zonas montañosas. Para abordar estos problemas Armbruster explicó que se estaban formando equipos para viajar por toda Castilla y concienciar a la población.

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Álvarez-Taladríz vivió casi toda su vida en Valladolid, y falleció en 2016 a los 78 años de edad. Foto tomada del blog de Ecologistas en Acción.

Sus actividades, además de difundir y concienciar mediante conferencias, proyecciones cinematográficas, concursos de pintura y fotografía, o la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, abarcaron un amplio abanico de iniciativas: repoblación forestal en Medina del Campo, colocación de nidales en los pinares de Puente Duero, o la denuncia –en noviembre de 1974- de la desecación de las lagunas de Laguna de Duero y Carpio en aras de ganar suelo residencial o cultivable, pues así se destruía importantes hábitats de anátidas, y propusieron que a los propietarios colindantes de esos humedales se les permutara sus tierras por otras tierras comunales en la localidad.

Otras iniciativas de envergadura fueron los daños que podía ocasionar a los pinares de Valsaín la construcción de un embalse, o el impacto negativo de diversas urbanizaciones en el entorno de parque de Gredos.

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AEORMA también mostró su preocupación por las consecuencias de la emigración campesina y las deficiencias de la sanidad en el ámbito rural –en definitiva, la despoblación-, sobre la erosión del territorio castellano y leonés. Con estas premisas dieron conferencias en diversos municipios de la provincia, como Villalón de Campos, Montemayor de Pililla, Aldeamayor de San Martín o Tordesillas, en los que además ponían el énfasis en las bondades de la repoblación forestal tanto para la economía como para la conservación y fertilización de la tierra.

Denunciaron la escasez de zonas verdes en Valladolid, que en la década de lo setenta solo era de 2,5 m2 por habitante. Y alertaron del carácter depredador de suelo susceptible de hacerse público para parques y dotaciones de los planes parciales de ordenación urbana, en clara coincidencia con el movimiento vecinal.

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Entre sus propuestas al Ayuntamiento vallisoletano figuraban la regeneración de las riberas del Pisuerga y el Esgueva, y alertaron en 1975 sobre la destrucción del Pinar de Antequera por las instalaciones que tenía y los proyectos urbanísticos, y exigieron que cesara «toda utilización del pinar para otros fines que no fueran los de zona forestal pública».

Gimeno García-Lomas, uno de los primeros fallecidos por Covid en 2020 a los 69 años de edad. El Norte

Unos años más tarde (1978) instaron al alcalde Manuel Vidal para que el parque de Canterac, recién adquirido por el Ayuntamiento, fuera acondicionado como parque público y se conservara su arbolado, pues, según AEORMA, era «extraordinariamente valioso», por ser unos de los pocos bosques que aún quedan en el interior de la ciudad.

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La historia de AEORMA-Cuenca del Duero quedó marcada por su oposición a la central nuclear que se pensaba construir en el municipio leonés de Valencia de Don Juan (Carlos Carrasco fue detenido en una manifestación en la localidad), y más tarde (1977) en Soria. A finales de ese mismo año AEORMA alertó sobre la intención de instalar una planta de combustible nuclear en Tudela de Duero.

La Asociación también denunció el deterioro del patrimonio monumental de Valladolid, como los casos del abandono que sufrían el Monasterio de Nuestra Señora de Prado y el palacio de los Condes de Benavente.

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AEORMA se implicó de forma decidida en la configuración de la comunidad autónoma de Castilla y León. Se sumaron a las entidades que hicieron el llamamiento a la primera concentración en Villalar de los Comuneros y a cuantas iniciativas apuntaban en la creación de la identidad regionalista. Incluso algunos de sus miembros pasaron a ser activos dirigentes del Instituto Regional Castellano-Leonés, entidad que fomentaba el autogobierno regional, una de cuyas cabezas más visibles fue el catedrático Julio Valdeón Baruque, y uno de sus fundadores fue Armbruster. A principio de la década de 1980 AEORMA cesó en sus actividades.

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