Dos muertos por dos explosiones de gas en menos de un mes
Agosto trágico ·
Vecinos de las calles Goya y Juan de Valladolid tuvieron que abandonar sus casas después de dos terribles deflagraciones nocturnasAgosto trágico ·
Vecinos de las calles Goya y Juan de Valladolid tuvieron que abandonar sus casas después de dos terribles deflagraciones nocturnasSerá un agosto difícil de olvidar. De los que se quedan marcados en el calendario por lo trágico de los acontecimientos. Dos explosiones de gas sacudieron a las calles Goya y Juan de Valladolid al inicio y final de mes, en la que fallecieron, en cada una, una persona. Dos terribles sucesos que dejaron a la totalidad de los vecinos de los dos inmuebles en la calle de la noche a la mañana y cuyo poso psicológico permanece entre los residentes de las dos zonas.
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La noche del 1 de agosto se vio empañada tras escucharse en gran parte de Valladolid un gran estruendo. Venía del barrio de La Farola, donde el número 32 de la calle Goya estaba en llamas. Fue una larga intervención de bomberos, sanitarios y policías para desalojar a los inquilinos (muchas viviendas estaban vacías al ser periodo vacacional) y atender a los heridos, mientras todos se afanaban en buscar a Teresa Bergondo, la vecina del 1º C.
La fatal noticia del fallecimiento de Teresa se conocía de madrugada mientras emergencias seguía trabajando en un inmueble que cinco meses después sigue deshabitado. Los vecinos fueron realojados de urgencia en hoteles y casas de familiares y desde entonces poco o nada saben de lo que sucederá con el inmueble. Lo que sí han conocido recientemente es que el juez instructor ha archivado el caso al considerar que la explosión fue un accidente.
Con los hechos de la calle Goya recientes, Valladolid volvió a recibir otro terrible golpe el 29 de agosto, en el barrio de Parquesol. En esta ocasión de madrugada, cuando en el 3º I del número 23 de la calle Juan de Valladolid se registró la explosión. La ciudad amanecía y todos los vecinos se apresuraron en abandonar el inmueble. En la evacuación, el policía Javier Redondo rescató con vida al vecino del 3º I, Diego Hernández Herrero. Había estado en el epicentro de la deflagración y presentaba quemaduras en el 55% de su cuerpo. Fue derivado al Hospital Río Hortega con un pronóstico muy grave, pero con el paso de los días fue mejorando paulatinamente, aunque quince días después de la explosión su estado empeoró y falleció en el hospital.
El resto de vecinos, mientras tanto, seguían alejados de su vivienda. Estuvieron 78 días en lo que se acometieron las principales reparaciones del inmueble. Fueron en tiempo récord, porque a mediados de noviembre se les volvieron a entregar las llaves de sus casas.
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La tragedia aún estaba presente, la misma de la que intentan pasar página. Volvieron a sus hogares después de escuchar el informe preliminar de la Policía Nacional, en el que se detallaba que el siniestro fue consecuencia de «una manipulación directa de la llave del gas en el domicilio (3ºI)».
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