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El pasado viernes 27 de marzo, la residencia Domus de Arroyo de la Encomienda, donde habitan 230 mayores, no reconocía ni una sola muerte con o sin síntomas de coronavirus y así figuraba en la estadística de la Junta. Ayer, a través de la ... Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, se confirmaban dos fallecimientos, el de dos mujeres octogenarias: una, el martes por la tarde del 24 de marzo y otra, el pasado domingo 29. Pero el viernes 27 había fallecido un tercer residente, según han ratificado fuentes de familiares. A ninguno de los tres se les hizo la prueba del Covid-19, pero todos ellos presentaban síntomas compatibles con el virus.
Cornavirus en Valladolid
La madre de Gonzalo San Frutos, que contaba 89 años, estaba completamente sana, a no ser por sus prótesis de rodilla y cadera. Su hijo, que reside en Canarias, relata que sus hermanas, que viven en Valladolid, dejaron de verla el 12 de marzo, cuando cerraron las puertas de la residencia a las visitas. La semana previa a su muerte, el 17 de marzo, la señora empezó a sentirse mal, con vómitos y gastroenteritis. Su hijo, que hablaba todos los días con ella por teléfono, recuerda que le comentaba que tenía dolores de cabeza y musculares.
Después empezó a tener problemas y le pusieron un pequeño respirador. «Se le notaba muy nerviosa, estaba sola en una habitación, veía a las auxiliares entrar con máscaras, estaba muy asustada y me pedía que la sacara de allí». Su madre le llamó varias veces la víspera de su fallecimiento, a las cuatro de la madrugada, a las seis. «Gonzalo, ven a buscarme, Gonzalo, sálvame», rememora. Al día siguiente por la mañana, mientras hablaba con ella, le llevaron una botella de oxígeno y el hijo pidió que se pusiera al teléfono la cuidadora, «quien me comentó que la saturación en sangre era muy baja y que no se podía llevar a mi madre al hospital porque no lo autorizaba la Consejería y que no le iban a hacer el test». Entonces, él llamó a una de sus hermanas, quien le comentó que había hablado con la doctora y que le dijo que al día siguiente a las once de la mañana tenían cita con el equipo de cuidados paliativos. No fue necesario; la enferma falleció esa misma tarde.
«En ningún momento nos informaron desde la dirección del centro de que mi madre estaba mala hasta la madrugada antes de su muerte», subraya Gonzalo San Frutos, quien reconoce la frustración y el «sentimiento de rabia y dolor» que siente por no haberse podido despedir de su madre. Se queja, más que de un trato inadecuado o maltrato a la anciana, de la opacidad de la dirección de la residencia y de la desinformación a los familiares, «No creo que el trato personal hacia mi madre haya sido malo, las instalaciones están bien y mi madre era muy querida. Pero nos han tenido a oscuras. Se les ha desbordado esto y han querido ocultarlo», señala. Los hijos están estudiando si plantean una denuncia por ello.
Los expertos
Doménico Chiappe
Ante las quejas de familias, la residencia publicó ayer un comunicado en un chat, en el que indicaba que no iba a brindarles «números concretos sobre la situación en relación a residentes afectados y personal» y se remitió a los datos aportados a las autoridades. «Si algún residente cambia de situación, informamos a su familiar personalmente, que creemos que es lo más oportuno», se especifica. En el escrito se señala que «los residentes en vigilancia más exhaustiva con posible sintomatología compatible con Covid-19 se han estabilizado» y el resto permanecen confinados en sus habitaciones. También reconoce que hay positivos en el hospital y fallecimientos.
Este periódico ha tratado de recabar la versión de la dirección de la residencia, que ha declinado realizar declaraciones.
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