A fecha de mayo de este año en España había 557 diáconos permanentes que sirven en las diferentes diócesis a las órdenes de sus respectivos obispos. El número de diáconos va en aumento. 10 de ellos pertenecen a la Diócesis de Valladolid, que el próximo ... mes contará con uno más, gracias a la ordenación del vallisoletano Óscar Agüera Iglesias. Además hay otros dos candidatos que están finalizando su formación pastoral. Los diáconos permanentes son hombres que compaginan su vida profesional y familiar con el ministerio ordenado. Su figura siempre ha estado presente en la Iglesia católica y en países como Italia o Estados Unidos está muy extendida. En España, aunque todavía es una gran desconocida, está ayudando a atenuar el problema de la falta de vocaciones, ya que ofrecen una solución práctica y transitoria a la falta de sacerdotes.
Publicidad
Testimonios
Laura Negro
Laura Negro
Laura Negro
Laura Negro
Según datos oficiales de julio de 2023, en la diócesis de Valladolid hay 233 curas, de los cuales, sólo alrededor de 100, están en activo y con responsabilidad pastoral en las 302 parroquias (50 en la capital y 252 en la provincia). En este contexto, los diáconos emergen como una pieza clave para mantener viva la fe y brindar apoyo espiritual a estas comunidades. Su compromiso, dedicación y versatilidad están ayudando a superar los desafíos de la Iglesia actual. «Los diáconos no son sustitutos de los párrocos. Tienen su propio lugar en la iglesia en lo que se refiere a las labores de caridad, de enseñanza y de celebración, pero siendo realistas, se está echando mano de ellos para aquellas celebraciones donde no llegamos los presbíteros, que cada vez somos menos. En las parroquias hacen una labor importantísima y contribuyen a que no se pierda la celebración dominical. Además, también ayudan en hospitales, tanatorios, en Cáritas… Su labor es encomiable», valora Miguel Ángel Vicente, Delegado para el Diaconado Permanente en la Diócesis de Valladolid. «La formación que reciben es fundamentalmente teológica y también pastoral, para que puedan expresar y comprender la fe. Son 4 cursos, pero muchos, por su situación laboral o profesional, lo dilatan en el tiempo», prosigue Miguel Ángel Vicente, cuya misión es acoger a los candidatos a este ministerio y acompañarles desde el punto de vista académico, pastoral y espiritual hasta recibir la ordenación.
El diaconado permanente es un servicio a la Iglesia que rescató el Concilio Vaticano II. En Valladolid fue restaurado en 1991 por el entonces arzobispo José Delicado con la ordenación de los tres primeros diáconos de la diócesis, Carlos Barbaglia, Luis Rodríguez y Patricio Fernández. La de Valladolid es la diócesis con más diáconos de Castilla y León. «En Palencia, por ejemplo, hay 3, en Zamora 2, en Salamanca 4, en Ávila 1 y en Burgos, 2. España es, de los países de Europa donde está instaurado el diaconado, el que menos diáconos permanentes tiene. Portugal tiene unos 300 y eso que el territorio y la población son mucho menores», señala Patricio Fernández uno de los decanos en este ministerio. Entre los vallisoletanos, 9 de los 10 que hay actualmente están casados y sobre sus profesiones, los hay jubilados, economistas, panaderos, comerciales y profesores, entre otras.
Los diáconos permanentes suelen ser hombres maduros de entre 35 y 60 años, casados durante al menos 10 años, o también solteros o viudos, en cuyo caso se deben mantener célibes. Si tienen esposa, ésta debe entregar su consentimiento por escrito para secundar a sus maridos en esta vocación. En el caso de que enviuden, el derecho canónico establece que no podrán volver a contraer matrimonio. «La última palabra antes de ordenarse diáconos, no es del propio aspirante, sino de su mujer, en el caso de estar casado. Debe firmar y autorizar su consentimiento», explica Jorge Fernández, párroco de Nuestra Señora de Prado, que cuenta en su parroquia, desde hace 11 años, con la colaboración del diácono Paco Castro. «Tener a Paco conmigo supone tener a alguien cercano con quien compartir la fe y el día a día en la parroquia. Además, su experiencia como hombre casado, con hijos y nietos es muy valiosa a la hora de acompañar a las familias», añade este sacerdote.
Publicidad
Son ministros de la palabra, proclaman el Evangelio y predican y enseñan la fe católica. Su labor es prestar servicio a la comunidad, tanto en el ejercicio de la caridad como en algunos de los sacramentos. Así, pueden bendecir, bautizar, casar, dar la comunión, llevar el viático a los enfermos, presidir la celebración de la palabra o los funerales. En cambio, no pueden consagrar ni confesar. Y todo lo hacen de forma totalmente desinteresada, sin cobrar nada a cambio.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.