«Detrás del fracaso hay segregación escolar y residencial»

Lo demuestra el hecho de que cuatro de cada cinco padres y madres de estos niños y niñas que dejan de asistir a las clases no han pasado de los estudios primarios.

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Antonio Corbillón

Detrás del absentismo hay siempre segregación. «No solo escolar sino también residencial. Familias que comparten con sus vecinos y su ambiente una rutina de escaso interés y retraso escolar». Un circulo vicioso que se repite y se transfiere de padres a hijos. «Si ves a tu alrededor que la educación no está entre las prioridades de los demás, es difícil que te impliques», resume Lola Villarrubia.

Por eso, la labor de la Fundación Secretario Gitano tiene que ver con programas de promoción y acompañamiento para alentar el esfuerzo y la mejora educativa. «Cada vez menos familias gitanas reniegan de la importancia de una buena educación, pero es muy fácil que fallen los apoyos de todo tipo: desde padres, familiares, entorno».

Su lucha tiene que ver con romper la «retransmisión generacional de la pobreza y las bajas expectativas». Con los años desde la FSG se van dando «tímidos progresos, con una cantera de chicos y chicas que estudian más allá de la enseñanza obligatoria».

El próximo curso entrará en vigor el adelanto de la escolarización de 2 a 3 años. Y en esta fundación tienen claro que «lo más preocupante son los primeros años para fomentar y afianzar las rutinas educativas». Por eso, uno de sus programas es un proyecto con madres con críos de 0 a 3 años para que compartan el cuidado con el entorno e incluso desde el ámbito escolar para abrir nuevas expectativas.