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Desalojan a los indigentes y tapian el bar incendiado del parque de Las NoriasCerrado a cal y canto. Así luce estos días el maltrecho bar del parque de Las Norias que fue pasto de las llamas hace más de tres meses y de cuyo anterior han sido desalojados definitivamente los indigentes que volvieron a ocuparlo a los pocos ... días de que el fuego lo devorara, mientras dormían en la madrugada del 5 de marzo, y dejara inservible el interior de un espacio municipal construido en 2007, pero que nunca ha encontrado más uso que el de dar cobijo a personas sin recursos y cuyo destino ahora es pasar por la piqueta.
El retraso en la anunciada demolición del bar, que cuenta con una superficie útil de 122 metros cuadrados, entre el cubo acristalado de la barra y un segundo habilitado para la cocina, baño y almacén, y la 'reocupación' de su interior han llevado al Consistorio a asegurar, por un lado, el cubo exterior, del que se han retirado los restos de cristales y elementos dañados por el fuego de la cubierta (cableado, falso techo...) y, por otro, a cerrar a cal y canto las puertas y ventanas del segundo cubo, en dos de cuyas estancias habían vuelto a dormir indigentes.
De manera que el maltrecho bar, cuyo futuro pasa por la demolición para mantener su estructura metálica y habilitar una pérgola, tal y como anunció el concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, después del incendio, permanece ahora clausurado y con el perímetro del lado del cubo principal acordonado por vallas y un cordón policial a la espera de la citada intervención municipal, que carece de fecha de comienzo, o de un giro de última hora que permitiera recuperar el uso hostelero para el que construyó este espacio abandonado durante 17 años y que va a desaparecer precisamente en un momento de expansión urbanística de todo el entorno.
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El bar como tal fue habilitado en el corazón del parque de Las Norias, que surgió lustro después del cierre y posterior abandono de la azucarera Santa Victoria (1991), justo al lado del lago ornamental, que estos días ha sido limpiado también por los operarios municipales, pero nunca encontró un adjudicatario para darle vida desde que este espacio verde, que gira en torno a las aún abandonadas edificaciones industriales, fue inaugurado a bombo y platillo en un lejano 31 de marzo de 2007, en un acto presidido por el entonces alcalde, Francisco Javier León de la Riva, y en el que se celebró un multitudinario concierto de Los Lunnis.
El espacio, que se mantuvo razonablemente bien durante lustros, más allá de sufrir algunas pintadas y rayones en las cristaleras y otros actos vandálicos puntuales, acogió durante años a indigentes que dormían en su porche exterior sin que llegaran a acceder a su interior ni causar mayores problemas. El acceso al interior, por parte de un grupo de, al menos, cuatro personas sin recursos, se produjo entre finales del año pasado y comienzos del presente 2024.
Y fue en la madrugada del pasado 5 de marzo cuando se produjo un incendio que carbonizó el interior y destrozó parte de las cristaleras cuando cuatro personas, dos jóvenes de 22 años y dos varones de 33 y 35, dormían en su interior. Los cuatro, por fortuna, pudieron salir a tiempo. El Ayuntamiento les ofrecería después, y también antes, recursos (albergue, comedor...) para pernoctar que rechazaron. Y tanto fue así que a las pocas semanas, aprovechando que el chasis del quiosco y las estancias del cubo secundario del bar permanecían abiertas de par en par, volvieron a meter colchones y su escasas pertenencias para dormir en su interior.
El Ayuntamiento, al final, puso fin a la ocupación de un espacio municipal, en cualquier caso, inhabitable, tapiando con maderas y chapas las ventanas y cerrando a golpe de ladrillo y cemento las entradas a los espacios destinados en su día a almacén, cocina y baño.
Del cubo acristalado solo se mantendrán, en principio, sus vigas metálicas para habilitar el espacio como pérgola para «dar sombra» en un entorno que carece de ella.
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El parque, entre tanto, continúa a la espera de nuevos inquilinos que den vida a los muros catalogados, y en muy mal estado, de las edificaciones protegidas de la azucarera. El espacio principal de la antigua fábrica cuenta con un proyecto para su reconversión en 36 viviendas colaborativas destinadas a jóvenes, presupuestado en 6,8 millones de euros, pero que ha sido aparcado por la actual Corporación al estar vinculada su construcción al convenio de la integración ferroviaria.
Así que a día de hoy en Las Norias solo se utiliza uno de los dos chalés señoriales de la entrada, ocupado por la Fundación Jorge Guillén, y una nave anexa y un viejo depósito como espacio deportivo (pistas de pádel y rocódromo). Y todo ello en pleno auge de la vecina Ciudad de la Comunicación, en vísperas de la desaparición de la vía férrea de Ariza cuando entre en funcionamiento la variante de mercancías y con varios proyectos, también vinculados al plan de integración ferroviaria, para unir todo el entorno con el otro lado de la vía (hacia La Farola y el Paseo de Zorrilla).
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