Explosión de gas en Valladolid
«Nos ha dado mucha pena acceder, está todo destrozado»Explosión de gas en Valladolid
«Nos ha dado mucha pena acceder, está todo destrozado»No era su vivienda, pero como si lo fuera. No tienen las escrituras porque no son los propietarios, pero durante los últimos diez años, el matrimonio sexagenario Ildefonso Morales y Pilar Arribas han residido siempre en la misma vivienda del número 32 de la calle ... Goya. Hasta que en la noche del 1 de agosto tuvieron que salir del inmueble con lo puesto. A partir de ahí, se asentaron en el hotel Zentral Parque para finalmente encontrar acomodo a la vuelta de la esquina de la que hasta esa fatídica noche fue su casa.
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Un estudio, con cocina, salón, baño y dormitorio, es su nuevo hogar en la plaza Salvador Dalí. No querían abandonar el barrio, aunque ahora tendrán que convivir con la imagen diaria de los desperfectos del que fuera su bloque. Con esa nostalgia y conocedores de que esta semana seguramente sea la última vez que entren en su anterior vivienda, el matrimonio recoge estos días sus últimos enseres. En la mañana de este martes se llevaron gran parte de la ropa de abrigo y la televisión. «Nos ha dado mucha pena acceder, está todo destrozado y se ha caído todo», recalcan Ildefonso y Pilar mientras introducen a granel toda la ropa recuperada en grandes bolsas.
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Se preparan para un invierno que hace un mes veían muy negro. Su frase de cuando residían en el hotel de «¿Dónde me voy, debajo del puente?» se ha resuelto en forma de estudio, aunque la añoranza no ha desaparecido. «Vamos poco a poco», apunta Pilar, aquejada estos días por un lumbago que complica las tareas de la mudanza a la par que recordaba la dificultad de encontrar un piso de alquiler.
«Estuvimos en el hotel hasta finales de agosto. Nos ha costado mucho encontrar una casa porque todas estaban alejadas y eran más caras», recalca la pareja tras una subida a su exvivienda. Porque hace dos meses y medio Pilar e Ildefonso estaban «psicológicamente machacados». Una situación que no se ha atenuado y que ahora se entremezcla con la obligación de dejar su casa de forma repentina. «Ahora, nosotros ya hemos finiquitado aquí», lamenta Pilar antes de sentarse en el banco de enfrente de su nuevo portal para descansar.
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Un parón de la mudanza mientras siente nostalgia de todo lo que deja. «Seguiremos recogiendo lo poco que nos queda. Ya tengo claro que cosas de menaje no las voy a coger. No era nuestra vivienda, pero la sentíamos como tal», concluyen.
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