Hay que retornar hasta el 8 de diciembre de 2014 para vivir una situación similar en Valladolid. Desde entonces no se registraban dos fallecidos por posible asesinato en la provincia, aunque en esta ocasión, en esta semana, se hayan sucedido como dos hechos independientes. El jueves un hijo mataba presuntamente a su madre en La Rondilla y apenas un día más tarde, en Santovenia de Pisuerga, Pablo Antonio Santamaría Herranz terminaba supuestamente con la vida de Dionisio Alonso Pardo y hería de gravedad al teniente militar Pedro Alfonso Casado tras un disparo en la cabeza.
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Hace casi ocho años, el 8 de diciembre, Omar O. mató a cuchilladas a su expareja, Rosa Ana Marcos, y a un amigo de esta, Fernando Legido, tras sorprenderles en la cama desnudos. «¡Yo la amaba, no sé cómo pude hacerla daño. No quiero ni acordarme. Soy un borracho que lo ha perdido todo, a su mujer y a su hija. Quiero morirme!», afirmaba el asesino el día del juicio, en el que le condenaron a casi 27 años de cárcel.
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Después de ese asesinato, los crímenes dieron una tregua a la provincia, que acumuló más de dos años sin fallecidos por asesinato. Esa tendencia se rompió el 9 de abril de 2017 con la muerte de Sebastián V. R. tras recibir veinte cuchilladas y dos ladrillazos, tirando su cadáver al río en Soto de la Medinilla. En agosto del mismo año, Sara, una niña de 4 años, murió a manos del novio de su madre en La Rondilla. El asesino, Roberto Hernández, fue condenado a prisión permanente revisable y su madre, Davinia, a trece años por no impedirlo. La crónica negra de 2017 concluyó el 27 de diciembre con el asesinato de Miguel Ángel López, 'Terre', que mató de una cuchillada al novio de su esposa, de la que se estaba divorciando, en Medina del Campo. Fue condenado a 15 años de prisión.
En 2018 los homicidios se dispararon en Valladolid con el registro de cinco, la cifra más alta junto con los años 2001, 2007 y 2014. El 30 de enero César, de 39 años, mató a su madre, de 73, en Parquesol. El 11 de agosto falleció la transexual Eli después de recibir una brutal paliza junto a Vallsur. El menor fue condenado a seis años de internamiento y libertad vigilada de tres años.
Una semana después, Manuel M. B. la emprendió a tiros con una escopeta en el bar Castrillo-Tejeriego y mató a un vecino, además de herir a otros tres. El 8 de septiembre un joven de 18 años fue detenido por apuñalar al novio de su madre en Nava del Rey. El trágico año se cerró con el crimen de la Circular, donde María Aguña perdió la vida en un intento de robo a su vivienda, en la que los implicados la amordazaron. Recientemente, el TSJ les ha condenado a 11 años y medio de prisión por homicidio.
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Una muerte que dejó a la provincia sin homicidios durante un año y medio, hasta que el 16 de abril de 2020, en plena pandemia, apareció el cuerpo sin vida de David Hernández en Laguna de Duero. Dos cuchilladas en el costado, golpes por el cuerpo y un traumatismo mortal en la cabeza sesgaron la vida de un joven en un crimen que sigue bajo secreto de sumario y sin resolverse.
2021 tampoco se puede considerar un buen ejercicio. Dos mujeres fueron asesinadas en la capital en sendos casos de violencia doméstica. El 21 de febrero se encontró en una modesta pensión de la calle Montero Calvo el cadáver de una mujer chilena de 41 años. Fueron sus compañeros de alojamiento los que avisaron de que llevaban días sin verla. Una primera autopsia determinó que llevaba un par de semanas muerta y que pudo fallecer por causas naturales.
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Nada más lejos de la realidad. Las investigaciones policiales determinaron, después de tres autopsias, que la muerte se produjo probablemente por asfixia. En la reconstrucción de sus últimos movimientos quedó claro que la víctima se había alojado en el establecimiento a finales de enero junto a un hombre de 45 años con el que mantenía una relación sentimental.
El varón abandonó la pensión el 4 de febrero de forma precipitada. Diecisiete días después se hallaron los restos de la mujer, ya en estado de descomposición. Dos meses después, el hombre J. A. S., fue detenido en la localidad navarra de Tudela donde convivía con una nueva pareja.
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El verano oficial arrancó con otro crimen machista incluso más tétrico. Un hombre de mediana edad mató a puñaladas a su mujer delante de sus dos hijas adolescentes en un chalé de la urbanización Santa Ana (Camino Viejo de Simancas). El varón trató de quitarse la vida después de asestar los cortes mortales en el tórax de su mujer.
Uno de los crímenes que más fallecidos dejó en la provincia sucedió el 15 de agosto de 2011 en Boecillo, donde la cuidadora Graciela Lylian Baravran asfixió a tres niños con discapacidad, de 14, 9 y 3 años, en una casa de acogida.
La monitora de un centro de acogida de niños discapacitados que la ONG Mensajeros de la Paz tiene en la localidad de Boecillo fue detenida un día más tarde por la Guardia Civil después de que se localizasen los cadáveres de tres niños que estaban bajo su custodia.
Los fallecidos fueron D. G. C., nacido en Salamanca; M. A. S. C, en Burgos, y el guineano de Malabo, D. E. Q., y tenían un grado de movilidad reducida que estaba fijado entre el 70% y el 90%.
La mujer que estaba al cuidado de los niños por la noche fue hallada en una bañera con el grifo abierto y con heridas en la cabeza, las muñecas y cuello, por lo que su compañera, sin sospechar inicialmente la tragedia, alertó al Servicio de Emergencia 112 para que acudiesen a atender un posible intento de suicidio.
La monitora llevaba trabajando cerca de cinco años para Mensajeros de la Paz y había estado en otras sedes de esta ONG. Hace año y medio, la Fundación trasladó a los pequeños que tenía asignados por la Junta de Castilla y León hasta este chalé de Boecillo, que fue acondicionado con equipos para este tipo de pacientes con minusvalías.
Al parecer fue la hija mayor, de 19 años, la que presenció el ataque y la que pudo llamar a los servicios de emergencias.
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La víctima, África Cuadrado, de 55 años y su marido, José Javier C. F., estaban en trámites de separación. De hecho vivían en plantas diferentes dentro del adosado familiar. Al parecer una discusión precipitó la tragedia.
Y en 2022, sin contar el caso de Esther López, que continúa sin esclarecerse, dejaba un balance sin fallecidos hasta esta semana con los crímenes en La Rondilla y Santovenia.
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