Trabajadores en una obra en la mañana de este miércoles, el día más caluroso en lo que va de año. J. C. Castillo
Ola de calor

La construcción lamenta el 'no' a la propuesta de adelantar el horario de las obras a las 6:30 horas

El sector echa en falta una normativa única y detallada para trabajar a temperaturas extremas

M. J. Pascual

Valladolid

Jueves, 10 de agosto 2023, 00:01

Con el termómetro rozando los 40 grados en la jornada de más calor del año, a las cuatro de la tarde, cuando se supone que los trabajadores de la construcción habrían rematado el trabajo del día, este miércoles todavía se veía faenar a obreros de ... algunas nuevas promociones de la Ciudad de la Comunicación de Valladolid. Pero lo normal, apunta Manuel Brizuela, vicepresidente de la Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción, es que se cumpla el horario continuado de verano estipulado, de 8:00 a 16:00 horas, con parada de media hora para almorzar. Sobre las medidas para proteger a los trabajadores de golpes de calor, indica este constructor que la normativa se reduce a meras recomendaciones genéricas y resulta muy ambigua en su aplicación, porque no detalla expresamente ni a qué temperatura, ni en qué desempeños, ni qué tipo de medidas. «Sería necesario una normativa única para todos y tan detallada como con los sistemas de prevención de accidentes por precipitación en las obras», indica. «Me temo que hasta que no fallezca alguien por un golpe de calor, no habrá una regulación específica en materia para prevención en materia de meteorología extrema; hasta ahora son brindis al sol».

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Aveco no ha emitido ninguna guía al respecto para sus asociados y deja al «sentido común» de contratistas y trabajadores las medidas para paliar los efectos de las elevadas temperaturas a partir de los 36 grados, aunque estas no inciden de igual manera en todos los oficios relacionados con las obras. Por lo general, explica Brizuela, de la prevención de riesgos laborales se ocupa el coordinador de seguridad de la obra y los servicios de prevención de las empresas, que elaboran sus propios planes específicos para cada promoción, así que «no hay un estándar normativo». Cada empresa funciona de una manera para proteger de la ola de calor a sus trabajadores: paradas de diez minutos para descansar a la sombra y beber agua cada hora u hora y media, lonas móviles para quitar el sol. Y alguna hay, como el caso de una promoción de viviendas en Palencia, que además de fuentes de agua en cada piso, en los pilares de cada planta tiene instalado, a disposición de los obreros, un expendedor de crema de protección solar.

La idea inicial, apoyada también por muchos trabajadores, de adelantar la jornada laboral en las obras a las 6:30 horas de la mañana para evitar las horas de mayor calor y riesgo de insolación finalmente no prosperó. Se consideró «inviable porque vulnera la ordenanza municipal, que impide hacer ruido antes las 8:00 horas, habría que pedir permisos y además te expones a que te denuncie algún vecino». Así que el sector deja «al sentido común» la protección contra las temperaturas extremas. «Tampoco es igual trabajar en un sótano, donde hace fresco, y en altura, donde corre el aire, que haciendo un encofrado o desencofrado. Pero no estamos más expuestos que los que están asfaltando carreteras y soportan temperaturas de 50 o 60 grados y tienen que quitarse el casco, que no hay quien lo soporte, y ponerse un sombrero de paja. Siempre se trabaja en verano y las temperaturas de 40 grados en Castilla no es algo que nos sorprenda; veranos a esas temperaturas las hemos vivido toda la vida«, concluye este constructor.

La Plaza Mayor de Valladolid, desierta y con las terrazas vacías, a las 16:00 horas. Alberto Mingueza

En otro sector, el de la hostelería, con las temperaturas exageradas, las terrazas «las regula el propio cliente, que las deja completamente vacías», ironizan desde la Asociación Provincia de Empresarios de Hostelería. En este sentido, indican que «cada empresa sabe como gestionar su terraza, dónde da la sombra, cómo colocar sombrillas y toldos» y, respecto del personal, «los camareros que están en la barra normalmente no están en terraza, y se hidratan continuamente, no hay problema, están bien cuidados y protegidos», sostiene el portavoz del colectivo.

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Así, las elevadas temperaturas, señala, «repercuten directamente en que la gente no va a ir a las terrazas, no porque el empresario no ponga los medios. Lo de hoy (por los 40 grados) escapa de todas las fórmulas empresariales, el hostelero no puede gestionar el tiempo adverso». Y eso que muchos han invertido en el mobiliario exterior, con gruesos toldos, sombrillas de cuatro por cuatro y pulverizadores de agua. «Las terrazas no son lo de antes y los trabajadores de terraza están perfectamente respaldados y cuidados», insiste el representante de la asociación hostelera. De cualquier forma, apostilla, con estos calores, cuando empiezan a funcionar las terrazas «es a partir de las diez de la noche y entonces se sobrelleva bien».

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