![Tejados nevados del barrio de la Rondilla, este jueves.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202302/26/media/cortadas/comunidades-k4YE-U190740250795fPC-624x385@El%20Norte.jpg)
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Este invierno no les ha pillado por sorpresa. Se lo esperaban y eso ha propiciado que la situación se haya digerido con más naturalidad y con un leve levantamiento de los hombros con un 'esto es lo que hay'. Y lo que hay es ... que las comunidades de vecinos han vuelto a lidiar este invierno con subidas de cuotas o derramas para hacer frente a las derivas de la crisis energética, impulsada, entre otros asuntos, por la guerra en Ucrania.
Si el año pasado se estimaba que el 75% de las comunidades de vecinos de Valladolid se habían visto obligados a subir las cuantías, este año la cifra es similar. Así lo detalla el presidente de los administradores de fincas de Castilla y León, Salvador Díez Lloris. «Ya no ha pillado por sorpresa. Las comunidades han previsto la situación y así, este enero, no han tenido que hacer un desembolso mayor. Ha estado más programado, más diluido y menos agudo, pero el esfuerzo es el mismo», recalca.
Y ese esfuerzo se ha hecho principalmente en los meses de verano, cuando se convivía con el precio de las energías desorbitados, pero con el botón de 'off' en las calderas dado. «La subida el invierno pasado fue de repente. Pagábamos 100 euros, por poner un ejemplo, y pasamos a abonar 200 de cuotas mensuales. Veníamos del covid y no tuvimos juntas. Este año ya ha habido reuniones y se ha analizado la situación. Se ha hecho el ajuste en lo económico con una gran política de ahorro. Las comunidades que no lo hicieron el año pasado, que fueron las que tenían un buen contrato o recursos propios, lo han tenido que hacer este. Hemos tenido clientes pagando a 4 céntimos de euro el kilovatio/hora y la comunidad de al lado a 20 céntimos. Ahora esos contratos ya no existen y la media está en unos 8 céntimos por comunidad», analiza el presidente regional.
Una subida de precios que se ha paliado con medidas de ahorro para amortiguar las collejas de la crisis. Y ahí no ha habido discusión, el 100% de las comunidades cerrado el grifo de la calefacción para hacer frente a los pagos. «Al final eso es pérdida de calidad de vida. Hay gente que lo ha pasado mal, no vamos a ponernos una venda en el ojo. Con un precio contenido y los esfuerzos económicos particulares, se ha pasado el invierno. Hay que valorar a las personas mayores, que lo han asumido con naturalidad, pero con pocas ganas. Hay casos de que hay comunidades que han pasado de un servicio de 8 o 10 horas diarias a cuatro. La reducción es tremenda. Si se analiza es antieconómico, porque se deja bajar mucho la temperatura del agua», explica Díez Lloris.
Una situación que ha destapado el bote de las quejas a presidentes y administradores de fincas. «A nadie nos gusta pagar más. Hemos recibido muchas protestas. Esta es una gota más que estamos padeciendo con el proceso inflacionario. Al final, como nos tienen a tiro, se quejan por todo. Las reuniones son complicadas. Uno tiene la sensación de que la macroeconomía va por un lado y por otro va la realidad. Por un lado se habla de las cifras del paro, pero el día a día es complicado. Cuando sube la luz no vas a una energética para pelearte y a protestar, pero cuando sube la comunidad o se quitan servicios o el proceso se complica», manifiesta Salvador Díez Lloris.
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Luis Javier González
Con un funcionamiento de las calderas reducido a la mitad este año, desde el Colegio de Administradores de Fincas insisten en la importancia de que se dejen aconsejar por el técnico del mantenimiento «porque es el que mejor conoce la instalación y el que mejor puede analizar lo más conveniente para ese edificio». Además, hacen hincapié en la instalación de los contadores individuales, «porque además de ser obligatorio es beneficioso para reducir los problemas en el seno de la comunidad». Y por último, recalcan que utilicen el servicio con la mayor prudencia. «Hay años en los que la calefacción está encendida en mayo. Este año, si mejora el tiempo, será innecesario que en marzo siga funcionando la calefacción. Eso de tener los radiadores calientes en abril y mayo se va a acabar», prosigue Llopis.
Eso sí, una falta de servicios que de momento no han perjudicado a los propietarios con piscina. «Ahí no se han tomado medidas drásticas. Con el verano que hemos tenido...», concluye el presidente regional.
Si alguna comunidad está sufriendo más son las que aún no cuentan con contadores individuales. «Donde se han colocado, aunque las tarifas son las mismas, la repercusión para la comunidad es menor», destaca el presidente regional de administradores de fincas, Salvador Díez Lloris, quien incide en que la mayoría de los edificios ya han solicitado la instalación de estos aparatos de regulación. «Quedan muy pocas comunidades sin contar con ellos. Hay mucha demanda para colocarlos y de momento no se están viendo inspecciones ni multas en los domicilios», concluye.
Y entre los ejemplos de las comunidades que han tenido que hacer frente a la subida de cuota se encuentra la ubicada en el número 39 de la calle Amor de Dios, en el barrio de la Rondilla. Allí, el presidente de la comunidad, Fernando Vicente, acude al cuarto de calderas con su bolígrafo y su particular excel manual. Toma todos los días las lecturas del contador y extrapola esos números en el gasto diario de calentar un bloque con 70 viviendas y dos locales comerciales.
Multiplica por el coeficiente para pasar el gas a kilovatios y luego repite operación con el precio. Con ese escrupuloso seguimiento ha sacado sus primeras conclusiones y ha servido para subir las cuotas unos 10 euros. «Y eso que hemos reducido las horas de calefacción ostensiblemente. El año pasado teníamos encendida la caldera alrededor de diez u once horas. Este año hemos oscilado entre las cinco y las ocho horas. A pesar de todo el gasto ha aumentado. Hay día que tener calor en todo el edificio nos sale por 320 euros; en cambio los días que mejor temperatura exterior hemos tenido nos hemos quedado en torno a los 220 euros», detalla Fernando Vicente.
Eso, en gasto mensual, se traduce en pasar de 4.000 euros al mes a cerca de los 6.000 por calentar las viviendas.
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Y todo eso para salvar unas posibles derramas eventuales. «Las hemos librado de momento, pero vamos con el dinero justo para este invierno. Confiemos en las temperaturas, pero el colchón económico que teníamos hace un año (100.000 euros) ha desaparecido por este motivo y unas obras», añade Vicente sin separarse de sus hojas manuscritas.
Precisamente, esta comunidad ha sido una de las últimas en instalar los contadores individuales en las viviendas. «Entrarán en funcionamiento el próximo invierno. Veremos si realmente se nota ese ahorro. Lo que está más claro es que será más justo para cada vecino. Tendremos que sacar las conclusiones en 2024», concluye Fernando Vicente, que pretende seguir con su práctica de anotaciones durante las próximas semanas. «Para gestionar una comunidad hay que estar presente todos los días del año. Así lo entiendo yo», concluye mientras apunta la lectura del día anterior.
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