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Estrenaron las calderas de biomasa en noviembre de 2021 y desde entonces todo ha sido «tranquilidad», aunque alguna reparación de mantenimiento les ha tocado efectuar. La comunidad de vecinos de la calle Miguel Sebastián Herrador, compuesta por 220 viviendas, convive conectada a la red de calor ... de Huerta del Rey desde hace más de un año y este ha sido el primer invierno completo alejados de los vaivenes de la crisis energética. No poseen cifras concretas (las presentarán próximamente en una junta de vecinos), pero son sabedores de que estos meses se han ahorrado mucho dinero. «Hemos hecho las cuentas de lo que gastamos en el 21-22 y con la biomasa hemos ahorrado un montón. Hemos gastado menos que con gas y eso nos ha permitido no subir las cuotas, a pesar de incluir el contrato de mantenimiento de la calefacción, el contrato de mantenimiento de todo esto que hemos puesto nuevo, que son grupos de presión para agua fría y agua caliente, las reparaciones y encima seguimos con un superávit bastante importante. La biomasa la tengo como un valor predominante», recalca el presidente de la comunidad de vecinos, Javier Santander.
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Y todos esos beneficios que no desvela Santander se traducen en una merma de los gastos de cada propietario, a pesar de que esa idea aún no se la ha trasmitido a los vecinos de esas 220 viviendas. «Ahora mismo cada dueño estaba pagando 0,67 euros en 2022 por metro cuadrado de vivienda a nivel de calefacción y ahora lo vamos a pasar a 0,55, con el IVA incluido. Además, el agua caliente se estaba pagando por mantenimiento y consumo 10 euros el metro cúbico consumido y ahora lo fusionamos en 5 euros. La rebaja que hemos obtenido aquí la aplicamos en cada propietario», añade.
Y todo esto con unas cuotas de comunidad que superan ligeramente los 100 euros y que no se han modificado durante la crisis energética. «Lo que realmente nos ha dado la biomasa ha sido tranquilidad durante todo este tiempo», continúa mientras dirige la mirada hacia Carlos Fernández, jefe de mantenimientos de los diez bloques de esta comunidad de propietarios.
Se le ve tranquilo cuando habla de las bondades de el intercambiador que ha dejado atrás a las dos calderas de gas que tenían en un cuarto subterráneo. «No me da quebraderos de cabeza», ensalza Carlos Fernández.
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Por su parte, el precio pactado con la empresa Termoservicio (ha gestionado el enganche con la red de Somacyl) se han mantenido durante este tiempo. «Firmamos a 0,035 euros el kilovatio, ahora estamos en segundo año a 0,038 y el tercer año es cuando entrará en juego el IPC, más un tanto por ciento pequeñito, pero de momento los dos primeros años que era cuando teníamos que ver si era rentable, a parte de que estamos amortizando la estación, es muy satisfactorio. Sobre todo estamos muy tranquilos, salvo cuatro averías de la válvula de distribución, no tenemos preocupaciones de si el gas sube o la caldera se estropea. Te olvidas de todo eso», concluye el presidente de la comunidad mientras el jefe de mantenimiento asiente con una sonrisa en la boca y se pone manos a la obra con otros asuntos.
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